El Archivo Histórico Provincial dedica su Documento del Mes a la calle Larios, en su 125 aniversario

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EUROPA PRESS
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Entre ellos, se encuentra el convenio de colaboración entre la Casa Hijos de Martín Larios y el Ayuntamiento de Málaga para la construcción de la calle Larios, del año 1887. Este Documento del Mes ha sido presentado por la delegada de Cultura, Monsalud Bautista, acompañada del profesor Fernando Arcas.

En este sentido, la delegada ha reseñado que la calle Larios es, desde su construcción al día de hoy, "un emblema de Málaga, así como un lugar de encuentro de los vecinos de la capital pero también de muchos residentes de los pueblos de la provincia para hacer las compras, particularmente en épocas como la Navidad, o pasear, y es igualmente una ventana de la ciudad con sus diversas actividades, comerciales, mercantiles y profesionales".

Asimismo, ha expresado que esta muestra pone de manifiesto que los documentos conservados en los archivos "son testimonio para la historia en general", pero también para un hecho o un elemento particular como, en este caso, la calle Larios.

Por su parte, Arcas ha recordado el hito que en su momento supuso la apertura de la calle Larios, promovida por la burguesía malagueña, y en concreto por la familia Larios, haciendo un recorrido de todos los acontecimientos que en esta arteria de la ciudad se han vivido.

Una calle, según ha indicado, que ha visto pasar por ella desde los acontecimientos burgueses, las reivindicaciones obreras, los desfiles de militares, la salida de los soldados reclutas hacia las guerras de 1898 y africanas y las manifestaciones de la transición.

En este sentido, Bautista también ha recordado que calle Larios fue el escenario para la reivindicación de la plataforma ciudadana que solicitó que la Aduana fuera la sede del Museo de Málaga, lo que se conmemorará el día 12 con la apertura del museo.

ANTECEDENTES CALLE LARIOS

La calle Larios nació por "una imperiosa necesidad" de ordenar y regenerar el centro de Málaga dentro de una visión general que recorría el urbanismo en España.

Los factores que determinaron promover este cambio eran, sobre todo, evitar las frecuentes epidemias que surgían en este núcleo de la ciudad debido a la pésima ventilación por el cerramiento que sufrían las calles; frenar el deterioro urbano y arquitectónico que esta zona de Málaga padecía; y erradicar las actividades delictivas que se sucedían en las tabernas antihigiénicas que existían en los alrededores.

PLANIFICACIÓN URBANÍSTICA

Las obras de la calle Larios comenzaron el 15 de mayo de 1887 y duraron cuatro años. Un total de 1.200 albañiles, canteros, plomeros, carpinteros, ferrallistas y trabajadores de otras especialidades, relacionadas con el gremio de la construcción, hicieron posible que el "ambicioso" proyecto.

El arquitecto Eduardo Strachan dirigió, de manera personal, a los obreros contratados por José Hidalgo Espíldora, maestro concesionario, quien supo ceñirse al modelo de organización que impuso desde los primeros momentos el arquitecto.

Las 12 manzanas que se alinearon a lo largo de la vía fueron revelando, aún antes de que la obra estuviera totalmente terminada, la singularidad de la calle que se estaba construyendo desde la plaza de la Constitución a la calle Martínez con salida a la Alameda Principal, en cuya rotonda la ciudad elevaría, más tarde, el monumento de gratitud a la Casa Larios, representada en la persona de don Manuel Domingo Larios, segundo marqués de este título.

Una de las mayores singularidades de calle Larios fue el entarugado de la misma, es decir, una calle con parqué, por lo que se prohibió el estacionamiento y el paso por ella de cualquier tipo de carruaje, entonces de tracción animal.

No obstante, dicho entarugado duró poco ya que debido a la riada de 1907 y a la inundación de esta zona del centro de Málaga saltaron los tableros, que fueron sustituidos por adoquines. El alumbrado estuvo conformado por 30 farolas de gas hasta que en 1897 llegó la luz eléctrica. El primer local de la calle elegido para inaugurar el nuevo alumbrado fue El Liceo.

Así, calle Larios fue inaugurada el 27 de agosto de 1891, por el alcalde de Málaga, Sebastián Souviron, y la calle se convirtió en la principal artería de Málaga y referente de los festejos y eventos de la ciudad.

Durante la Guerra Civil sufrió importantes daños que fueron restaurados y reparados, a principios de los años 50, por el arquitecto Guerrero Strachan, descendiente del arquitecto director del proyecto original.

PARTICIPACIÓN DE EMPRESAS EN LA CONSTRUCCIÓN

El día 15 de mayo de 1887 comenzaron las obras de la nueva calle que unió la plaza de la Constitución con la Alameda. La ciudad no había conocido hasta entonces una actividad de renovación urbanística semejante, pero hasta comenzar las obras hubo una serie de vicisitudes.

El alcalde de Málaga, José Alarcón Luján, presentó al Ayuntamiento un proyecto de creación de la que iba a ser calle Larios. La construcción de la nueva calle suponía un desembolso que el Ayuntamiento no podía sufragar debido al gran número de viviendas que debían ser expropiadas y, además, no contaba en las arcas municipales con un presupuesto suficiente para ello.

Así, el 1 de mayo de 1880 el Ayuntamiento publicó las bases de una sociedad anónima para promover la construcción de calle Larios. El capital social inicial se distribuyó en 40 acciones, que fueron adquiridas por la Sociedad Hijos de Manuel Heredia, Hijos de Martín Larios, Antonio Campos Garín, Jorge Loring y Simón Castel.

El problema de las expropiaciones fue laborioso hasta que Antonio Jiménez Astorga, apoderado de la familia Larios, se presentó ante el alcalde Liborio García, con las escrituras de todas las fincas expropiadas por Casa Larios que astutamente había ido adquiriendo. De esta forma, nace el "absoluto protagonismo" de la familia Larios en la construcción de la nueva calle.

COMERCIOS TRADICIONALES

La respuesta del comercio y de los profesionales liberales de la ciudad con respecto a la calle Larios no fue en principio demasiado rápida, pues hasta bien entrado el primer decenio del siglo XX no se constata la existencia de establecimientos hoteleros, mercantiles, oficinas de negocios y despachos profesionales.

El Liceo y el Círculo Mercantil, entre 1893 y 1896, fueron las primeras instituciones culturales que se establecieron en la ya principal arteria local. Otros negocios que se instalaron poco a poco fueron los bares y cafés más distinguidos, tratándose del Parisién, Imperial e Inglés.

También se establecieron empresas aseguradoras: Guillermo Alquer, Palatine Fire Office, Comercial Unión Assurance Company Limited, Unión Marine Inc. y la Greshan; un estanco, el único de la calle, que se abrió en 1906; las dos primeras tiendas de ropa y quincalla, que fueron las de Francisco Lara Garijo y Manuel Romero Alejandro; dos sombrererías, la de José Ruiz Sánchez y la de Villamor; una librería propiedad de Enrique Rivas Beltrán; tres hoteles, Niza, Inglés y Victoria; una imprenta propiedad de Miguel Jimena; y un salón-estudio fotográfico 'El Louvre' de Agustín Sánchez Morales.

Poco a poco en la década de los años 30 del siglo XX había ya un número importante de despachos de abogados y consultas de médicos, y también estaban ya allí la farmacia Mata Vergel, la cafetería Cosmopolita, los almacenes de Gómez Hermanos, la sedería Masó y la horchatería Mira, entre otros comercios que alcanzaron popularidad.

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