El juego de la Guerra Fría en 10 películas

  • Espías, agentes dobles, idealismo, lealtad, documentos clasificados… La Guerra Fría es un periodo de la historia reciente muy tentador a la hora de usarlo como material cinematográfico. Esta semana se estrena 'El topo', ambientada en esta época y que recuerda a ese cine oscuro y de enrevesados argumentos en los que nada es lo que parece. Un juego el de la Guerra Fría que el cine ha sabido aprovechar.
Gary Olman es el encargado de descubrir a 'El topo'
Gary Olman es el encargado de descubrir a 'El topo'
lainformacion.com
M.J. Arias

El gran atractivo que tiene la Guerra Fría para el cine es ese aire de misterio y oscuridad que envuelve a un periodo de la historia en el que dos grande bloques (EEUU y URSS) se enfrentaron durante décadas en un conflicto 'secreto' y 'silencioso'. Lealtad, idealismo y paranoia se entremezclan dando lugar a guiones plagados de giros argumentales y dobles sentidos. Lo que más juego suele dar, como ocurre en El topo–que se estrena esta semana– son los dobles agentes. Esos espías al servicio del mejor postor que venden los secretos de su país al enemigo en beneficio propio. Ponerlos al descubierto forma parte del reto que se plantea al héroe protagonista, pero también al espectador, al que se hace caer en la trampa del nada es lo que parece. Cualquiera de las diez películas que se proponen a continuación sirve para hacerse una idea global de ese juego de la Guerra Fría del que se ha aprovechado el cine, a veces tomando prestado el material de la literatura.

El topo (Tomas Alfredson, 2011)

Esta semana se estrena en España El topo, una película coral en la que el agente retirado del MI6 (el Servicio de Inteligencia británico) al que da vida Gary Oldman es llamado de nuevo a filas para descubrir quién es el miembro del equipo que pasa información al enemigo. Ambientada en 1973, El topo parte de la novela homónima de John Le Carré, que ya fue adaptada con anterioridad a una serie de televisión. En el reparto de este complicado thriller de espías se encuentran, además de Oldman, John Hurt, Colin Firth, Mark Strong y Toby Jones.


Cortina rasgada (Alfred Hitchcock, 1966)

Cortina rasgada no es una de las obras mayores del maestro Alfred Hitchcock, aunque tiene su tirón comercial por aquello de contar con Paul Newman como protagonista. El guapo por excelencia de Hollywood interpretaba aquí a Michael Armstrong, un físico nuclear estadounidense que cruza el telón de acero y se vende a los comunistas para conseguir una fórmula. Su novia (Julie Andrews) sospecha de la actitud de Armstrong y lo sigue. ¿Es un traidor o en realidad lo que busca es otra cosa?

La vida de los otros (Florian Henckel von Donnersmarck, 2006)

Esta producción alemana se alzó en 2007 con el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa. Ambientada en la República Democrática Alemana en 1984, cuenta la historia de Gerd Wiesler (Ulrich Mühe), uno de los miembros más competentes del servicio de inteligencia y espionaje de la Stasi (la policía secreta del régimen comunista de la RDA) al que le encargan vigilar a una pareja formada por un reconocido escritor y una actriz de renombre.

El tercer hombre (Carod Reed, 1949)

El origen de este gran clásico con la Guerra Fría como telón de fondo nace de la literatura. Carod Reed llevó al cine en 1949 la novela homónima de Graham Green en la que se contaba como un escritor viajaba a la dividida Viena de 1947 para visitar a un amigo que le ha prometido trabajo. Sin embargo, a su llegada descubre que este ha muerto atropellado y un jefe de policía le comunica que estaba implicado en el mercado negro. Ambientada en la casi recién iniciada Guerra Fría, Holly Martins (Joseph Cotten) tiene que descubrir que ocultaba realmente Harry Lime (Orson Welles). Uno de los grandes atractivos de El tercer hombre, además de la historia en sí y el reparto, es ese juego de luces y sombras que Reed maneja con gran maestría.

El espía que surgió del frío (Martin Ritt, 1965)

Richard Burton es el agente secreto británico Alec Leamas, personaje creado por el escritor John Le Carré. Trabaja en la clandestinidad, le gusta y no quiere abandonar su puesto para acomodarse tras la mesa de un despacho. En El espía que surgió del frío su misión consistirá en hacer creer al enemigo que es un desertor. La idea es que lo expulsen para infiltrarse después como renegado en las filas de los espías comunistas.

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (Stanley Kubrick, 1964)

Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, como se llamó en su versión original este clásico de la Guerra Fría, utiliza el pánico de Estados Unidos a los comunistas como argumento para orquestar toda la película. Stanley Kubrick cuenta en clave de comedia negra cómo en un acceso de locura un general ordena un ataque aéreo nuclear contra la Unión Soviética. Para intentar solucionar el conflicto que podría desencadenar la III Guerra Mundial, al presidente estadounidense no le queda otra que llamar a Moscú para convencerles de que todo ha sido un error. Mientras todo esto ocurre, el Dr. Strangelove que da título a la película descubre que los soviéticos tienen en su poder la máquina del juicio final.


Una mente maravillosa (Ron Howard, 2001)

Esta es otra forma de retratar la Guerra Fría o usarla como contexto histórico para una historia. El protagonista es John Forbes Nash (Russell Crowe), un genio de las matemáticas matriculado en Princeton en 1947. Su gran talento hace que lo contrate el departamento de Defensa para trabajar en el descifrado de códigos en la guerra contra los rusos. Y, de por medio, una historia de amor con Jennifer Connelly. Esta película de Ron Howard ganó cuatro Oscar, entre ellos el de Mejor Película y Mejor Guión Adaptado. Una mente maravillosa está basada en la biografía no autorizada de John Forbes Nash.

La caza del octubre rojo (John McTiernan, 1990)

De nuevo una novela sirve de base para llevar la Guerra Fría al cine. En esta ocasión el autor es Tom Clancy y el actor que dio vida al novelesco Jack Ryan fue Alec Baldwin. Su misión, interceptar a un submarino ruso que está cruzando el Océano Atlántico con a saber qué intenciones. Para evitar un posible ataque, la CIA manda a uno de sus mejores agentes en una misión para saber qué se trae entre manos la tripulación del submarino.

Trece días (Roger Donaldson, 2000)

En esta ocasión el acontecimiento histórico es uno de los episodios más conocidos de la Guerra Fría, la crisis de los misiles de Cuba ocurrida en 1962. El Ejército estadounidense dispone de unas fotografías en las que puede verse una serie de armas nucleares instaladas por los soviéticos en la isla. John F. Kennedy y su Gobierno deciden entonces bloquear a Cuba como represalia hasta que se desmonten los misiles. Entre los protagonistas de este episodio en la ficción, Kevin Costner.

Estado de alarma (James B. Harris, 1965)

La acción de Estado de alarma transcurre a bordo de un barco de la OTAN en el que viaja invitado un periodista. La idea era la de un viaje tranquilo, rutinario, pero el capitán decide perseguir a un submarino ruso. Y en un ambiente tan claustrofóbico como es el de un barco, el capitán Eric Finlander (Richard Widmark) pone al límite a su tripulación ante el atento objetivo del fotógrafo Ben Munceford (Sydney Poitier).

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