Tadanori Yamaguchi expone en Madrid la "Confrontación" de la vida

  • En el bosque de Candás y en otros espacios naturales de Asturias se pueden ver las esculturas del japonés Tadanori Yamaguchi, al que dedicó una exposición este verano el Museo de Bellas Artes de Oviedo. Diecisiete años después de vivir en España, su obra llega a la prestigiosa Galería Marlborough.

Concha Tejedor

Madrid, 9 nov.-En el bosque de Candás y en otros espacios naturales de Asturias se pueden ver las esculturas del japonés Tadanori Yamaguchi, al que dedicó una exposición este verano el Museo de Bellas Artes de Oviedo. Diecisiete años después de vivir en España, su obra llega a la prestigiosa Galería Marlborough.

"Arte, vida y muerte son tres pilares fundamentales en mi obra -manifiesta a EFE el artista- porque aprendemos tanto de la vida como de la muerte. Cuando realizo una pieza le transmito mi fuerza, mi ideología, mi tiempo, le aporto vida; a la vez, le arranco trozos que hacen que la despoje poco a poco de vida. Pero finalmente cuando algo ya esta creado tiene vida nuevamente".

"Confrontación" es el título elegido para mostrar hasta el próximo mes de diciembre sus esculturas en la madrileña Marlborough, siete esferas talladas en mármol de Carrara, piedra de Calatorao y por primera vez una en aluminio, junto con trece dibujos a tinta sobre papel.

"El nombre hace referencia a la acción de poner una cosa frente a otra para averiguar la verdad o falsedad de ambas. "Con mis piezas -explica- pretendo ese diálogo, esa interacción entre las propias piezas y entre las piezas y el público".

El granito negro indio, el mármol de Carrara y la piedra de Calatorao, formada hace cien millones de años, materiales duros y nobles, son los elegidos por el artista para sus esculturas con las que crea espacios poéticos, en los que fluye la energía y se percibe el silencio.

"Cuando un material es duro, tienes que estar frente a él durante mucho tiempo, por lo tanto es como un espejo, me veo a mi mismo, veo mis pensamientos, mis debilidades, mis fortalezas".

Este intercambio de energía entre el escultor y la obra es fundamental para Yamaguchi. "Me interesa -precisa- el elemento espiritual de la materia, el vínculo que se establece entre el escultor y la obra, ese intercambio de energía, la capacidad para obrar y transformar. Todo ese acto que se mantiene en secreto y que de algún modo nos une para siempre".

El artista talla sus esculturas con el proceso denominado "hatsuru", lento y casi ritual, con el que logra crear, con el martillo y el cincel, arrancando trozos del bloque pétreo, hermosas formas a partir de la dureza y la energía de cada pieza.

"El hatsuru es un verbo japonés algo antiguo, que se utiliza en el argot del oficio de cantería; es el acto de medir la resistencia de la piedra y la propia fuerza, la captación de las particularidades de la materia, es un diálogo ente el tallador y la piedra", cuenta Yamaguchi.

Las siete esculturas, tres blancas y dos negras, que presenta hasta el próximo mes de diciembre en la Marlborough, evocan rasgos o fenómenos de la naturaleza, como por ejemplo "Solidificación Blanca" y "Erosión del desierto", que aluden a los diferentes estados que puede presentar el agua, como la congelación y la evaporación.

La muestra incluye también trece dibujos a tinta sobre papel, cientos y delicados trazos inspirados en la "Segmentación celular", el origen de la vida, por el que sintió gran inquietud a raíz del nacimiento de su hija.

"Intento transmitir -dice- la belleza de la naturaleza, que está presente pero no le damos importancia, no nos paramos a deleitarnos con ella. En nuestra sociedad todo pasa rápido, todo es inmediato. Creo que nos debemos una pausa para analizar, estudiar y disfrutar de las cosas; ese momento es importante porque pensamos y sentimos la existencia".

La presentación de las piezas, así como el espacio donde van a ser expuestas, son fundamentales para el artista, que considera que el soporte es parte de la pieza, lo concibe como un todo global. "Me enfrento a un espacio y a un material a la vez".

Tadanori Yamaguchi estudió en la Universidad de Kyoto y allí realizó sus primeros trabajos con otros escultores y arquitectos. Reconoce influencias de dos escultores fundamentalmente Isamu Noguchi, que "supo como nadie transmitir el espíritu de los materiales" y Richard Serra, cuya obra "desprende mucha fuerza y rotundidad con una belleza sublime".

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