"Muchos son los amigos que me han animado a escribir sobre esta experiencia y el modo de enfrentarme a ella. Hacerlo no ha sido una decisión inmediata; me llena de respeto. Pero en esta balanza de pudor, gana el peso de poder reflexionar, profundizar y remover. La lectura siempre me ha parecido un despertar; perderme y encontrarme en ella ha sido uno de los ejercicios más constantes durante mi rehabilitación. Algunos libros sobre experiencias personales similares a la mía me han ayudado mucho. Si a una sola persona el relato de este proceso pudiera provocarle fuerza, ganas o empuje, merecerá la pena compartir este tramo de mi camino por cada uno de sus rincones. Para aquel que pueda estar viajando ahora mismo en este vuelo, para las personas cercanas que le rodean y aman; para cualquiera a quien le visite la 'enfermedad'.
Lo escribo entre comillas porque si algo he aprendido, sumergida en la profundidad de estas aguas, es que podemos transformar muchos de los colores que inevitablemente oscurecen la palabra. Por supuesto, ninguna es sencilla. No es un trago dulce, no apetece. A nadie. Pero cuando se nos planta de frente, cuando nos mira descaradamente a la cara, no se le puede dar la espalda.
Desde el primer día de mi hemorragia cerebral sentí que en la enfermedad también se podía encontrar la visita de una maestra. Ella me ha entregado una profunda lección de valoración, superación y conciencia. Creo que la riqueza de nuestra realidad no está en lo que vemos, sino en cómo lo vemos.
La escritura que libera
Podremos tener mejores o peores cartas, pero aquí cada uno decide cómo jugar su partida. Siento que la victoria se encuentra únicamente en experimentar la emoción que significa vivirla. En este contacto estoy. Y a través del significado que brinda permanecer presente en la partida, discurren las páginas de este libro. Comencé a escribir al terminar mis meses de rehabilitación en Madrid y mudarme a vivir al campo.
Sentía la necesidad de expresar, de liberar toda la ebullición de mis tres estaciones anteriores. Escribir es un intenso ejercicio mental. Un fantástico entrenamiento diario para el hemisferio izquierdo. Recordar, reflexionar, anotar, ordenar, detallar, describir... Analizar. También ha sido y es para mí un espacio liberador para la creatividad del hemisferio derecho.
Teclear el proceso de mi enfermedad y recuperación me ha regalado diariamente un espejo de valoración. Cada revisión de texto me ha enfrentado al dónde estaba ayer y al dónde estoy hoy. Para llevar a cabo esta necesidad de valoración y creación, me hallaba en el lugar perfecto y en el momento adecuado. Tranquilidad. Concentración.
Soltar las riendas
La pantalla en blanco del ordenador frente a una montaña que me hace sentir grande y pequeña al mismo tiempo. Me sitúa en mi centro. Como punto de partida, tres únicas palabras: Todo un viaje, escribí. A partir de aquel título, solo quedaba fluir. Soltar las riendas de pensamientos y emociones, recuerdos y sueños. En forma de palabras, ellos se moverían libres por el teclado.
Este viaje apuesta firmemente por abrir cada uno de nuestros sentidos y atreverse a escuchar sin un solo filtro. Apuesta por la confianza. En la sabia intuición de nuestro latido... y en la increíble flexibilidad, capacidad y poder de nuestra mente".
Su libro 'Todo un viaje' (Temas de Hoy) sale a la venta el 4 de junio.
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