Barcelona, mayo de 1937: la debacle anarquista

    • Una investigación revela que los libertarios sufrieron más del doble de bajas en su lucha contra los comunistas.
Barcelona, mayo de 1937: la debacle anarquista.
Barcelona, mayo de 1937: la debacle anarquista.

"Un documento milagroso", según califica su propio autor, ha permitido conocer el balance de la primera batalla abierta que hubo en España entre comunistas y anarquistas. Fue en mayo de 1937 en Barcelona, en plena guerra civil, y el resultado fue de 56 muertos por un lado y de 126 por el otro. Luego hubo ocho colaterales y 28 desconocidos, así como cientos de heridos. El trabajo lo acaba de publicar la prestigiosa revista científica Hispania, perteneciente al CSIC, con el artículo "Los Hechos de Mayo de 1937: efectivos y bajas de cada bando" que firma Manuel Aguilera Povedano.

Hasta ahora sólo se sabía el total de víctimas mortales, 218, contadas por los historiadores Josep Solé y Joan Villarroya en 1982. Más de 20 años después, un documento encontrado en el archivo de Salamanca ha permitido distinguir el bando de cada una de ellas. Se trata de un listado que hicieron los comunistas del PSUC y la UGT con sus víctimas. El cotejo con el resto de fuentes dice que sufrieron muchas menos bajas que sus adversarios porque se mantuvieron a la defensiva.

El artículo hace un cálculo aproximado del número de contendientes en los bandos y concluye que los revolucionarios (anarquistas y POUM) contaban con unos 7.000 efectivos sólo en Barcelona (entre ellos el famoso escritor George Orwell) mientras que los gubernamentales (policía, comunistas y nacionalistas) tenían unos 5.000.

La batalla duró cuatro días, del 3 al 7 de mayo y la iniciativa de los ataques la llevó en todo momento el bando revolucionario, sobre todo los anarquistas. Atacaron constantemente los edificios ocupados por sus enemigos a costa de grandes bajas. Consiguieron grandes avances pero detuvieron la ofensiva por la orden de sus propios jefes, que veían que aquella lucha interna sólo beneficiaba a Franco. Entre los muertos estaban el conseller de la Generalitat, Antonio Sesé (UGT), y el intelectual anarquista Camilo Berneri. Todo acabó cuando llegaron 5.000 guardias de asalto enviados desde Valencia por el gobierno republicano.

Los anarquistas, representados por la CNT-FAI, serían relegados políticamente en los meses siguientes y muchos de ellos acabarían en la cárcel por no reconocer al gobierno republicano. El Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) sería ilegalizado y su líder, Andreu Nin, torturado y asesinado.

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