"Ahab y la ballena blanca", un álbum nacido de las emociones de la infancia

  • "Ahab y la ballena blanca", ganadora del III Premio Internacional Álbum Ilustrado de Edelvives, es una obra nacida de "las emociones" y los recuerdos de infancia de su creador, Manuel Marsol, quien abandonó la publicidad para subirse a lomos de su ballena y aprovechar las oportunidades que ésta le brindaba.

Madrid, 3 jun.- "Ahab y la ballena blanca", ganadora del III Premio Internacional Álbum Ilustrado de Edelvives, es una obra nacida de "las emociones" y los recuerdos de infancia de su creador, Manuel Marsol, quien abandonó la publicidad para subirse a lomos de su ballena y aprovechar las oportunidades que ésta le brindaba.

Durante la presentación de los premios Edelvives, el ex publicista Manuel Marsol ha explicado que decidió apostar por el "mito" de Moby Dick y su gran "carga simbólica" para concurrir al premio de Álbum Ilustrado por la conexión que desde pequeño ha tenido con este clásico de Herman Melville gracias a su pasión por el mar.

En "Ahab y la ballena blanca" recrea, con "tintes humorísticos", la historia de "Moby Dick" pero readaptada a sus vivencias infantiles y a sus recuerdos en el mar de Murcia, en el que se pasaba jornadas enteras pescando, con vasos de tubo, junto a su hermana.

La obra del ilustrador es "una metáfora" sobre la forma en que las obsesiones pueden impedir ver "lo que uno tiene delante", como le sucede a su protagonista con la ballena, a la que tiene permanentemente delante "sin verla".

Por su parte, Elena Alonso Frayle, ganadora del Premio Alandar de Narrativa Juvenil 2014, ha reconocido que su obra, "La edad de la anestesia", tiene mucho de "autobiográfico", ya que surgió después de que operaran a su hijo, con una cardiopatía como la de la protagonista de la novela, en un hospital cercano a Berlín.

En "La edad de la anestesia", la escritora bilbaína, casada con un diplomático alemán y afincada en Berlín, narra en primera persona la historia de Laura, una adolescente, hija de español y alemana, con una cardiopatía congénita que la ha obligado a pasar su vida en el hospital.

Tras la separación de sus padres, Laura se va a vivir a Alemania con su madre dónde, tras una nueva intervención, conoce a un joven cuyo abuelo está vinculado con un misterioso acontecimiento sucedido en la antigua Alemania del Este, en una narración en la que se conjuga la investigación de un suceso con profusas reflexiones sobre la culpa, el desarraigo personal, la falta de libertades individuales o lo efímero de la vida.

Alonso Frayle ha reconocido que supo del "potencial" del hospital en el que su hijo permaneció ingresado varias semanas al conocer que, lo que ahora es un centro de rehabilitación "que da esperanza a muchos enfermos", antiguamente sirvió de cuartel general de la cúpula dirigente de la RDA, un "contraste" que ha admitido que la impactó, al pensar en la cantidad de "decisiones terribles" que se pudieron tomar allí.

Según la autora, en la obra se conjuga la investigación con reflexiones sobre la culpa o lo efímero de la vida en un tiempo "simbólicamente anestesiado", ya sea por la enfermedad o por un totalitarismo de Estado, aunque el mensaje que pretende dejar a los jóvenes es el de que una enfermedad "no tiene por qué ser una tara; puede llegar a ser una fuente de enriquecimiento personal".

Por su parte, Paloma Muiña se ha mostrado encantada con el Premio Ala Delta de Literatura Infantil dado a su obra "Un cóndor en Madrid", en la que narra la relación entre un niño y una niña ecuatorianos preocupados por la deriva del abuelo de ella al quedarse viudo.

Muiña ha reconocido estar "enamorada" de las ilustraciones que la catalana Mercè López ha hecho para su obra, en la que ha asegurado que los personajes "tomaron completamente los mandos" de la misma y en la que ha contado con la ayuda de un cuñado ecuatoriano.

Para el jurado, "Un cóndor en Madrid" esconde, "tras su aparente sencillez", un gran trasfondo y "mucha complejidad" en la forma de abordar asuntos trascendentales.

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