"Felix and Meira" se adentra en un amor imposible entre culturas dispares

  • El director canadiense Maxime Giroux se acerca a la comunidad ultraortodoxa judía a través de una historia de amor imposible en "Felix and Meira", una película "honesta" y sin pretensiones "moralistas" en la que cada uno de sus protagonistas "buscan su propio camino".

Mercedes Zabaleta

San Sebastián, 24 sep.- El director canadiense Maxime Giroux se acerca a la comunidad ultraortodoxa judía a través de una historia de amor imposible en "Felix and Meira", una película "honesta" y sin pretensiones "moralistas" en la que cada uno de sus protagonistas "buscan su propio camino".

"Felix and Meira", que compite por la Concha de Oro en la 62 edición del Festival de Cine de San Sebastián, es el tercer largometraje de Giroux, que ha dirigido también "Demain" y "Jo pour Jonathan", que se estrenó en Locarno en 2010 y fue galardonado como mejor filme en el Gotham film Festival.

La película se centra en la relación entre Félix (Martin Dubreuil), un joven con una vida errante, perteneciente a una adinerada familia que no se habla con su padre desde hace diez años, y Meira (Hadas Yaron), la joven esposa de un rabino jasídico de Montreal (Lucer Twesky), que se siente ahogada por las estrictas normas de la comunidad a la que pertenece.

Meira no encaja en su mundo. Siente ganas de bailar, de cantar, de enfundarse unos pantalones vaqueros, de ser libre, en definitiva.

Pero todo ello está proscrito en su religión y ella se ahoga, al igual que los ratones que atrapa en las trampas que pone en su casa, mientras su marido sigue escrupulosamente las innumerables normas jadísidicas, sin cuestionarse casi nada.

Giroux ha señalado hoy en la rueda de prensa posterior al pase de la película que "Félix and Meira" es un "póster" de "culturas entremezcladas" pero no quiere "ser moralista".

"Es una historia honesta entre dos personas que están perdidas, que se ayudan para tratar de salir adelante, una cuestión que es universal", ha recalcado.

El director ha indicado que la película responde a su afán por "conocer y aprender de todo" por lo que pensó que sería interesante acercarse a la comunidad ultraortodoxa que habita en el mismo barrio en el que él vive en Montreal.

"No es un documental, pero he intentado acercarme lo más posible", para lo cual ha hablado con miembros de la comunidad jasídica, que sin embargo rehusaron colaborar cuando supieron que se trataba de rodar una película.

"El cine y la televisión son impensables para ellos", ha destacado el director, que sí contó, no obstante, con la ayuda de alguna familia que cedió su apartamento y elementos rituales.

La película está rodada en inglés, francés y yidish a pesar de que sólo Lucer Twersky, el actor que interpreta al marido, conoce esta lengua, una derivación del hebraico con gran influencia del alemán.

Twersky ha reconocido que lo ha tenido más fácil que el resto del reparto para meterse en la piel del personaje porque él perteneció a una comunidad ultraortodoxa y fue preparado para tener una vida como la del rabino que interpreta en la pantalla.

De hecho, Twersky fue el encargado de traducir el guión al yidish y enseñar esta lengua a Hadas Yaron, una actriz estadounidense que también tuvo que aprender algo de francés para trabajar en esta película.

El detalle de utilizar esta lengua en la película se enmarca en el deseo de Giroux de construir un retrato "lo más real posible" de forma que los personajes no parecieran simplemente "disfrazados".

"Pasamos semanas juntos para que Yaron aprendiera la lengua de forma fonética", ha explicado Twersky.

A pesar del tema religioso de la película, Giroux ha recalcado que es ateo pero considera "fascinante" la cultura jasídica.

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