Yul Brynner, el eterno rey de Siam

  • Redacción Internacional.- Hace 25 años, la muerte de uno de los grandes del cine, Orson Welles, ensombreció la desaparición de otro nombre legendario del séptimo arte, Yul Brynner, un actor ligado a un solo personaje y a un físico muy particular.

Redacción Internacional.- Hace 25 años, la muerte de uno de los grandes del cine, Orson Welles, ensombreció la desaparición de otro nombre legendario del séptimo arte, Yul Brynner, un actor ligado a un solo personaje y a un físico muy particular.

Fue un mes de octubre particularmente negro para el mundo del cine, que se anticipó el 30 de septiembre con el fallecimiento de la gran Simone Signoret, continuó el 2 de octubre con la impactante noticia de la muerte por Sida de Rock Hudson y se completó con el adiós a Welles y Brynner el 10 de octubre.

Una despedida doble cuyos grandes titulares se los llevó el revolucionario Orson Welles, que había cambiado la forma de ver el cine y era el responsable de unas cuantas obras maestras.

Pero sin duda el sentimiento más popular estuvo con el calvo más famoso de la historia del cine, el actor que encarnó miles de veces al rey de Siam, tanto en el teatro como en el cine, y cuya imagen quedó indisolublemente unida al de tan exótico personaje.

Yuli Borisovich Bryner había nacido el 11 de julio de 1920 en la localidad rusa de Vladivostov, hijo de Boris Bryner, un ingeniero suizo de origen mongol y de Marousia Blagovidova, la hija de un médico ruso.

Su nombre se debió al de su abuelo materno -Yuli- y su políglota formación a las diversas mudanzas junto a su madre y su hermana cuando su padre les abandonó siendo él un niño.

Vivieron en Manchuria, donde los dos pequeños asistieron a un colegio de YMCA, y se trasladaron después a París, donde Yuli aprendió rápidamente el francés y comenzó a trabajar en una radio americana como locutor de anuncios de propaganda estadounidense en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.

Un primer contacto con los americanos que, junto a sus inquietudes artísticas, le llevaría en 1941 a cruzar el océano, a comenzar a prepararse como actor y a trabajar en una compañía de teatro.

Tras varios papeles teatrales debutó en el cine con "Port of New York", en 1949. Pero sería dos años después cuando le llegaría la oportunidad que marcaría el resto de su vida.

La actriz Mary Martin, con la que había trabajado en Broadway, le recomendó para el papel de rey de Siam en el musical "The king and I" que preparaban Richard Rodgers y Oscar Hammerstein.

Lo que no sabía Yul -que había americanizado su nombre y ya era Yul Brynner- era que al final de su vida habría interpretado ese papel en más de cuatro mil ocasiones, sin contar con su paso por la gran pantalla.

Y tampoco se imaginaba que la decisión de rasurarse la cabeza para interpretar al monarca se convertiría inmediatamente en una de sus principales señas de identidad.

El éxito de la obra teatral le situó de forma fulgurante entre los actores más populares de la época y en 1952 ganó el premio Tony, un galardón -en su categoría especial- que repetiría en 1985 por sus 4.525 interpretaciones del rey de Siam.

Y que también le haría ganar el Óscar en 1956 por la versión cinematográfica de la obra, una película en la que le acompañaba Deborah Kerr y que se ha convertido en todo un clásico de la historia del cine.

Un papel que le perseguiría durante toda su vida pese a que participó en películas de éxito como "Anastasia" (1956), "The ten commandments" (1956) o "The magnificent seven" (1960).

Tanto le persiguió el rey de Siam, que la muerte le llegó a Brynner a causa de un cáncer de pulmón tan sólo cuatro meses después de haber finalizado un triunfal regreso a los escenarios de Broadway con la obra que le marcó su carrera pero también su vida.

Porque el actor reconoció en más de una ocasión que la gente le identificaba de tal manera con el rey de Siam, que se olvidaban de que él era una persona más allá del papel.

Ni siquiera su agitada vida personal -cuatro matrimonios y cuatro hijos- sobrepasó al mito de su exótico personaje.

"La gente no conoce mi verdadero yo y no van a descubrirlo", afirmó en más de una ocasión.

Alicia García de Francisco

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