"Niños grandes": incorrección política compensada por altas dosis de moralina

  • Redacción Internacional.- ¿Qué es Adam Sandler sino un niño grande? Pues ahora se ha reunido con otros amigos como Chris Rock y Rob Schneider para demostrar que el humor no tiene edad, que nunca es tarde si la gamberrada es buena y, por desgracia, también que la moralina "made in Hollywood" sigue siendo de lo más pueril.

"Niños grandes": incorrección política compensada por altas dosis de moralina
"Niños grandes": incorrección política compensada por altas dosis de moralina

Redacción Internacional.- ¿Qué es Adam Sandler sino un niño grande? Pues ahora se ha reunido con otros amigos como Chris Rock y Rob Schneider para demostrar que el humor no tiene edad, que nunca es tarde si la gamberrada es buena y, por desgracia, también que la moralina "made in Hollywood" sigue siendo de lo más pueril.

"Niños grandes" llega este fin de semana a España tras lograr una amplia recaudación en Estados Unidos, con más de 140 millones de dólares (108 millones de euros) amasados en la taquilla.

Su intención veraniega es tan manifiesta que incluye incluso un parque acuático y su vocación de película para pandilla de amigos engorilados se rubrica con un espléndido reparto de mujeres "florero": Salma Hayek, Maria Bello y Maya Rudolph.

Bajo la dirección de Dennis Cugan, pero sobre todo escrita por el propio Sandler, la cinta se mueve entre una ingeniosa, rápida y salvaje retórica del insulto y la sonrojante compensación de discurso trasnochado como un mal entendido Frank Capra.

Sandler, que precisamente había protagonizado un discutible remake de "El secreto de vivir" en "Mr. Deeds", convierte lo que debería haber sido una excusa -una somera reflexión sobre cómo los niños han olvidado la esencia del juego infantil- en un remache innecesario.

Y así, tanto énfasis moral acaba resultando de peor gusto que ese humor zafio que, si bien no brilla por su elegancia, sí hay que reconocer que está en manos de los mejores en su categoría.

"Niños grandes" reúne a cinco amigos con sus parejas y sus niños para rendir tributo al que fuera su entrenador de baloncesto en el colegio, y entonces será inevitable hacer balance entre lo que prometía ser una vida, lo que realmente fue y hasta qué punto se está a tiempo de reconducir un viejo sueño.

Con esa excusa, todo un festival de situaciones creadas de la sinergia de caricaturas bastante bien conseguidas: la del hombre de éxito que se siente solo -Sandler-, la del espiritual de pacotilla -Schneider-, la del perdedor acomplejado -Kevin James-, la del Peter Pan -David Spade- y la del calzonazos, interpretado por Chris Rock.

Y así, absurdo sobre absurdo, "Niños grandes" acaba alcanzando cotas altas de incorrección política y del cachondeo mental, lo cual es de agradecer con los susceptibles tiempos que corren. Sus intentos de humor físico, en cambio, funcionan más bien poco y, finalmente, su seriedad bordea el más absoluto de los ridículos.

En consecuencia, dado que los personajes "molan" más antes de llegar a la redención y descubrir que la vida es un precioso lugar lleno de valores, la película acaba convirtiéndose en una apología involuntaria del perdedor y el inmaduro.

Si este efecto hubiera sido premeditado, "Niños grandes" podría ser considerada iconoclasta y rompedora. Como no es el caso, se queda en el cajón de las películas tontorronas con momentos aislados de lucidez.

Mateo Sancho Cardiel

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