Radicalización y crisis de identidad de los jóvenes, en el festival de Toronto

La radicalización de jóvenes musulmanes, la búsqueda de identidad de chicas desarraigadas o la experiencia de posadolescentes dispuestos a sembrar el terror, son temas de varios filmes presentados en el festival de Toronto.

Los asistentes al festival están especialmente atentos a algunas duras películas que adquieren más relieve con los recientes ataques en Francia y Bélgica, y la partida de decenas de jóvenes canadienses para unirse a los combatientes del grupo Estado Islámico en Siria.

"Layla M.", en estreno mundial el sábado en Toronto, o "Le Ciel attendra" (El cielo esperará), proyectada el jueves en el festival después de una avant-premiere a finales de agosto en Angoulême, Francia, golpean por su realismo: chicas jóvenes enrolándose en causas que no se corresponden con su cotidianidad de vida en los países europeos.

Con gran sensibilidad, la cineasta holandesa Mijke de Jong disecciona la radicalización de una chica de secundaria (Nora El Koussour) en "Layla M.". Esta, que lamenta que en su familia no se lea el Corán, se rebela contra la voluntad del gobierno de prohibir el uso del velo integral.

La muchacha se acerca a los grupos fundamentalistas, parte de Ámsterdam dejando su hogar para ir a un campo de entrenamiento, casarse con un yihadista y llegar a Medio Oriente.

En "Le Ciel attendra", la directora francesa Marie-Castille Mention-Schaar narra el viaje de Sonia (Noémie Merlant), de 17 años, y Melanie (Naomi Amarger), de 16, decididas a unirse al grupo Estado Islámico.

Mostrando que no hay un entorno social que predisponga a comulgar con las tesis yihadistas, y con la ayuda de un especialista en la radicalización, la realizadora sigue la evolución de dos adolescentes, de su adoctrinamiento y sus intentos de hacerlas recapacitar.

Ambos largometrajes tiene un efecto de electroshock en padres y políticos. En Canadá, como en otros países que se enfrentan a este problema, la búsqueda de soluciones va en aumento.

Cuando un joven listo para hacerse explotar fue abatido a principios de agosto a 200 kilómetros de Toronto, el gobierno canadiense se comprometió a enfrentar la radicalización y a establecer un centro de prevención para frenar la salida de jóvenes, a menudo menores de edad, hacia Siria.

Sin profundizar en la radicalización, pero siempre con un escenario cercano a la actualidad noticiosa, la pérdida de referencias o el deseo de un ideal sirven de marco a algunas de las 400 películas que se proyectarán a lo largo de los 11 días del festival.

Con "Corps étranger", proyectada la noche del jueves, la tunecina Raja Amari aborda en su tercer largometraje la crisis de identidad de una joven sin papeles en Francia. Huyendo de un hermano islamista en Túnez tras la Revolución del Jazmín de 2011, Samia (Sarra Hannachi) no se acostumbra finalmente a un lugar cuya cultura es radicalmente distinta a la suya.

Otras cintas abordan ese malestar de la juventud, como "Nocturama", que presentó su director francés Bertrand Bonello el viernes, o la de los quebequenses Mathieu Denis y Simon Lavoie cuyo larguísimo título, "Ceux qui font les révolutions à moitié n'ont fait que se creuser un tombeau" (Los que hacen las revoluciones a medias sólo cavan su propia tumba), está tomado de un discurso pronunciado por Louis Antoine de Saint-Just, un revolucionario francés allegado a Robespierre.

A partir de imágenes documentales de manifestaciones estudiantiles en Montreal en 2012, la película de tres horas aborda el despertar de la conciencia política de un grupo dispuesto a sembrar el terror frente al inmovilismo de la sociedad. Está inspirada en "La chinoise", dirigida en 1967 por Jean-Luc Godard.

"Nocturama" sigue a un diverso grupo de jóvenes, reflejo de la multiculturalidad parisina, que coloca artefactos explosivos en lugares míticos de la capital francesa siendo luego perseguidos por las fuerzas de seguridad.

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