La Cuba miserable de los 90 sacude el festival de San Sebastián

  • Miseria, ignorancia, violencia, prostitución: el cineasta español Agustí Villaronga retrata con dureza la Cuba de los 1990 en "El rey de La Habana", adaptación de la novela de Pedro Juan Gutiérrez que este miércoles conmocionó el festival de San Sebastián.

La película, que nadie hasta ahora había visto, ni siquiera sus actores, "es un fresco sobre una Cuba en unos años muy difíciles, los años 90, cuando se recrudece el embargo de Estados Unidos y cae el orden soviético", explica Villaronga.

"Es un país que se convierte, ya si era pobre, en mucho más pobre", agrega, sentado junto a los artistas cubanos que protagonizan la historia, Maykol David Tortolo, Yordanka Ariosa y Héctor Medina.

El joven Tortolo encarna a Reynaldo, un mulato adolescente originario de Centro Habana que tras fugarse de un correccional lucha por sobrevivir en ese barrio marginal de calles enfangadas, fachadas descascarilladas, míseras viviendas y miedo existencial.

Dotado de un órgano sexual de proporciones tan enormes como su falta de escrúpulos, roba y trapichea mientras se debate entre los amores improbables de Magdalena, una ruda prostituta mulata, y Yunisleidi, un travesti blanco con modales de princesa.

"Como historia de amor, es una historia de amor muy extraña", reconoce Villaronga, veterano director con una quincena de películas en su haber, coronadas en 2010 por la multipremiada "Pa Negre" ("Pan Negro"), ganadora entre otros premios del Ariel a la mejor película iberoamericana.

Adaptando a la gran pantalla la novela homónima de Pedro Juan Gutiérrez, el cineasta español quería mostrar "una sociedad cubana que no es la que siempre se ha visto".

Las obras de este escritor y periodista cubano que habla de La Habana más marginal, lejos de las idílicas playas reservadas a los turistas extranjeros, ya se habían intentado llevar al cine en la isla pero, explica Villaronga, chocaron siempre con dificultades.

También ahora: la película no recibió autorización para filmarse en Cuba y el equipo tuvo que trasladarse a la vecina República Dominicana, todo un desafío para recrear paisajes urbanos y ambientes, explica la productora María Luisa Matienzo, determinada a que la cinta pueda estrenarse próximamente en la isla.

"Sería ideal poder arrancar en el festival de La Habana, yo como productora lo voy a intentar, aunque me cuesta creer que me vayan a dejar, a pesar de la entrecomillada apertura", aseguró.

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