El Prado reúne en una sala sus retratos infantiles del periodo isabelino y muestra una reciente adquisición

En concreto, esta muestra está compuesta por ocho obras, realizadas entre 1842 y 1855, entre las que se encuentra 'Luisa de Prat y Gandiola, luego marquesa de Barbançon', de Vicente López Portaña (1722-1850); 'Niña sentada en un paisaje', de Rafael Tegeo Díaz (1798-1856); 'Isabel Aragón Rey', de Luis Ferrant y Llausás (1806-1868).

Asimismo, también se exponen en la sala 60 --Sala de presentación de colecciones del siglo XIX-- las obras 'Manuel Matilde Álvarez Amorós', de Joaquín Espalter y Rull (1809-1880); 'Federico Flórez y Márquez', de Federico Madrazo y Kuntz (1815-1894).

La exposición se completa asimismo con el retrato de Raimundo Roberto y Fernando José 'hijos de S.A.R. la infanta Josefa Fernanda de Borbón', obra de Antonio María Esquivel, que ha sido adquirida recientemente y que resulta realmente singular en el panorama de la pintura romántica.

Según ha explicado en rueda de prensa el director adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado, Miguel Falomir, esta obra ha sido adquirida por 60.000 euros a la galería Caylus y no ha sido necesario arreglar nada porque se encontraba en un estado "extraordinario", además de estar "excelentemente" documentada.

Falomir ha señalado que el tema de la infancia fue muy importante en un momento del siglo XIX que muestra una sensibilidad hacia la primera etapa del hombre y que sirve para reflexionar acerca de cómo los retratistas españoles lo plasmaron en aquel momento.

INOCENCIA, ESPONTANEIDAD Y GRACIA

Por su parte, jefe del Área de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado, Javier Barón, ha indicado que gracias a esta exposición se podrá ver obras que por falta de espacio no se pueden ver habitualmente en el museo.

En el caso de la obra de Raimundo Roberto y Fernando José, ha explicado que la infancia se convirtió en un tema de moda en el romanticismo, cuando las virtudes del niño, como son la inocencia, la espontaneidad o la gracia, convierten esta etapa de la humanidad en una etapa privilegiada. "El niño no está contaminado por el lado oscuro de la civilización, se le representa junto a la naturaleza", ha indicado.

Ese es el caso de la obra adquirida, en la que los niños aparecen vestidos con pieles de animales, liberando de la cautividad a unos jilgueros, junto a un perro cuyo collar tiene escrita la palabra "libero", según ha agregado.