Diez lecciones para enamorarse como en una película

"Tu no quieres enamorarte, quieres enamorarte en una película", le espetaba Rosie O'Donnell a Meg Ryan en Algo para recordar. Desde luego que la gran pantalla de ha sido testigo de algunas de las citas más románticas jamás vistas. Las hay con frases memorables ("Tu me haces querer ser mejor persona", Jack Nicholson a Helen Hunt en Mejor... imposible) y con secretos inconfesables (Carta de una desconocida); con platos compartidos a la luz de una vela (La dama y el vagagundo) o un simple baile en el claro de un parque (Sombrero de copa). Incluso las que en lugar de un "hola" no pueden ser si no un "adiós" (Breve encuentro).

A esa larga lista de momentos que cambiaron la vida de sus protagonistas, se unen este viernes Anne Hathaway y Jim Sturgess porque en One Day se citan una vez al año para averiguar qué queda de aquellos dos jóvenes estudiantes que una vez fueron.

1.- Cada 15 de julio durante dos décadas

One Day (2011, estreno este viernes)

Emma (Anne Hathaway) y Dexter (Jim Sturgess) se conocieron la noche de su graduación, un 15 de julio de hace 20 años en Edimburgo. Aquel día no llegó a pasar nada en el sentido amoroso, pero desde entonces se han convertido en los mejores amigos y cada 15 de julio hacen por verse o hablar por teléfono. Dos décadas de citas, encuentros y desencuentros para forjar su historia de amor en One Day, que se estrena esta semana.

2.- Una cita que dura toda la película

Antes del atardecer (2004)

La muerte de la abuela de ella frustró la cita que tenían prevista después de haber pasado una magnífica noche juntos. Aquello fue en Antes del amanecer. 10 años después, Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy) se encuentran en París. Y con la mágica ciudad parisina como testigo silencioso y decorado perfecto, deciden concederse la oportunidad perdida hace una década. Un encuentro que dura toda la película. Eso, quizá, sea un récord del romanticismo. El título, Antes del atardecer.

3.- "El lugar más cerca del cielo"

Tu y yo (1957) / Algo para recordar (1993)

La idea era que Cary Grant y Deborah Kerr se encontrarán en lo alto del Empire State en Tú y yo, pero un taxi frustró la cita dejándola a ella en una silla de ruedas. Muchos años después los que sí que lo consiguieron fueron Tom Hanks y Meg Ryan en Algo para recordar, la mejor comedia romántica contemporánea. La mochila olvidada del hijo de él y la generosidad del ascensorista que le dejó subir a ella hicieron el resto. Maravillosas casualidades. El espíritu de Tú y yo impregna toda la película.

4.- "Oh, che bella, bella notte!"

La dama y el vagabundo (1955)

Ella, de alta cuna. Él, un perro callejero. Literal. Dos clases sociales muy alejadas entre sí y un amor que les une. Disney llevó la clásica historia de amor entre chica rica y chico pobre al mundo canino y como resultado salió una de las citas memorables del cine. La dama y el vagabundo demostró que lo importante no es lo que se come, sino el amor con el que se hace.

5.- Una declaración más allá del tópico

Mejor... imposible (1997)

Puede que la cena no empiece bien. Que, en su línea, el horrible personaje al que interpreta Jack Nicholson en Mejor… imposible sea capaz de echarlo todo a perder con un comentario desafortunado. Pero hay que aguantar hasta el final, cuando, forzado por la situación, Melvin le dice a Carol (Helen Hunt) eso de "tú haces que quiera ser mejor persona". No hace falta escuchar nada más.

6.- Roma: un clásico que nunca falla

Solo tu (1994)

A la protagonista de Solo tú, Faith (Marisa Tomei), le fue revelado en una sesión de espiritismo el nombre del que sería el hombre de su vida. Cuando está a punto de casarse, el destino lo pone en su camino. Junto a Robert Downey vive una de las citas más románticas del cine. Un paseo por Roma de la noche al amanecer, con flores, saxofonista, paseo en coche tirado por caballos y visita a los monumentos más emblemáticos de la Ciudad Eterna incluidos. La cita perfecta para cualquier romántico. Lástima que luego ella descubra que en realidad Peter –así se llama Downey Jr. En la película – no era el tal Damon Bradley que le habían dicho.

7.- Ni contigo ni sin ti

Brokeback Mountain (2005)

El reencuentro de Ennis (Heath Ledger) y Jack (Jake Gyllenhaal) en la escalera de la casa del primero es mítico pese al poco tiempo que ha pasado desde que se estrenó la película (2005). El amor prohibido de estos dos vaqueros protagonistas de Brokeback Mountain causó sensación en su momento por la temática, el romanticismo y la pasión de la historia y los personajes.

8.- En nombre del amor

Moulin Rouge (2001)

Ewan McGregor y Nicole Kidman se convierten en abanderados del amor en una cita de altos vuelos y muy ambiciosa. El encuentro tiene lugar en la habitación construida en lo alto de un falso elefante. Cantada, la escena entre la bella cortesana y el escritor pobre sube en intensidad hasta llegar a los fuegos artificiales con forma de corazón. Y aún hay más. De fondo, el Moulin Rouge que da título a la película, la luna...

9.- Los segundos (platos) serán los primeros

Sabrina (1954) / Sabrina y sus amores (1995)

Cuando el estirado y aburrido Linus Larrabee (Humphrey Bogart/Harrison Ford) intenta borrar del camino de su díscolo hermano a Sabrina (Audrey Hepburn/Julia Ormond) no pensaba que se enamoraría de ella. Ambos protagonizan varias citas en las que Linus sustituye a su hermano, del que realmente estaba enamorada Sabrina desde que era una adolescente. En el remake de Sydney Pollack, uno de esos encuentros en los que Linus era el segundo plato es cuando se lleva a Sabrina a la casa de veraneo para que saque unas fotos. El viaje lo hacen en helicóptero y acaban pasando todo el día juntos. Lo que comenzó siendo una encerrona para ella, acaba siéndolo para él.

10.- Imposible decir adiós

Breve encuentro (1945)

Las citas para decir adiós son uno de los grandes clichés del cine de amores imposibles. Quizá la culpa la tenga esta secuencia con la que empieza y termina Breve encuentro, una de las obras maestras del maestro David Lean. Una pareja toma el té en una estación de tren cuando la típica señora cotilla les interrumpe. No para de charlotear sobre su inmensa nada cuando un anuncio por megafonía recuerda al hombre que llega tarde a su tren: se levanta y esbozando apenas un adiós se marcha. Lo que la cotorra no sabe es que lo ha hecho para siempre, que acaba de interrumpir el punto final de una relación imposible. Ni un beso de despedida. Aunque, después de todo, quizá fuera mejor así.