Eleanor Catton dice que la intriga es ahora "más difícil que en el siglo XIX"

  • Nostálgica de la literatura decimonónica, la autora Eleanor Catton considera que la intriga en el mundo contemporáneo es más difícil que entonces, aunque en su novela "Las luminarias", ambientada en la Nueva Zelanda de 1886, une trama y estructura complejas, reconocidas con el Man Booker Prize.

Madrid, 11 dic.- Nostálgica de la literatura decimonónica, la autora Eleanor Catton considera que la intriga en el mundo contemporáneo es más difícil que entonces, aunque en su novela "Las luminarias", ambientada en la Nueva Zelanda de 1886, une trama y estructura complejas, reconocidas con el Man Booker Prize.

La neozelandesa Eleanor Catton batió dos récords con este premio, el más prestigioso del Reino Unido: ser la escritora más joven en recibirlo (tiene 28 años) y que su libro, con más de 800 páginas, fuera el más voluminoso de los galardonados hasta ahora.

Una novela tras la que la autora piensa retirarse "del mundo unos años" para "leer muchísimo y ver qué dirección" tomará el siguiente, asegura en una entrevista con Efe.

"No tengo ninguna prisa por otro libro", señala Catton, quien escribió su primera novela "El ensayo general", publicada en español al igual que "Las luminarias" por Siruela, como tesis para su graduación en un máster y recibió el Adam Award por ella.

Al igual que su segunda novela no tiene nada que ver con la primera, Catton quiere estar segura de que su próximo proyecto no se parezca a la historia de "Las luminarias", una intriga situada en la época de codicia y la fiebre del oro que recorre la costa de Nueva Zelanda a finales del siglo XIX y en la que la astrología juega un importante papel, tanto en la estructura como en la trama.

"Desde muy joven me interesó la astrología y el zodiaco como un sistema de arquetipos, donde las interrelaciones están generadas de forma muy diferente a la que pensamos y que es una constante en la cultura", señala Catton, que juega con la idea de la fortuna en las minas de oro donde puede ser tanto el destino como el dinero.

Al igual que las estructuras del zodiaco, Eleanor Catton quería una estructura circular para su novela, en la que al final se ve con "nueva luz" lo que se plantea al principio: "Es lo que yo quería, empezar en unos hechos y terminar justo antes de su inicio".

Varios hechos que parecen fortuitos ocurren un tempestuoso día de enero en la pequeña ciudad de Hokitika, creada a partir de los buscadores de oro: una prostituta es arrestada, se descubre una enorme fortuna en la casa de un borracho indigente, un hombre rico desaparece y un capitán de barco con mala reputación leva anclas como si pretendiera darse a la fuga.

Los doce hombres más poderosos de la ciudad se reúnen para analizar estos hechos pero son interrumpidos por la llegada de un extraño, un joven que también guarda su propio secreto.

"Semánticamente me interesaba una ironía dramática: la idea de que todos nos podemos convertir en nuestro propio enemigo", afirma la autora, que señala cómo fue dosificando la información que da al lector para que nunca sepa demasiado, eso sí, "teniendo en cuenta su inteligencia y utilizando su memoria".

Sus doce personajes "estelares", que se corresponden a cada uno de los signos del zodíaco, irán revelando su participación en el posible asesinato, del que ninguno es acusado, a pesar de que "todos estaban en el sitio equivocado en el momento menos oportuno".

Junto a ellos, aparecen otros siete personajes principales, a los que denomina "planetarios", entre los que se encuentra el forastero, cuyo papel en el libro es el de poner orden y lógica y encargado, de paso, de recopilar datos para ayudar al lector.

La elección del siglo XIX como espacio temporal de la novela se debió a la trama de misterio, sostiene Catton: "Una cosa terrible de internet es que ha comprometido la capacidad para cometer errores. Hoy, si llegas tarde, mandas un mensaje. Y las novelas de misterio dependen de los errores y los fallos de comunicación".

Por eso, las cartas como parte de la trama forman parte de "Las luminarias", una obra que, en definitiva, asegura, es su homenaje a la novela del siglo XIX.

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