Una exposición ofrece el contexto global de la Guerra de Sucesión en el XVIII

  • La exposición "El mundo de 1714" ofrece desde hoy en el Museo de Historia de Barcelona (Muhba) un retrato de cómo era el mundo cuando estalló la Guerra de Sucesión española, "una guerra esencialmente europea", ha subrayado la comisaria de la muestra, Clàudia Pujol.

Barcelona, 19 dic.- La exposición "El mundo de 1714" ofrece desde hoy en el Museo de Historia de Barcelona (Muhba) un retrato de cómo era el mundo cuando estalló la Guerra de Sucesión española, "una guerra esencialmente europea", ha subrayado la comisaria de la muestra, Clàudia Pujol.

Pujol ha explicado hoy en la presentación que "en el siglo XVIII el mundo estaba plenamente globalizado, con un centro de gravedad que no era Europa todavía, sino Asia, especialmente India y China, adonde iba a parar gran parte de la plata americana".

En este contexto, los europeos competían en una "economía mundial dominada por las manufacturas asiáticas, como pasa hoy", y la competencia entre estados estimuló la expansión ultramarina, controlada desde el siglo XV por Portugal y Castilla.

De este modo, potencias emergentes como Holanda, Francia o Inglaterra comenzaban a competir con los portugueses en Asia y con los españoles en América, un contexto que alumbró la Europa moderna, que tiene, según la comisaria, una fecha clave: "1648 y la paz de Westfalia", que "acabó con el modelo feudal de poder total del rey y del Papa e inició un nuevo equilibrio en Europa".

La exposición retrata en esa primera parte la pérdida de influencia del Mediterráneo en favor del Atlántico, la revolución científica con nombres tan ilustres como Newton o Leibniz y la expansión del Barroco por Europa, "como ámbito de representación de ese poder absoluto".

Sin embargo, a finales del XVII ese equilibrio se rompe con la muerte del rey de España Carlos II sin descendencia.

En la segunda parte de "El mundo de 1714" se aborda la Guerra de Sucesión y sus consecuencias, un conflicto que coincide con el apoyo que los franceses conceden a la independencia de Hungría, lo que obliga al imperio austríaco a mantener movilizadas en aquella zona gran parte de sus tropas y a desatender el flanco ibérico.

Cuando estalla la guerra en el territorio catalán confluyen "un sentimiento antifrancés que arrancaba de la Guerra dels Segadors y el temor a perder la tradición constitucionalista y mercantilista que impregnaba el ambiente de la Barcelona de la época".

Felipe V, el candidato francés impuesto por su abuelo, el monarca francés Luis XIV, juró las constituciones catalanas en 1701 y había concedido el puerto franco y la libertad de comercio con América.

No obstante, tres años después "los incumplimientos reales y el autoritarismo del virrey Velasco propiciaron la desafección y la formación de un partido austriacista con hombres de negocios, nobles y propietarios rurales".

Grabados y mapas ilustran los triunfos iniciales de los aliados en los territorios hispánicos de Italia y los Países Bajos, que incluso llevaron a Madrid en dos ocasiones al archiduque Carlos, proclamado rey de España como Carlos III, aunque el ejército borbónico fue consolidando su creciente dominio peninsular y expulsando a los austriacistas primero a Valencia y luego, a Cataluña.

A partir de la conquista de Nápoles por el archiduque Carlos en 1707, frecuentaron Barcelona músicos italianos y personajes ilustres que buscaban el favor del monarca, entre ellos el jurista y viajero Giovanni Francesco Gemelli Careri, que hizo un retrato de la corte barcelonesa en su libro "Giro del mondo", que dibuja una Barcelona "multicultural".

Entre el centenar de objetos, documentos y elementos expuestos destaca asimismo el libro de registro de entradas del Hospital de la Santa Cruz, que da información de la procedencia de los soldados, de sus heridas, de si sanó y de su vestimenta o uniforme.

El original de las narraciones históricas de Castellví, algunas cartas de los 30.000 exiliados catalanes, en su mayoría establecidos en Austria, o documentos de las negociaciones entre Francia e Inglaterra tres meses antes del conflicto son otros de los documentos que se pueden contemplar.

Entre la nostalgia, el recuerdo vivo y una lectura contemporánea de lo que sucedió en el pasado se mueve el epílogo de la exposición que da cuenta de la fundación en 1735 de Nova Barcelona por parte de 800 exiliados en el banato de Temesvár, en la actual Serbia.

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