Las primeras dificultades de la II República, vistas por Alcalá Zamora

Madrid, 30 may.- Las reflexiones del que fuera presidente de la II República Niceto Alcalá Zamora sobre las dificultades por las que atravesó el Estado en sus primeros meses se publican ahora, en un volumen que recoge la segunda parte de los diarios personales que ha rescatado su familia.

Bajo el título "La victoria republicana", la editorial Esfera de los Libros saca a la luz el segundo de los tomos que recogen los diarios personales de Alcalá Zamora, que siguen incompletos porque aún siguen desaparecidos parte de los que escribió sin que la familia y los historiadores los den totalmente por perdidos.

En esta nueva recopilación, que sigue a "Asalto a la República" el llamado "representante de la tercera España" repasa desde su punto de vista los primeros avatares a los que hizo frente la República entre 1930 y 1931.

La caída de la monarquía, los proyectos de reforma agraria y militar, el replanteamiento de la organización territorial y el choque con la Iglesia, acompañado de las numerosas huelgas que se produjeron durante el primer trimestre de 1931 centran las páginas de este libro, que ha sido presentado hoy en Madrid por el nieto de este personaje histórico, José Alcalá Zamora y Queipo de Llano.

Tras elogiar "la defensa de los valores morales y espirituales" que desempeñó su abuelo, ha anunciado que el Congreso instalará un busto en honor del primer presidente de la República junto al de Manuel Azaña, "aunque espero que no demasiado cercano a él", ha apostillado Alcalá Zamora.

También ha aprovechado su intervención para criticar la "rocambolesca operación policial" que retiene parte del fondo documental obra del dirigente español y sobre el que continúan las gestiones para que sea devuelto a la familia.

Durante el acto, se ha reivindicado una mayor aproximación a figura del que aspiró a "aportar seriedad a la República" y otorgarle un carácter político centrista, algo que ya manifestó el propio Alcalá Zamora en un discurso en Valencia, en los primeros meses tras el derrumbe de la monarquía.

De él se ha contado que fue extremadamente activo en política, pese a que sus funciones eran meramente testimoniales, muy parecidas a las que ostenta un rey en una monarquía constitucional, y su profunda preocupación por la polarización ideológica.

Varios historiadores y sociólogos que han participado en la presentación han subrayado la soledad de un líder al que ambos bandos "dieron de lado" tras la Guerra Civil mientras que, durante su exilio en Buenos Aires, Alcalá Zamora continuaba defendiendo la moderación de las pasiones ideológicas en España, a la que definió como "imperio que pasó, gloria que dura".