Alrededor de 10.000 personas han disfrutado este jueves de los juegos de agua de las Fuentes de La Granja

EUROPA PRESS

En esta ocasión han sido siete de los más de veinte ingenios que existen en los Jardines Reales los que se han activado de manera sucesiva, a partir de las 17.30 horas, y que se construyeron junto al Palacio impulsado por Felipe V en el siglo XVIII.

El orden ha sido el habitual, a excepción de la fuente de Los Vientos, que no ha funcionado como ya había dispuesto previamente la organización, aunque sí han corrido algunos de los conjuntos más emblemáticos, como La Fama, que impulsa el agua a más de 40 metros de altura, o El Canastillo, que se ha convertido en una de las fuentes más esperadas por el público, puesto que sus surtidores alcanzan a los espectadores, al proyectar el líquido más allá del pilón.

OVACIONES Y GRITOS

Las ovaciones y gritos del público se han ido incrementando, a medida que el agua ha contribuido a mitigar el calor que ha caracterizado la tarde de este jueves. Según las estimaciones de Patrimonio Nacional, por la festividad de San Luis se llegan a arrojar dos metros cúbicos de agua por segundo.

Como también viene siendo habitual desde hace años, los espectadores han respetado la prohibición de bañarse en las fuentes. Una costumbre que tiempo atrás practicaban peñistas y vecinos, pero que fue restringida para preservar los conjuntos escultóricos, inspirados en la mitología, y también la integridad de las personas.

Estos juegos de agua suponen uno de los actos más característicos de las fiestas patronales de La Granja, junto con la Judiada que se ha desarrollado este martes y que conseguía reunir cerca de 12.000 personas.

En total, los Jardines del Palacio Real granjeño reúnen 26 fuentes. Se trata de conjuntos construidos en plomo, pintados a imitación del bronce e inspirados en la mitología clásica. Así, presentan deidades y alegorías, entre otras escenas. La abundancia de agua de la zona, inspiró a Felipe V, que hizo de La Granja un Real Sitio en 1718. A ello contribuyó su gran afición a la caza.

Esas reservas hídricas permitían mantener conjuntos espectaculares sin problemas de abastecimiento o de bombeo como sí ocurría en Versalles (Francia). Para ello, se habilitó un gran estanque --El Mar-- y otros seis de menores dimensiones, así como el tendido de varios kilómetros de cañerías de hierro, para configurar el que era considerado como mejor sistema hidráulico de la época.

A su vez, las esculturas que adornan las fuentes constituyen el conjunto decorativo de arte francés más amplio y mejor conservado de los que se ejecutaron en los comienzos del siglo XVIII. Una creación que se debe a René Fremin y Jean Thierry.

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