Diez frases espeluznantes que pronunció Hitler antes de morir hace 70 años

    • Ni en sus últimos momentos Hitler disminuyó ni un ápice su profundo odio a los judíos; más bien ocurrió lo contrario.
    • Se cumplen 70 años de la muerte de quien por un momento tuvo al mundo en un puño y al borde de la perdición.
Polémica en Alemania por un falso spot de un Mercedes que atropella a Hitler
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En sus últimos días, Hitler se notaba tan envejecido, tan deteriorado y tan impotente que apenas conseguía beber un vaso de agua sin mojarse. Su mano izquierda temblaba con tanto frenesí que arrastraba a todo el cuerpo a ese baile macabro. "Encorvado, con la cara hinchada y con un extraño color rosáceo en el rostro...", así le describía uno de los presentes.

Apenas cuatro años antes, ese hombre había tenido el mundo en sus manos. O más bien, en un puño. Había desafiado a las grandes potencias europeas al invadir Polonia. Había derrotado en poco más de dos meses al que se suponía uno de los mejores ejércitos del mundo, el francés. Tenía acorralada a su otra gran enemiga, Gran Bretaña, sometida a constantes bombardeos. El resto de países europeos se aliaba o se sometía a la férula germana. Hitler era, sencillamente, el dueño de Europa. Y en aquellos momentos pocos dudaban de que algunos años después también lo sería del mundo.

Pero a finales de abril de 1945 ese hombre ávido el Poder se había convertido en la ridícula caricatura de sí mismo. Tras la famosa conferencia militar en la que admitió que la guerra estaba perdida, las decenas de habitantes del búnker de la cancillería supieron que el fin estaba próximo.Él era la víctima y los judíos culpables

Aún así, los testigos y documentos históricos reflejan que en ningún momento Hitler dejó de sentirse una víctima de quienes consideró los mayores responsables de la guerra: los judíos. Estas fueron algunas de las frases más destacadas que pronunció el monstruo antes de enfrentarse a su patético destino. Muchas ellas las escuchó su joven secretaria, Traudl Junge, cuyas revelaciones inspiraron la famosa película 'El Hundimiento'.

1. "Los judíos han logrado que millones de niños arios mueran de hambre en Europa sin que los verdaderos criminales hayan expiado su culpa"

2. "Mi cadáver debe ser incinerado en el mismo sitio donde he trabajado por el pueblo alemán. No quiero que los soviéticos exhiban mi cuerpo en un museo de cera como un trofeo"

3. "Ni yo ni nadie en Alemania ha querido la guerra, que ha sido deseada e instigada por los hombres de Estado que o bien son judíos o bien han trabajado para intereses judíos".

4. "Mi esposa y yo hemos preferido la muerte a la capitulación. Eso podrá compensar lo que ambos hemos perdido por mis años de dedicación en el servicio del pueblo alemán."

5. "Todo lo que poseo, pertenece en su debido grado al Partido. Si este ya no existe, al Estado; si el Estado también es destruido, no hace falta una última decisión mía".

6. "Muero con el corazón feliz, consciente de los incontables legados y éxitos de nuestros soldados en el frente".

7. "Durante treinta años sólo he actuado por amor y lealtad a mi Pueblo en todos mis actos y pensamientos de mi vida"

8. "Ordeno a los líderes de la Nación y a todos sus subordinados que observen inescrupulosamente las leyes de la raza y que se opongan incansablemente al envenenador de todas las naciones: el judaísmo internacional"

9. "Mañana me convertiré en un hombre maldito y odiado para millones de personas"

10. "No quiero recibirla"

Esta frase final parecería tan común como cualquier otra, si no fuera la última que los testigos del búnker recuerdan haber oído de Hitler. Las pronunció ante la esposa de su ministro de propaganda, Magda Goebbels, quien le rogaba que abandonara Berlín y continuase dirigiendo la guerra desde otra parte de Alemania.

Los Goebbels se suicidaron al día siguiente, tras haber envenenado antes a sus seis hijos pequeños. Los niños llaman a Hitler "tío Adolf". Según la confesión del propio Goebbles horas antes, sería la única orden que iba a desobedecer del Führer, quien la había ordenado permanecer vivo para seguir impulsando la resistencia frente al ejército aliado.

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