La campaña del 'No' que derrocó a Pinochet copió la de una bebida de cola

  • • 'No', el largometraje de Pablo Larraín, muestra la excelente estrategia publicitaría que derrocó al dictador chileno en un referéndum.

    • El filme, protagonizado por Gael García Bernal, opta al premio a la Mejor Película de Habla No Inglesa en la próxima edición de los Óscar.

Gael García Bernal retoma en 'NO' las "llagas abiertas" con la dictadura de Pinochet
Gael García Bernal retoma en 'NO' las "llagas abiertas" con la dictadura de Pinochet
Julio Vallejo | aviondepapel.tv

Una opción política, un refresco y un culebrón de televisión no son tan distintos desde el punto de vista publicitario. En todos los casos hay que conseguir que cada uno de ellos sea el objeto de deseo por parte de un público al que podemos llamar votante, consumidor o espectador.

Así nos lo muestra No, la película que nos enseña cómo una inteligente campaña electoral consiguió derrocar Augusto Pinochet en un referéndum que parecía ganado por el propio dictador.

En 1987, el militar que dirigía con mano dura el destino de los chilenos se vio obligado por la comunidad internacional a convocar un plebiscito sobre su continuidad como gobernante.

Pinochet tenía todas las cartas para llevarse el gato al agua. Había escogido la opción del Sí, disponía del favor de los medios de comunicación oficial y podía presionar a la oposición en el caso de que molestara más de la cuenta. Muchos disidentes defensores del Noveían las elecciones como un lavado de cara donde tenían todas las de perder.

Sin embargo, alguien pensó que una buena campaña publicitaria podía dar la vuelta a la tortilla. Como nos muestra el director Pablo Larraín, la labor del joven creativo no fue fácil. Tuvo que convencer a todos las facciones de la oposición a la dictadura para que dejaran un lado farragosos discursos políticos y las viejas rencillas para vender el Nocomo la opción de la alegría, la ilusión y el humor.

Unos ingredientes que ya había utilizado en una campaña de bebidas de cola y que después utilizaría para promocionar un culebrón. En el fondo, el creativo decidió dar prioridad a los sentimientos del votante antes que a los elaborados dogmas ideológicos.

El Sí, que partía como la opción ganadora, se fue poco a poco desinflando. Las imágenes de un gris dictador vestido de uniforme no convencieron a la mayoría. Tampoco lo hicieron los intentos de desautorizar al enemigo utilizando sus mismas armas.

Larraín muestra todo de una manera directa y sumamente divertida que recrea perfectamente la estética del vídeo analógico de la época.

Gael García Bernal, como el aguerrido creativo publicitario que creo la campaña, ayuda con su sentida y nada histriónica interpretación a redondear un excelente, inteligente y divertido filme político que ha conseguido una candidatura a los Óscar en el apartado de Mejor Película de Habla No Inglesa.

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