Zvyagintsev retrata en "Leviathan" la ironía rusa para protegerse del poder

  • El director ruso Andrey Zvyagintsev realiza un ajustadísimo retrato del abuso del poder en "Leviathan", un filme que ganó el premio al mejor guión en el último Festival de Cannes y que muestra cómo en Rusia la gente se burla del poder con ironía como "forma de protegerse a sí mismos".

Alicia García de Francisco

Madrid, 28 dic.- El director ruso Andrey Zvyagintsev realiza un ajustadísimo retrato del abuso del poder en "Leviathan", un filme que ganó el premio al mejor guión en el último Festival de Cannes y que muestra cómo en Rusia la gente se burla del poder con ironía como "forma de protegerse a sí mismos".

"En la época de Stalin podías acabar en prisión de por vida si hacías una broma sobre él (...). Pese a que ese miedo genético del poder vive en la gente, aún así se burlan de los líderes anteriores pero prefieren usar la ironía para describir todas las situaciones que ocurren", explicó el director en una entrevista con un reducido grupo de medios, entre ellos Efe, tras presentar el filme en Cannes.

Un filme muy crítico contra la corrupción y el abuso de poder en un pequeño pueblo del norte ruso, pero que podría ocurrir en cualquier parte y que se ha ido estrenando durante el otoño y este invierno en varios países europeos (España, el próximo 1 de enero) y el 25 de diciembre en Estados Unidos.

Narrada sin artificios en un paisaje sobrecogedor en el que el realizador se recrea con preciosismo, "Leviathan" es por momentos un "thriller" y en otros un drama familiar, con gruesas pinceladas de crítica política.

Una película que parte de un hecho real que el realizador conoció a través de un amigo, el de un hombre que vivía en Colorado (EE.UU.) y que se rebeló contra el poder de una empresa y que acabó suicidándose.

"La historia podría haberse desarrollado en cualquier parte pero nosotros la trasferimos a Rusia y además había un precedente en la historia antigua, la de Job en la Biblia. De ahí viene el título de 'Leviathan'", explicó el realizador.

Una película que es "más artística que política" y con la que el realizador no quería hacer "ninguna declaración política", aunque reconoce que la historia no ha gustado mucho a las autoridades de su país.

Al respecto señaló que el ministro de Cultura ruso vio la película antes del estreno y dijo que estaba bien hecha y que demostraba mucho talento, pero que no le gustó.

"Yo creo que corresponde solo al artista decir las cosas que quiere decir y mostrar las cosas que quiere mostrar", una opinión que obviamente no comparte el Gobierno ruso, que cree que por haber subvencionado el filme, debería mostrar imágenes "completamente diferentes a lo que yo he mostrado", precisó Zvyagintsev.

Los Gobiernos, agregó el realizador, deben "ayudar al desarrollo del arte" pero respetando totalmente las opiniones y los planteamientos del artista.

"Leviathan" cuenta cómo el alcalde de un pequeño pueblo al borde del mar de Barents (norte de Rusia), utiliza todos los instrumentos a su alcance para quitar a un hombre su casa y los terrenos en los que está construida, cuya propiedad quiere quedarse para beneficio propio.

Confeso admirador de Andrei Tarkovski y Michelangelo Antonioni -"son mi sangre, mi carne", ha dicho en más de una ocasión-, el realizador ruso construye una película dura, árida y con poco espacio a la complacencia, con algunas escenas de un terrible e inteligente humor negro.

"Lo quiera o no, la gente se va a reír en algunas escenas porque es muy duro mantener una tensión muy trágica durante dos horas y media", reconoció el director, que aseguró que no quiso hacer escenas deliberadamente divertidas.

Pero, agregó, "la ironía es muy importante, es una forma de soportar la tragedia".

Un humor que tiene mucho que ver con el exceso de consumo de vodka por parte de los personajes del filme, lo que da pie a momentos verdaderamente surrealistas, como cuando el protagonista y sus amigos usan fotografías de antiguos líderes soviéticos como diana de sus disparos.

Escenas que destilan veracidad, algo que el realizado justificó entre risas porque el consumo de vodka fue real durante el rodaje.

"Les dejaba beberlo mientras pudieran mantener el control", explicó Zvyagintsev, que contó cómo en una escena uno de los actores estaba tan borracho que se desmayó y otro tuvo que rodar la secuencia hablando con el aire.

Era importante, explicó, "porque cuando la persona está un poco bebida, se mueve de forma diferente, sus ojos van en diferentes direcciones, es más realista".

Una historia en la que el realizador da mucha importancia a la desbordante naturaleza como contraste con "ese pequeño hombre, solo un ser humano con sus problemas, con su vodka, con su pena".

Es el cuarto largometraje de un realizador que con su anterior filme, "Elena", recibió el premio especial del jurado de la sección "Una cierta mirada" de Cannes.

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