El artista navarro Aser Longás presenta sus trabajos entre escultura y arquitectura en la Ciudadela

El artista navarro Aser Longás presenta sus trabajos entre escultura y arquitectura en la Ciudadela
El artista navarro Aser Longás presenta sus trabajos entre escultura y arquitectura en la Ciudadela
EUROPA PRESS
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El artista navarro Aser Longás ha presentado en la Ciudadela de Pamplona una exposición en la que trata de llevar sus trabajos "de la escultura a la arquitectura".

Longás, arquitecto de profesión, escultor de vocación, buscar unir esos dos caminos que siente separados, el de la escultura, donde crea símbolos al margen del mundo, a veces contra el mundo, y el de la arquitectura, donde el espíritu se ve impulsado por el propio mundo a participar en su configuración. Longás quiere unir esos dos caminos para que puedan seguir conviviendo y alimentándose mutuamente.

La directora del Área de Cultura, Política Lingüística, Educación y Deporte, Maitena Muruzábal, y el propio artista han presentado este viernes la exposición. La muestra de Longás puede verse en el vestíbulo y en la buhardilla de la Sala de Armas y en el Horno de la Ciudadela, desde este viernes hasta el próximo 11 de diciembre. El horario de visita es de martes a viernes de 18 a 20.30 horas, y los sábados de 12 a 14 y de 18 a 20.30 horas. Los domingos y festivos está abierta de 12 a 14 horas.

Aser Longás estudió arquitectura en la Universidad de Navarra. Después de colaborar con diversos estudios, principalmente con AH&Asociados, en 2009 emprendió un viaje formativo de un año por Inglaterra y Francia. Posteriormente regresó a su tierra natal, donde reside dedicándose a la arquitectura, la escultura y el diseño y construcción de mobiliario.

Cuenta el autor que al ver sus obras expuestas quizás pueda dar la sensación de que son fruto de una actividad serena y reflexiva: días enteros cepillando pacientemente el canto de una pieza, viendo caer las virutas de madera mientras la música revolotea en el aire del taller. Pero la realidad, confiesa Aser Longás, es que durante estos años se ha pasado la mayor parte del tiempo yendo de aquí para allá buscando la manera de comprar unos tablones y unas herramientas que apenas podía pagar, llenando toneladas de libretas para dar forma a estas obras, para luego, una vez había conseguido instalarse con todo lo necesario en algún taller improvisado, dedicarse concienzudamente a darse martillazos en los dedos.

El carpintero Alberto Aguirre le ofreció un espacio en su taller de Tirapu, donde tuvo acceso a herramientas profesionales con las que pudo abordar esculturas aún más complejas.

En esta exposición se muestran varias obras que salieron de este lugar. El autor destaca dos de ellas. Por un lado está el 'Heráclito', que se encuentra instalada en el vestíbulo de la Sala de Armas, básicamente porque no cabía por las escaleras, y que fue financiada mediante crowdfunding. Esta obra pretende representar la unidad del todo. Los planos horizontales del perímetro, más cercanos y humanos, representan lo cotidiano, palpable y útil, mientras que el centro de geometría radical del que emergen, y a través del cual están unidas, y que es semejante a una estrella, representa el fondo cósmico que todo lo genera.

Esta geometría fue desarrollada por primera vez en la obra 'Mahler', de 2011, que está expuesta en el Horno de la Ciudadela. El 'Heráclito' fue construida con unas piezas de nogal espectaculares, y está acabada con aceite de linaza, aceite de cártamo y cera de abeja.

Por otro lado está 'Las mil y una noches', expuesta en la Buhardilla, una obra complementaria al 'Heráclito' que pretende explorar el enigma no ya del todo, sino de cada cosa en particular, cada persona y cada instante. La escultura no está formada por un centro del que emerge todo, sino de múltiples centros, sagrados y cerrados en sí mismos, aunque maclados e interconectados.

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