Caballero Bonald se vistió de "lagarterana" para el gran día del Cervantes

  • Carmen Sigüenza y Ana Mendoza.

Carmen Sigüenza y Ana Mendoza.

Alcalá de Henares (Madrid), 23 abr.- José Manuel Caballero Bonald no está acostumbrado a vestir de chaqué, y hoy protestó "un poco" cuando se tuvo que enfundar el que requería la ceremonia del Premio Cervantes. Su mujer, Pepa Ramis, lo animó diciéndole: "venga, vístete de lagarterana que nos vamos a Alcalá".

De trajes de "lagarterana" y de lo relajados que se quedaron todos los de la familia del escritor al terminar la solemne ceremonia de entrega del Cervantes, hablaba con los periodistas Pepa Ramis, la mujer que lleva 53 años junto a Caballero Bonald y que, como le gusta decir al poeta, le ha ayudado en muchas ocasiones a "no perder el norte".

Habrá protestado al ponérselo, pero lo cierto es que el chaqué le quedaba a la perfección a Caballero Bonald, muy elegante hoy, como también lo estaba Pepa Ramis con su traje de chaqueta estampado en verde claro, muy primaveral.

"Ya ha pasado todo", respiraba tranquila Pepa Ramis, quien también le contó a un grupo de periodistas que su marido había sufrido un mareo "muy leve" al finalizar la ceremonia y mientras el coro de la Universidad de Alcalá de Henares cantaba el "Gaudeamus igitur".

Pero el mareo "se le pasó enseguida". "Eso es propio de viejos", bromeaba la mujer del escritor, a quien le había parecido muy bien el discurso de su marido, -"barriendo para casa", decía- y creía también que el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, "se había currado el suyo". ¿Y el del Príncipe?, le preguntaron. "Muy bueno también".

El mareo del escritor no fue el único incidente que hubo durante la ceremonia. Al parecer, el consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, pisó un cable de la televisión y tuvo que abandonar el paraninfo para ser atendido.

Pepa Ramis hablaba con orgullo de "lo guapos" que son sus seis nietos. Sólo vinieron tres a la entrega del Premio Cervantes (Agar, Álvaro y Julita) porque, de haber asistido los cinco hijos que tiene el matrimonio y todos los nietos, hubieran sido "multitud".

Su hija Julia, muy parecida a su madre, decía que Caballero Bonald, más que nervioso, estaba "muy cansado", porque han sido muchos días de emociones.

También estaba en la ceremonia la hermana pequeña del premiado, María Julia, "muy orgullosa y emocionada".

Los tres nietos que asistieron a la entrega del Cervantes se lo pasaron muy bien, y estuvieron grabando todo lo que veían con sus teléfonos móviles y cámaras. "Luego hacen sus montajes", comentaba Julia, la hija del escritor.

"Agar apunta maneras de escritor, aunque no se sabe qué pasará en el futuro", añadía Julia.

El cóctel que hay después de la ceremonia de entrega favorece los corrillos y el tono distendido de las conversaciones.

En un momento dado, la Princesa Letizia, que ayer tuvo ocasión de hablar detenidamente con el premiado y con su mujer, en el almuerzo que hubo en el Palacio Real, se acercó hoy a saludar a un grupo de periodistas y comentó cuánto le había gustado el discurso de Caballero Bonald y las múltiples lecturas que admite.

Y un discurso que el premiado leyó con ese acento que tienen los jerezanos y esa forma de hablar tan bonita, decía la Princesa, a la que le gusta el papel que ha desempeñado la mujer de Caballero Bonald en la vida del escritor.

Y es que, como comentaba doña Letizia, muy favorecida con el vestido marrón grisáceo que vestía, Pepa Ramis lleva más de cincuenta años con el autor y se ha dedicado a procurar que no hubiera problemas en su vida, para que así se dedicara a escribir y tuviera la tranquilidad necesaria para ello.

Ese tipo de mujeres le impresionan a la Princesa, y son frecuentes en el mundo de los escritores.

Hoy es el Día del Libro, y pegaba hablar de lecturas. La Princesa, a preguntas de los periodistas, también comentó que le lee cuentos a sus hijas, como todas las madres.

El Príncipe Felipe también se acercó a saludar a los periodistas y comentó cuánto le había gustado el discurso de Caballero Bonald.

Un discurso en el que el premiado ha reivindicado "la potencia consoladora" de la poesía, tan necesaria en un mundo como el actual, "asediado de tribulaciones y menosprecios a los Derechos Humanos".

No es frecuente ver a tantos Premios Cervantes juntos como había hoy. Ana María Matute y Antonio Gamoneda quisieron acompañar al escritor gaditano.

Matute, en silla de ruedas y muy elegante con un traje pantalón de color beige, le ha dicho a Efe que le había gustado "muchísimo el discurso".

Caballero Bonald defendió la necesidad de esgrimir la palabra "frente a los desahucios de la razón", y la palabra "desahucios" le ha impresionado a Ana María Matute porque le "horroriza".

"Están pasando cosas horrorosas en este momento, y esto de los desahucios me parece terrible. Y lo digo porque yo sé que es eso. Fui una niña de familia burguesa, sí, pero yo también he sufrido una situación de ese tipo", decía Matute antes de añadir: "No hay derecho a que estén pasando estas cosas".

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