Reportaje'lo que el viento se llevó' cumple 75 años


En 2014 se cumplen 75 años del estreno en pantalla grande de la película 'Lo que el viento se llevó', un título mítico de la historia del cine que cosechó 10 Oscar de la Academia y que tuvo unos prolegómenos y un rodaje llenos de vaivenes y controversias.
En 1936 se publicaba una extensa novela en la que una escritora norteamericana llamada Margaret Mitchell volcaba sus enormes conocimientos de historia, los relatos de sus mayores sobre la Guerra de Secesión y sus propias vivencias personales. La autora, nacida en Atlanta, había empezado a escribir el libro mientras se recuperaba de una fractura de tobillo, alentada por su segundo marido. Al parecer, éste le pidió que escribiera una obra propia después de que Margaret se hubiera leído todos los libros de historia que su cónyuge le traía de la biblioteca.
Pero una vez recuperada de su dolencia, la escritora perdió interés por el libro y lo dejó inconcluso, si bien ya llevaba redactada una considerable cantidad de páginas. Seis años más tarde, el editor Harold Macmillan visitó Atlanta en busca de autores prometedores a los que enrolar en sus filas y conoció a Margaret a través de una amiga suya que había trabajado para él. Macmillan quedó gratamente impresionado con Mitchell y le pidió que le hiciera llegar cualquier libro que escribiera para ver la posibilidad de publicarlo.
En un principio Margaret no pensaba entregarle el manuscrito de 'Lo que el viento se llevó', pero finalmente lo hizo espoleada por el comentario de un amigo que se burlaba de la posibilidad de que pudiera escribir un libro. Posteriormente se arrepintió y le pidió al editor en un telegrama que le devolviera el manuscrito, pero éste ya había empezado a leerlo y atisbaba que podía ser un éxito si lo publicaba.
Tras consultar con el jefe de Literatura en Inglés de la Universidad de Columbia, Macmillan le envió a Mitchell un cheque como anticipo del pago por los derechos de autor y la instó a completar la obra, de la que sólo faltaba el primer capítulo. La escritora lo hizo en marzo de 1936 y la primera edición de la novela apareció el 30 de junio de ese mismo año, convirtiéndose en un rotundo éxito de ventas y ganando el Premio Pulitzer en 1937.
SALTO AL CINE
Incluso antes de ser publicada la primera edición de 'Lo que el viento se llevó', en mayo de 1936 el productor cinematográfico David O. Selznick decidió comprar los derechos para hacer una película basada en la novela. Lo hizo a pesar de su reticencia inicial, siguiendo los consejos de su asesora en Historia, Katherine (Kay) Brown, que había leído una copia previa de la obra antes de ser lanzada al mercado.
Seltznick invirtió en el asunto 50.000 dólares, una cifra récord para la época, poniendo así la primera piedra del filme más ambicioso que hasta el momento había conocido la industria cinematográfica estadounidense.
'Lo que el viento se llevó' constituye, sin duda, el paradigma del llamado sistema de estudios y el más evidente prototipo del concepto de producción hollywoodiense durante los años del clasicismo. Un modelo en el que se conjugaban admirablemente las perspectivas comerciales con la búsqueda de una calidad más que notable en los apartados artísticos que conforman una película. Su larga gestación da buena muestra de ello, pues constituye la búsqueda incansable de la perfección en todos y cada uno de sus cimientos.
DIRECCIÓN COMPARTIDA
La infinidad de escritores que pusieron su talento al servicio del guión, la consecución de unas maneras formales que aunaron el genio del diseñador de producción William Cameron Menzies con el imponente uso del color de los directores de fotografía Ray Rennahan y Ernest haller, la poderosa y descriptiva banda sonora de Max Steiner y el minucioso casting que atesora trabajos interpretativos verdaderamente excepcionales, hacen ver que todo cuanto acontece en esta película tiene su base en la extraordinaria capacidad de un grupo humano para dar lo mejor de sí mismo en un marco tan poco propicio para ello como es el rodaje de una superproducción.
Así lo consideran al menos algunos estudiosos del cine, quienes ponen igualmente de relieve que si hay algo que sorprende en 'Lo que el viento se llevó', después de 75 años de su estreno, es la apabullante unidad de estilo en un filme que tuvo, nada más y nada menos, que hasta siete directores distintos.
Iniciada por George Cukor, éste fue apartado del rodaje por presiones de Clark Gable debido a la homosexualidad del cineasta, que enlazaba con ciertos detalles del pasado del actor. En concreto, parece ser que Cukor sabía que Gable, en sus inicios, había trabajado como gigoló en el circuito gay de Hollywood.
Además, existían ciertos desacuerdos entre Cukor y Selznick en cuanto al guión y al ritmo que debía tener la producción, y esa tensión explotó en el rodaje. A Selznick le exasperaba el modo de rodar más bien lento del cineasta, y éste aseguró que no podía seguir trabajando en una producción en la que sentía que las cosas no se estaban haciendo bien.
Cukor fue sustituido por Victor Fleming, un hombre de pocas palabras al que no gustaba dar muchas indicaciones. Tanto es así que un día en que Vivien Leigh fue a pedirle un consejo le respondió que cogiera el guión y se lo metiera por su británico trasero.
Fleming se encargó de gran parte de la película a pesar de sus problemas de salud, los cuales provocaron que varias secuencias tuvieran que ser dirigidas por otros. De ello se ocuparon Sidney Franklin, quien había conseguido recientemente un notable éxito con 'La buena tierra' (1937) y que filmó varias tomas de la segunda parte, al igual que Yakima Canutt.
Por otro lado, un buen número de escenas fueron dirigidas por Sam Wood, cineasta rudo y drástico, de maneras bastante similares a las de Victor Fleming; William Cameron Menzies (el ataque a Escarlata en el puente de madera es una de ellas), y el propio David O. Selznick.
Por tanto, puede decirse que 'Lo que el viento se llevó' no responde a un concepto de cine de autor, sino a la dedicación a un proyecto conjunto sobre el que Selznick iba realizando labores cercanas al proselitismo con el fin de lograr los mayores apoyos posibles (tanto financieros como artísticos) a una película necesitada del mayor número de integrantes que pudieran reunirse.

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