Rescatan la historia de quienes creyeron que Altamira no podía estar sola

  • Santander.- Convencidos de que Altamira no podía ser la única cueva con pinturas prehistóricas, un puñado de pioneros emprendió en 1902 una búsqueda por Cantabria que acabó sentando las bases de toda una ciencia y legó para la posteridad grutas que hoy son patrimonio de la humanidad. Sus sucesores del siglo XXI han rescatado ahora la colección de fotografías que narra su historia.

Rescatan la historia de quienes creyeron que Altamira no podía estar sola
Rescatan la historia de quienes creyeron que Altamira no podía estar sola

Santander.- Convencidos de que Altamira no podía ser la única cueva con pinturas prehistóricas, un puñado de pioneros emprendió en 1902 una búsqueda por Cantabria que acabó sentando las bases de toda una ciencia y legó para la posteridad grutas que hoy son patrimonio de la humanidad. Sus sucesores del siglo XXI han rescatado ahora la colección de fotografías que narra su historia.

El Gobierno de Cantabria firmará esta tarde con el Instituto de Paleontología Humana de París el convenio que formaliza el trabajo que ambas instituciones vienen realizando desde hace tiempo para digitalizar las más de 2.000 placas de fotografía que se tomaron entre 1902 y 1913 en las excavaciones de las cuevas del Castillo, Altamira, la Pasiega, Hornos de la Peña o Covalanas, entre otras.

Esas excavaciones reunieron pioneros de la arqueología prehistórica como el alemán Hugo Obermaier, el francés Henri Breuil y los españoles Hermilio Alcalde del Río y Lorenzo Sierra, con el patrocinio del Príncipe Alberto de Mónaco, y en 1910 condujeron a la fundación del Instituto de Paleontología Humana de París.

"Esos trabajos supusieron el nacimiento de la arqueología prehistórica en Europa. El Castillo, la Pasiega y Altamira fueron las tres cuevas sobre las que se construyó la ciencia a principios de siglo", han relatado hoy el director del Museo Prehistórico de Cantabria, Pedro Fernández Vega, y el coordinador de las cuevas prehistóricas de la comunidad autónoma, Marcos García Díez.

El primer testimonio con arte rupestre del Paleolítico se había hallado en Altamira dos décadas antes de todas esas excavaciones, pero gran parte de los científicos de la época no reconocieron su autenticidad hasta 1902, cuando el prehistoriador francés Émile Cartailhac admitió por escrito que se había equivocado al despreciar el descubrimiento de Marcelino Sanz de Sautuola.

Una exposición que inauguran hoy el Gobierno de Cantabria, el Instituto de Paleontología Humana de París y la Fundación Alberto I de Mónaco refleja los descubrimientos que se sucedieron en los diez años siguientes, cuando Alcalde del Río, el director de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, se dijo a sí mismo que, si Altamira era auténtica, no podía ser la única cueva con pinturas y se puso a buscar más.

A él y a Lorenzo Sierra se deben los descubrimientos de gran parte de las cuevas con arte rupestre de Cantabria, que luego estudiaron junto con Breuil, Obermaier y otros expertos europeos, según narra la exposición "Las Cavernas de la Región Cantábrica", que tras Santander se mostrará en París y Mónaco.

La exposición recrea, con estética decimonónica y todo tipo de elementos audiovisuales, cómo fueron los trabajos de aquellos pioneros, pero uno de sus principales atractivos es la colección de fotografías de la época que se han rescatado de varios archivos franceses sobre sus excavaciones y las pinturas de las cuevas.

El Gobierno de Cantabria ha digitalizado todas esas imágenes en colaboración con el Instituto de Paleontología Humana de París, en un proyecto al que pretende dar continuidad para generar un archivo digital de imágenes y documentos sobre todos los trabajos realizados en las cuevas de la región desde el descubrimiento de Altamira.

El consejero de Cultura de Cantabria, Javier López Marcano, ha destacado hoy que el trabajo de aquellos pioneros y la visión de personalidades como Alberto de Mónaco permitió que se entendiera la importancia que tenían las cuevas de arte rupestre del norte de España, declaradas desde 2008 patrimonio de la humanidad.

José María Rodríguez

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