La Cinemateca Francesa se vuelca en la obra y la vida de Ernst Lubitsch

  • París.- La Cinemateca Francesa inaugura hoy su homenaje al "príncipe de la comedia estadounidense", el cineasta Ernst Lubitsch (1892-1947), al que dedicará hasta el próximo octubre una retrospectiva de su obra, tres conferencias y una lectura, entre otras actividades.

La Cinemateca Francesa se vuelca en la obra y la vida de Ernst Lubitsch
La Cinemateca Francesa se vuelca en la obra y la vida de Ernst Lubitsch

París.- La Cinemateca Francesa inaugura hoy su homenaje al "príncipe de la comedia estadounidense", el cineasta Ernst Lubitsch (1892-1947), al que dedicará hasta el próximo octubre una retrospectiva de su obra, tres conferencias y una lectura, entre otras actividades.

El famoso "toque Lubitsch", su lucidez, su sátira, su característica manera de saber gozar de la inestabilidad permanente, impregnará la Cinemateca hasta el próximo 10 de octubre, con la proyección de más de 60 películas, algunas de la época muda, de ellas seis con acompañamiento musical en vivo.

El objetivo es cuando menos doble, pues de un lado se trata de "comenzar bien la temporada", con una bella retrospectiva, en un momento "no muy alegre en general" como es el final de las vacaciones, según explicó a Efe el director de la Cinemateca, Serge Toubiana.

Además, el evento permitirá descubrir a las nuevas generaciones al prolífico y genial director de "To be or not to be" (1942), "Ninotchka" (1939), "Bluebeard's Eighth Wife" (1938), "Broken Lullaby" (1932), "The Love Parade" (1929) o "Die Austernprinzessin" (1919).

Hace ya 25 años que tuvo lugar la última retrospectiva integral sobre el que fuese famoso cómico berlinés a principios del siglo pasado, que se topó con el séptimo arte por casualidad y se convirtió en gran cineasta primero en Alemania, desde 1916, y a partir de 1922 en Hollywood.

Allí fue donde dirigió a estrellas memorables como Marlène Dietrich, Gary Cooper, Maurice Chevalier, Jeanette MacDonald y Gene Tierney y trabajó con grandes guionistas como Billy Wilder, Charles Brackett o Samson Rapahelson.

Desde entonces "yo he envejecido pero muchos jóvenes espectadores han crecido y quizá nunca vieron las obras de Lubitsch, en todo caso seguramente nunca tuvieron acceso a contemplarlas todas", destacó el director de la Cinemateca Francesa.

Seguro que el público sabrá apreciar "el placer, el talento, la inteligencia, la fantasía, el arte de la puesta en escena, de construir el guión, su manera de trabajar con el espectador, de introducirle en la complicidad del cine", vaticinó.

El primero en darle el título de "príncipe" a Lubitsch fue, en 1968, el entonces gran cineasta de la Nouvelle Vague, François Truffaut, al proclamarle así en uno de sus artículos para la revista "Cahiers de Cinéma".

Para mayor consagración, en 1992, "Positif", otra legendaria revista francesa dedicada al cine, colocó a "To be or not to be", película sobre la Resistencia y el horror nazi, obra maestra de aguda sátira y reflexión, en su lista de las 20 películas más importantes de la historia.

La Retrospectiva mostrará ahora los dos grandes aspectos de su vida y de su carrera, el berlinés, cuando desde muy joven logró dedicarse al arte, tras encontrar la energía suficiente para escapar al destino familiar de convertirse en sastre, como su padre; y la exitosa faceta hollywoodiense.

Etapa en la que además de dirigir y producir múltiples películas tomó las riendas de los estudios Paramount entre 1935, año en que el régimen nazi le retiró la nacionalidad alemana al ser ciudadano de origen judío y 1936.

Ilustrarán igualmente su obra tres conferencias, la primera sobre "la disciplina del placer" de un cineasta consciente de que "robaba cada instante a la muerte" y la segunda sobre su última película, "Cluny Brown", en la que un bailarín se rompe una pierna y descubre que puede seguir bailando.

El "paraíso" que fueron para él los extravagantes y refinados estudios Paramount centrará el tercer encuentro de la serie.

Momento especial será el de la lectura, el próximo 4 de septiembre, de una necrológica fallida escrita por el que fuese coguionista de Lubitsch en nueve de sus filmes, Samson Rapahelson, que luego tuvieron ocasión de corregir juntos, pues finalmente el cineasta no falleció cuando su doctor preveía.

Lo que no impidió que muriese demasiado joven, a los 55 años, "sin duda porque se dio en extremo al cine, se agotó en el trabajo, al ser a la vez productor, realizador, director y actor", estimó Toubiana.

Mostrar comentarios