(Reportaje)150 AÑOS DEL NACIMIENTO DE VALLE-INCLÁN

- No fue mal actor, ni de izquierdas ni bohemio, asegura su nieto en una biografía recientemente publicada. En 2016 se cumplen 150 años del nacimiento Ramón María del Valle-Inclán, a quien Francisco Umbral definía como "el más vivo de los escritores del 98" y "el mayor y mejor escritor español de todos los tiempos".
Valle-Inclán fue, sin duda, un autor singular, que nació en la localidad Pontevedresa de Villanueva de Arosa el 28 de octubre de 1866, y cuya vida estuvo rodeada de fábulas, falsedades, leyendas, malentendidos e inexactitudes que su nieto Joaquín ha aclarado y desmentido en la biografía 'Ramón del Valle-Inclán. Genial, antiguo y moderno', publicada hace unos meses. Es ésta la primera vez que un familiar del autor gallego intenta poner las cosas en su lugar.
Joaquín ha desmentido, por ejemplo, que su abuelo fuera mal actor o que ceceara, como se ha asegurado. Su carrera en las tablas se vio frustrada cuando don Ramón perdió un brazo en 1899.
Tampoco pasó tantas penurias económicas como se ha dicho: cuando llegó por segunda vez a Madrid, en 1895, tras su paso por México, trabajó como funcionario del Estado, con un sueldo de 2.000 pesetas anuales, un salario elevado para la época que mantuvo como mínimo hasta que perdió el brazo.
Su trabajo de literato profesional y como colaborador en la prensa le dio para vivir y su nivel económico estaba por encima de la media del de los madrileños. A partir de 1906 empezaron a venderse bien sus libros y, además, con la agricultura ganó dinero. Durante sus últimos años volvió a ser funcionario.
Valle tampoco fue nunca de izquierdas, una idea que le hubiera hecho reír de haberla escuchado en boca de sus biógrafos, según su nieto. Puede que diera esa imagen en sus obras, pero desde muy joven se declaró carlista. Le gustaba poco la noción del Parlamento y el voto democrático, inclinándose más por el Gobierno conducido por una suerte de tirano, culto y amable.
El autor de 'Luces de bohemia' nunca fue antirreligioso, sino todo lo contrario. Era, eso sí, un católico poco ortodoxo. Una de las razones por las que en la I Guerra Mundial dio su apoyo a Reino Unido y Francia fue porque entendía que los alemanes iban a terminar con el catolicismo.
Valle empezó a consumir drogas en 1908, tal y como le confesó a un periodista en A Coruña. Pero tomaba cáñamo índico, lo que hoy sería el hachís, por prescripción facultativa debido a su dolencia de papilomas en la vejiga. Dejó de hacerlo en 1926.
No era bohemio, entre otras cosas porque, según Joaquín, la bohemia no existía y nadie sabe qué es ni qué significa ese concepto. Valle bebía durante sus primeros años en Madrid, pero no de manera continuada. El escritor aseguraba que le repugnaba la bohemia, a la que definía como “un club de cuellos sucios y del mal vino”. Lejos de ser un hombre abierto, como se ha señalado, Valle era muy celoso de su vida privada. Tanto es así que no dejó cartas ni memorias ni diarios en los que mostrara sus sentimientos.
ESCRITOR REAL Y PRESTIGIOSO
El catedrático de Literatura Española Manuel Alberca, en la biografía 'La espada y la palabra. Vida de Valle-Inclán', previa a la del nieto del autor, publicada el pasado año y en la que también trataba de desmitificar su figura, lo presentaba como un escritor real y prestigioso que ambicionaba triunfar y se convirtió en su propio gran estratega hacia el éxito.
Alberca sostiene que, aunque el autor gallego escondía su vida privada, le gustaba el público y ser el centro de atención.
Sin duda, uno de los episodios más comentados de la vida del escritor fue la fatídica mutilación de su brazo izquierdo. El 24 de julio de 1899, cuando llevaba cuatro años viviendo en Madrid, don Ramón se encontraba en el Café de la Montaña, donde se estaba produciendo una discusión entre dos contertulios que tenían un duelo pendiente.
Parece ser que Valle recriminó algo al periodista Manuel Bueno y éste reaccionó, ofendido, amenazándolo con su bastón-bengala con contera de hierro. El autor de 'Tirano Banderas' respondió tirándole una jarra de agua, lo que suscitó un combate de bastonazos y otros utensilios que terminó con don Ramón herido en la cabeza y en el brazo izquierdo. La extremidad le tendría que ser amputada el 10 de agosto por una fractura en radio y cúbito que dio origen a una infección.
Lo que sí parece cierto es que a partir de ahí se tomó su carrera literaria más en serio, según Alberca, poniendo por delante el personaje para proteger a la persona. Y es que su técnica de invención consistía en tomar un elemento biográfico real y distorsionarlo con datos ficticios, asegura el catedrático.
Y no fue el azar lo que le llevó al éxito: enviaba sus libros a los periodistas y críticos, entabló buenas relaciones sociales, se ganó un lugar en los cafés e incluso escribió a autores como Clarín para que le corrigieran y orientaran.
Alberca desmiente también que Valle no necesitara ayuda porque, además de sus numerosos amigos y críticos, logró prebendas del poder. Una de ellas en 1916 como catedrático de Estética en la Escuela de Pintura, Grabado y Escultura. Pero no hay mitificación alguna en que demostró su valentía en 1916 al visitar en Francia el frente aliado, encontrándose cerca del enemigo y sobrevolando la zona.
En el terreno amoroso se le atribuyen algunas amantes, habiendo sido padre de una hija de madre desconocida y marido de Josefina Blanco, con quien se casó en 1907 y tuvo cuatro vástagos. Se dice que fue durante su vida familiar cuando dio sus mejores frutos literarios. De Josefina se separaría en los años 30.
Ramón del Valle-Inclán llegó al final de sus días con un divorcio a sus espaldas y la preocupación de la educación de tres de sus hijos, de los cuales tenía la custodia, mientras atravesaba una mala racha económica. Murió el 5 de enero de 1936, en Santiago de Compostela, mientras buscaba curación para el cáncer que padecía.

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