Crudo retrato de la sociedad chilena, en competencia en San Sebastián

Un joven involucrado en un crimen sin motivo y un padre que debe decidir si lo delata chocan en "Jesús", un crudo retrato de la sociedad chilena del director Fernando Guzzoni, en competencia por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián.

Guzzoni, de regreso a San Sebastián (norte de España) tras haber ganado el premio al mejor nuevo director por su primer largometraje de ficción "Carne de perro" en 2012, usa la relación sin afectos entre padre e hijo como analogía de un país en el que conviven dos generaciones que no se entienden.

La película, aplaudida discretamente tras su proyección, se inspira de forma muy libre en el caso del joven Daniel Zamudio, un homosexual de 24 años muerto a golpes en 2012 por un grupo de presuntos neonazis que lo atacó por su condición al encontrarlo durmiendo ebrio en una plaza.

El crimen conmocionó a la sociedad chilena y agilizó la aprobación de una ley antidiscriminación en el Congreso.

En el filme, Jesús y sus tres amigos no tienen motivaciones homofóbicas cuando atacan al joven borracho, sino que lo hacen por una "erupción aleatoria y sin motivo" de la violencia, explica Guzzoni.

Interpretado por Nicolás Durán, Jesús descuida sus estudios y se dedica con sus amigos a bailar en un grupo de coreografías de música K-Pop, el pop surcoreano, a tomar drogas y a usar el sexo como mero instrumento para obtener placer.

El padre (Alejandro Goic), un hombre estricto y humilde nacido bajo la dictadura, tiene dificultades para entender al hijo, con prioridades diametralmente opuestas a las suyas. Cuando Jesús le confiesa su participación en el crimen que tiene en vilo a todo el país, tendrá que decidir: ¿lo protege o lo entrega a la policía?

La película "apela a ese cruce de dos generaciones que tienen que cohabitar en el mismo espacio, que tienen un vínculo sanguíneo, pero que no necesariamente tienen una relación afectiva", dice Guzzoni en una entrevista a la AFP.

"Es una suerte de analogía de dos Chiles que miran hacia distintos lugares, que tienen 'backgrounds' completamente distintos", señala el director de la película, coproducción chilena, francesa, alemana y griega.

La generación de Jesús carece de "la figura de un tirano frente al cual luchar", y está sumergida en "esta cosa más invisible y mas subterránea que tiene que ver con el triunfo espiritual, cultural y económico" del modelo neoliberal en Chile.

Así, la película aborda "esta sensación de que se construyen en la sociedad chilena seres excluidos, parias, como los personajes de mi película, que no tienen acceso a la mejor educación y que van generando y cultivando una rabia subterránea que a veces se convierte en violencia".

El hecho de que la película ofrezca más preguntas que respuestas fue una decisión consciente de Guzzoni, que eligió el nombre de Jesús como "un juego" por la "imaginería bíblica" que evoca.

"Se trata de desnudar la complejidad de ciertos personajes y emplazar al espectador a que haga su propio juicio ético y moral sobre lo que ve y observa, que complete el relato", afirma.

Pese a que su segundo largometraje "no tiene bandera gay", Guzzoni celebra que la sociedad chilena esté avanzando "mucho más rápido" que sus representantes políticos hacia la eliminación de "esa cuestión embrionaria y cavernícola" de la discriminación sexual.

"Jesús" es una de las siete películas chilenas proyectadas en diferentes apartados en el Festival de Cine de San Sebastián, considerado el de mayor peso del mundo hispano.

En la sección oficial en carrera por la Concha de Oro, el máximo galardón en juego, la cinta de Guzzoni compite con rivales de Argentina, España Francia, Reino Unido, EEUU, Suecia, Islandia, Polonia, Corea del Sur, China y Japón.

El festival finaliza el sábado con la gala de premiación.

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