Wajda cerró la competición y se desató el baile de apuestas por el Oso

  • Berlín, 13 feb (EFE).- La película 'Tatarak', de Andrzej Wajda, puso hoy punto final a la sección a competición de la Berlinale y se desató el baile de las apuestas de quién se llevará el Oso, con 'London River' y 'The Messenger' como claros favoritos, seguidos del cine iraní y sin descartarse alguna sorpresa para Latinoamérica.

Berlín, 13 feb (EFE).- La película "Tatarak", de Andrzej Wajda, puso hoy punto final a la sección a competición de la Berlinale y se desató el baile de las apuestas de quién se llevará el Oso, con "London River" y "The Messenger" como claros favoritos, seguidos del cine iraní y sin descartarse alguna sorpresa para Latinoamérica.

La quiniela de "Screen" -el magazine diario del festival- da como ganadora a "London River", de Rachid Bouchareb, seguida del film de Oren Moverman.

Son dos películas poderosas, la primera sobre padres que buscan a sus hijos entre las víctimas de los atentados de Londres de 2005; la segunda sobre un dúo de oficiales de EEUU, mensajeros que comunican a los familiares la muerte de cada soldado en Irak.

En ambos casos, además, magníficamente interpretados por Brenda Blethyn, la primera, y Woody Harrelson y Ben Foster, la segunda. No habría abucheos a tales Osos, de producirse.

Pero el jurado de la Berlinale no debe dejarse dirigir ni por la opinión general ni por el afán de complacer a todos, sino que entre sus cometidos está dar con su propia película.

Ha sido una Berlinale con grandes personajes femeninos, con muchas divas en acción -Michelle Pfeiffer, Demi Moore, Renée Zellweger-, todas ellas deslumbrantes y muy en su papel en la película, y con heroínas menos vistosas, pero con interpretaciones impactantes, como la citada Blethyn.

La última película, "Tatarak", aportó otra gran actriz, Krystina Janda, interpretando a una mujer madura prendada de un jovencito, uno de los temas recurrentes en esta Berlinale.

El jurado está dominado por dos mujeres: la actriz escocesa Tilda Swinton, su presidenta, más la directora española Isabel Coixet. Ambas, representantes del cine independiente, emotivo, de temas poderosos y ajenos a las historias consabidas.

Las acompañan el escritor sueco Henning Mankell, el director estadounidense-hongkonés Wayne Wang, y el de Burkina Fasso Gaston Kaboré, así como el dramaturgo y cineasta alemán Christoph Schlingensief, y la cocinera y "activista culinaria" estadounidense Alice Waters.

Mankell, seguido de Kaboré y Schlingensief, lanzó al abrirse la Berlinale una proclama a favor de África, del cine de contenido y beligerante y de abrir la mirada a cinematografías por explorar.

El cine iraní no puede quejarse de escasa atención en festivales europeos -ha sido presencia habitual en las últimas Berlinales- y "Darbareye Elly", de Asghar Farhadi, gustó a público y crítica.

Latinoamérica fue la gran vencedora en la anterior edición, con el Oso de Oro a la brasileña "Tropa de Elite" de Jose Padilha, y el premio Alfred Bauer y también de la crítica FIPRESCI a "Lake Tahoe", del mexicano Fernando Eimbcke.

Tras años de dominio argentino, brasileño y mexicano, la presente Berlinale exploró en Uruguay y Perú, por primera vez a competición.

La uruguaya-argentina "Gigante", de Adrián Biniez, cautivó por su historia sencilla de un colosal guardia de seguridad de hipermercado enamorado de una empleada.

La hispano-peruana "La teta asustada", de Claudia Llosa, dejó al festival bajo el impacto del drama de los miles de mujeres violadas en las décadas de guerra civil y terrorismo, en los 80. Ambas tienen buenas y más que merecidas opciones a premio.

Un claro peligro para todas las aspirantes viene, por supuesto, por parte del cine anfitrión, especialmente de "Storm", de Hans Christian Schmid, apuntalado en la excelente Kerry Fox.

El jurado es, por definición, independiente, aunque en los últimos años el palmarés ha llevado siempre el sello del director del Festival, Dieter Kosslick, quien no se corta al explicar que cada uno de sus miembros son "amigos", suyos y de la Berlinale.

Teóricamente, todas las películas a concurso son "sus" películas, las de Kosslick. Pero las que más insistentemente citó, previo al Festival, fueron "Storm" y la danesa "Lille Soldat", de Annette Olesen, centrada en los traumas postraumáticos de una soldado de regreso de Irak y de una prostituta africana. Otras dos mujeres para la Berlinale más femenina que se recuerda.

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