Cómo entender a Angela Merkel leyendo a Hugo Ball

  • El director de la editorial Berenice, David González Romero, ha dicho a Efe, con motivo de la publicación de la novela "Flametti" y del ensayo "Dios tras Dadá", del alemán Hugo Ball, que estas lecturas ayudan a comprender los puntos débiles del capitalismo: "Quien quiera entender a Merkel que lea a Ball".

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 26 may.- El director de la editorial Berenice, David González Romero, ha dicho a Efe, con motivo de la publicación de la novela "Flametti" y del ensayo "Dios tras Dadá", del alemán Hugo Ball, que estas lecturas ayudan a comprender los puntos débiles del capitalismo: "Quien quiera entender a Merkel que lea a Ball".

"Ya Hermann Hesse o Ernst Bloch consideraron pioneras las tesis de Ball sobre 'la ideología alemana', expresadas definitivamente en 'Las consecuencias de la Reforma' (texto incluido en 'Dios tras Dadá'), escritas en el fragor de la batalla, entre 1916 y 1919, y pioneras en analizar la 'culpa alemana'", ha destacado el editor.

Los libros de Ball trascienden la cuestión nacional para transformarse en "una lucidísima crítica a la 'culpa capitalista', a los puntos débiles de la cultura liberal y, en resumen, a la Modernidad", por lo que González Romero los ha considerado apropiados para "quienes quieren entender esta crisis capitalista, y quieren entender la Alemania de Ángela Merkel".

"Hugo Ball es un personaje complejo, pero no más que su propio tiempo, un tiempo de enorme crisis como éste que vivimos ahora", ha señalado el editor para destacar que la figura de Ball esté siendo rescatada ahora en Alemania y fuera de Europa, de lo que ha dejado constancia el escritor norteamericano Paul Auster: "Ball sobresale como uno de los espíritus ejemplares de nuestro tiempo".

Según González Romero, "lo más fascinante de Ball es su radicalidad intelectual, no sólo con su tiempo sino consigo mismo; Ball describe un camino sorprendente entre la fundación de un movimiento artístico, entonces radical y hoy fundamental en el arte moderno como es el dadaísmo, y su conversión casi monacal a una forma de catolicismo ascético, eso sí, con ribetes anarcoides".

No obstante, ha apuntado el editor, si se leen títulos como "Dios tras Dadá" o "Flametti" -en esta ocasión traducidos por Fernando Fernández Viñas- "uno se da cuenta de la coherencia radical de un hombre que intentó comprender su época y su sociedad y en el proceso no tuvo más remedio que rebelarse contra ella de cualquier forma posible".

"Dios tras Dadá", según González Romero, demuestra que Ball estuvo influenciado por Carl Schmitt (considerado la "mente jurídica" del nazismo y el "teórico del resentimiento" de la generación que vivió la Primera Guerra Mundial), pero fue "más amable" y se "resistió a ser tan despiadado como Schmitt", fue más vital y "genialoide", como lo tildaría el propio Schmitt.

"La época de Weimar es totalmente ilustrativa de adónde nos puede llevar una crisis como ésta por mucho que lo creamos imposible; la actitud de Ball fue de rechazo desde el principio, no entendía cómo se podía ir a la guerra con una sonrisa, como ocurrió en 1914, y se aplicó a explicarlo y denunciarlo", según el editor.

González Romero ha confesado: "No sé cuál fue su gesto irónico real, si Dadá o el cristianismo bizantino" porque Ball "logró ser un ejemplo para vanguardistas y para refractarios y antimodernos; hoy sabemos que eso tiene mucha más lógica de lo que parece; el propio Giorgio Agamben lo pone como ejemplo de lo que el llama la 'edad de la liturgia', y es que el propio Ball se sintió como un 'obispo mágico' cuando leyó sus poemas fonéticos en el Cabaret Voltaire".

Ya en 1916, ha recordado el editor, el autor alemán decía aquello de que "para entender el cubismo tal vez haya que leer a los Padres de la Iglesia".

Y en una carta, Ball (Pirmasens, 1886-1927), escribió: "Necesito un poco de ironía, para soportar la vida, y más aún, para aguantar mi época".

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