Al juez Dredd le asusta un futuro donde se prive de libertades a la gente

  • Alicia G.Arribas.

Alicia G.Arribas.

Madrid, 3 sep.- Karl Urban, un hombretón de 1,85 metros de altura y profundos ojos azul marino, es la nueva imagen del juez Dredd, un personaje de cómic que juzga y, a la vez, aplica la ley en una terrible sociedad postapocalíptica y violenta inconcebible en 1977 cuando fue inventada, pero que hoy genera escalofríos.

"Espero -dice- que la vida no nos lleve a un futuro como el que se plantea en esta película, pero se ve que la situación en Grecia, y en Londres, y no sé si aquí también en España, está causando ya muchos disturbios, la gente está inquieta, hay mucha intranquilidad y pasan muchas cosas".

"Lo que de verdad asusta -afirma el neozelandés en una entrevista con Efe- es que lleguemos a un momento en que se pueda privar a la gente de sus libertades, como sucede en la película".

Para el actor, "Dredd" es "una vieja historia, casi un western, donde hay un hombre fuerte que defiende a la población, una última esperanza". Considera que es divertido explorar este tipo de escenario, "estas realidades tan peligrosas, pero desde la butaca -advierte-, como espectadores, porque es muy entretenido".

Y "Dredd", asegura Urban, "es muy entretenida, es violenta, está llena de acción y visualmente es bellísima".

"En cierto modo -añade- me recuerda a 'La naranja mecánica' de Stanley Kubrick, donde se mostraban aquellas escenas de violencia con el contrapunto de la música clásica; entonces no parecía que aquello pudiera encajar, pero funcionó divinamente. Aquí pasa lo mismo con las imágenes en 3D, que han elevado la película".

Dredd es un hombre de un futuro donde ya no existen ni la policía ni los jueces, sino que unos oficiales de la ley y el orden "deben salir a la calle e impartir justicia en el momento", explica.

Y no se plantean si esa inmediatez les permite ser justos: "Es su trabajo -apunta Urban-, llevan años preparándose para ello y lo único que les preocupa es proteger a los ciudadanos en una sociedad que está al borde del colapso: 400 millones de personas que viven hacinadas en el espacio que va de Filadelfia a Boston".

"Son medidas desesperadas para unos tiempos desesperados", explica.

Esta enorme ciudad se llama Mega City 1 y considera a sus habitantes infractores en potencia que solo pueden ser controlados por estos funcionarios, que son jueces, jurados y verdugos al mismo tiempo.

Dredd, el más infalible de todos, y una jueza novata con habilidades psíquicas (Olivia Thrilby), se enfrentarán a la despiadada Ma-Ma (Lena Headley) a quien deberán doblegar en su propio territorio: un suburbio de doscientos pisos de altura.

Urban, un expresivo actor que habla con la mirada, tuvo que obviar precisamente su mejor arma, porque el juez Dredd, explica, "es un enigma: sólo se sabe que es un tipo duro y con gran sentido del humor, porque él nunca revela su cara", oculta tras un casco que sólo deja ver la parte inferior de su rostro.

"Pero nunca fue una incomodidad, yo sabía lo importante que era mantener ese enigma, sabía que debía expresar mis emociones sin utilizar los ojos, solo la voz y el cuerpo, ese era mi reto", zanja.

Aunque Dredd es el mismo juez futurista creado hace 35 años por el británico John Wagner y el dibujante español Carlos Ezquerra, el mismo al que muchos conocían con la cara de Sylvester Stallone ("El juez Dredd", 1995, Danny Cannon) -quien por cierto, no tardaba mucho en desprenderse de su mítico casco-, esta nueva versión mantiene su carga de ironía británica y "crece" con el nuevo toque de guión.

"Alex Garland ha hecho un trabajo fantástico con el guión. Ha reforzado a los personajes, no solo a Dredd, sino que hay dos mujeres tan potentes como él, lo cual no es muy usual en una película de acción", apunta el actor.

Mañana pasará el día en Segovia viendo la granja de cabras que ha montado su amigo Viggo Mortensen, al que conoció en el rodaje de "El señor de los anillos", porque quiere ver "cómo hace quesos", explica entre risas.

La película, que fue presentada el pasado fin de semana en Londres, se estrena el 7 de septiembre en España, dos semanas antes que en EEUU.

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