Muñoz Puelles reivindica en su último libro la genialidad de Blasco Ibáñez frente "al vacío" de Madrid

  • El escritor valenciano Vicente Muñoz Puelles reivindica en su última obra, 'El último manuscrito de Blasco Ibáñez', la genialidad de la figura de este polifacético valenciano de "repercusión mundial" y su maestría literaria pese "al vacío" que "siempre" se le hizo desde Madrid a través de un repaso novelado de su biografía.
Muñoz Puelles reivindica en su último libro la genialidad de Blasco Ibáñez frente "al vacío" de Madrid
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EUROPA PRESS
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Muñoz Puelles ha presentado este miércoles esta obra, encargo de la editorial Algar en el año de Blasco Ibáñez para dar a conocer la relevancia de este escritor valenciano, coincidiendo con los 150 años de su nacimiento y los 90 de su muerte, al público juvenil. Al acto también han asistido el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía.

Al respecto, ha relatado que se ha valido del recurso literario del manuscrito encontrado, como ya se hiciera en 'El Quijote' o 'El nombre de la rosa', porque le permite "jugar con dos tiempos", el del narrador y el que se atribuye al manuscrito.

Además, ha utilizado un narrador interpuesto: su hijo Ricardo, quien es supuestamente quien va en busca de las huellas de Blasco Ibáñez por la ciudad y protagoniza "una serie de viajes que recuerdan las salidas de Don Quijote". Es en la última de estas salidas donde encuentran el manuscrito que da título a la novela, y última parte de la obra, y que se dice que fue redactado por el propio Blasco Ibáñez.

Muñoz Puelles ha diferenciado "con claridad" el lenguaje empleado en las dos partes de la novela: en la primera recurre al estilo "llano, intimista, y espolvoreado de toques de humor" que atribuye a su hijo y que contrasta con el estilo más "más ampuloso, grave, y cargado de adjetivos" de Blasco Ibáñez.

El Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil ha rememorado que en un primer momento se acercó a la figura de Blasco Ibáñez como si fuera su abuelo, pero luego se sintió "apabullado" ante "la vastedad de sus facetas: político, literato, colonizador, periodista, viajero, guionista y productor cinematográfico".

Por ello, ha reconocido su "envidia" y más al constatar que en lugar de ser un escritor "del montón", que hubiera hecho menos "admirable su versatilidad", fue un "un escritor mayúsculo, una especie de Zola valenciano", que justifica que "fuera el único escritor español, tras Cervantes, que lograra una repercusión mundial".

Sin embargo, ha aludido al "vacío" que "desde siempre" se le ha hecho desde Madrid, donde "radica el poder literario", como muestra el "desdén" con el que fue tratado por Pio Baroja en sus artículos. Muñoz Puelles ha apuntado que "no hay una única respuesta" para explicar el por qué fue tratado con "tanto menosprecio y dureza".

Al respecto, ha barruntado que una explicación pasaría por "las peculiaridades" del personaje, o a que "el éxito popular" que cosechó "siempre resultó sospechoso" para quienes consideran que la "gran literatura es patrimonio de minorías". "Enriquecerse con la literatura y además envanecerse de ello, y Blasco era muy vanidoso, debió parecer a muchos una especie de traición", ha especulado.

Así, ha constatado que era "fácil y tremendamente injusto" acusarle de una despreocupación por la forma literaria ya que decían que "el orador político y el periodista de pluma ágil habían perjudicado al artista" de igual modo que le recriminaban, como a Sorolla, practicar "un arte colorista, luminoso, vital opuesto a la melancolía que impreganaba a la generación del 98".

VENERADO COMO UN ÍDOLO

Sin embargo, ha contrastado que frente a tanta "desidia" València lo "veneró como a un ídolo" con "homenajes multitudinarios" sobre todo en 1921 y 1933 al recibir su cadáver. València fue de hecho en los años 30 una ciudad "blasquista" cuando sus novelas se vendía a "millones y eran llevadas al cine y su rostro plasmaba los sellos de correos", pero la Guerra Civil "acabó con todo eso".

"Sus obras dejaron de reeditarse, su nombre fue suprimido de las calles y las placas destruidos, desapareció se casa natalicia y su chalé de la Malvarrosa ocupado por Centro y Juventudes, y se derribó la redacción de su diario El Pueblo", ha recordado. A finales de los 70, ha señalado, el éxito de Blasco Ibáñez volvió al ser llevadas sus novelas a series televisivas y con ellas su figura centro otra vez de congresos.

Sin embargo, no dejó de ser "objeto de disputa": "unos resaltaban su españolismo y conservadurismo social y los otros su carácter republica y anticlerical como si unas y otras fueran facetas incompatibles", ha criticado.

FIGURA "EXTRAORDINARIA"

Por su parte, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha resaltado que "no se puede entender a nuestro pequeño país, a la Comunitat Valenciana, sin saber quién es y que representa" Blasco Ibáñez. Por ello, ha explicado que la Generalitat declaró 2017 Año Blasco Ibáñez para que las generaciones "sepan quién es".

Asimismo, ha destacado la originalidad de recurrir al recurso del manuscrito y que pese a ser una novela "corta y de fácil lectura" no significa que sea "simple". "En absoluto", ha recalcado. De hecho, ha subrayado "la gran profundidad" de este texto.

Así, ha desgranado las facetas de este personaje "extraordinario" y "de principios" que fue "un hombre muy de su tiempo" y que supo plasmar en su obra literaria "las inquietudes de nuestra tierra, los enfrentamientos de clases y el trasfondo histórico" desde una literatura "crítica".

Por último, el presidente del CVC, Santiago Grisolía, ha resaltado que "nadie pudo" con Blasco Ibáñez, un personaje que "sigue estando muy vivo" y que cuyo "ejemplo" perdura en la memoria.

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