En el cierre de Alta Costura Zuhair salpica con dorados y Ralph&Russo promete

  • La última jornada de la Semana de la Alta Costura de París contuvo los estallidos dorados del diseñador libanés Zuhair Murad y finalizó con el buen sabor de boca del primer desfile en el calendario oficial de la británica Ralph&Russo.

Mercedes Álvarez

París, 23 ene.- La última jornada de la Semana de la Alta Costura de París contuvo los estallidos dorados del diseñador libanés Zuhair Murad y finalizó con el buen sabor de boca del primer desfile en el calendario oficial de la británica Ralph&Russo.

Los cinturones de hojas doradas envolvieron las siluetas de Zuhair Murad, como un mono bordado con escote en "V", una chaqueta hasta los pies que se convierte en vestido de noche o cócteles con escote corazón o palabra de honor.

El encaje filtró la luz en prendas semitransparentes, mientras que el mikado de seda brilló en un traje blanco gardenia de pantalón y chaqueta realzada en la cadera.

Las flores se cosieron en caótico jardín monocolor o en fructífero cultivo sobre los vestidos de Murad que también incorporaron cromáticas plumas y botones dorados.

Un bolero en color lavanda y solapas de brocados dorados recubrió un ajustado vestido bordado, mientras que los tules ondearon en faldas largas.

La paleta pastel, que se integró con el fondo floral instalado en la Escuela de Bellas Artes de París, saltó de las diferentes tonalidades del rosa claro, al aguamarina, celeste, melocotón, amarillo mimosa o lavanda, y convivió con los contrastes de blanco y negro y las uniones de blanco y dorado.

La firma británica Ralph&Russo entró en el selecto calendario oficial de la Semana de la Alta Costura de París por la puerta grande con una colección de primavera-verano digna de las grandes casas.

El espectáculo se desarrolló sin bombo ni platillo -a pesar de contar entre sus fans con personalidades como la actriz Angelina Jolie o la cantante Beyoncé-, porque su saber hacer en brocados, encajes y estructuras hablan por sí mismos.

Una versión en inglés de "La vie en rose" resonó en la oscuridad del espacio situado en la Plaza Vendôme como apertura para el primer desfile en casi un siglo de una marca británica en el calendario oficial de la capital francesa.

La canción escrita por Edith Piaf situó rápidamente el periodo que ha inspirado a la diseñadora Tamara Ralph para crear esta colección para la firma que comparte con su prometido y director de la compañía, Michael Russo: las décadas de los cuarenta y cincuenta.

Los largos guantes en honor a la Rita Hayworth de "Gilda" aparecieron en una pasarela de faldas de tubo con chaqueta de corsé, capas estructuradas en crepé de seda e hileras de minúsculos botones forrados.

Sumamente sofisticados, los modelos de esta pareja de australianos de nacimiento, afincados en Londres, se apoyaron en las asimetrías de colas y volantes, así como en circulares y controlados drapeados.

La pedrería dibujó contrastes de azabache sobre fondo blanco, a la vez que se engarzó en "leggings" de encaje.

Ralph&Russo defiende con orgullo que alguno de sus vestidos albergan 1.600 horas de bordado, 800.000 perlas y lentejuelas y 120 botones forrados de tela hechos a mano.

También debutó hoy en el calendario oficial el diseñador belga de origen turco Serkan Cura, quien instaló al público en las butacas del teatro Dejazet para presentar una colección destinada al espectáculo.

Las modelos fueron saliendo al escenario con prendas esculturales que giraron en torno al corsé: con flecos del lejano oeste, con plumas en los laterales de la cadera que dibujaron la silueta de una avestruz o en el bajo de una falda en una ensoñación flamenca.

Los brazaletes que simularon los pinchos de un puercoespín o los enormes abanicos formaron parte de la colección de primavera-verano titulada "Los náufragos de mis mundos" que se presentó bajo el graznido de las gaviotas y el vaivén de las olas del mar.

En el "off" de la Alta Costura, el diseñador indonesio Didit Hediprasetyo configuró unas prendas urbanas de pantalón de cintura alta, vestidos ajustados y reducidos cócteles, en un camino de marrones, con grises, blancos y negros.

Termina así la Semana de la Moda de París, en la que la escasa presencia de personalidades del mundo del cine o de la canción ha dejado todo el protagonismo a la creación.

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