Simons imagina el Dior del futuro en un jardín de naturaleza artificial

  • Mercedes Álvarez.

Mercedes Álvarez.

París, 27 sep.- Si en su debut en Dior, Raf Simons recubrió muros de flores, en su segunda colección de "prêt-à-porter" primavera-verano construyó un jardín tropical, entre real y artificial, que lanzó hoy al futuro la herencia de la casa.

La "Maison" regresó a los jardines del Museo Rodin, en los que el director artístico ha decidido comenzar una renovación de la firma que fundó Christian Dior en 1946.

Sobre una estructura de andamios, las plantas naturales y sintéticas de llamativos colores, como el azul Klein, el violeta, el naranja o el rosa, descendieron hacia el público, filtrándose entre los rayos del sol y conteniendo una atmósfera sosegada pero excitante.

Simons ha querido jugar con lo auténtico y lo ficticio, el ayer de Dior y el mañana que le depara su mente creativa, todo ello apoyado por una banda sonora que alternaba la música clásica con la electrónica, al ritmo que evolucionaban los diseños.

El modisto ha catalogado sus creaciones en base a tres conceptos distintos: las que "transitan", es decir, las que exploran, como las prendas que llevan insignias; las que "transforman" la herencia de Dior, como los vestidos globo o los plisados; y las que "transportan" hacia una trasgresión de los códigos.

Todo ello se ha reflejado en una colección que tenía mucho de Simons, pero que también respiraba Dior.

El futuro de la emblemática chaqueta "bar" se ha colado en pinzas estampadas de color en la espalda, o en un nuevo modelo recortado por la cintura que, en su evolución más extrema, abraza el abdomen con franjas que se cruzan.

Una americana "oversize" sin mangas, en seda rosa palo, ha querido actuar como vestido que continuaba en una falda de esencia amarilla transparente.

El punto tiene su versión ultraligera en jerséis estructurados o en una transparencia negra que deja vislumbrar el cuerpo.

Bajo la aguja del modisto, la icónica flor se ha convertido en estampados frescos o en planta de territorios exóticos que, construida con pedrería, ha destacado sobre lisos monocolor.

El recital comenzó con chaquetas negras de lana con faldas de seda plisada estampada, en un contraste cromático y material en sintonía con el planteamiento de toda la colección.

La camisa convertida en un vestido de finas rayas celestes y blancas ha sido elegante en manos de Dior, gracias a una cintura ajustada y una espalda con detalles bordados.

Simons firmó su sexta colección para la casa del grupo LVMH con vestidos plisados y estampados sobre los que escribió palabras como "Forever" (siempre), "Hyperrealness" (híper realidad) o "Silent" (silencioso), en mayúsculas sobre rectángulos de color diferente.

Esos aires de modernidad también han soplado sobre las tiras que han imaginado vestidos globo, en los que el negro ha velado la vegetación o ha ejercido de soporte para el color.

Los conjuntos de seda, con blusa holgada y falda amplia en la cintura que se recoge por encima de la rodilla, fueron uno de los grandes aciertos de la elegancia de Simons, apoyada por un contraste cromático que unió el negro con el amarillo y el verde con el rosa.

El director creativo de Dior avanzó hoy incluso en la estructura del espectáculo. Si normalmente los desfiles finalizan con un repaso rápido a los modelos que se acaban de presentar, hoy ha sido una serie de prendas en Jacquard plateado, muy próximas a la alta costura, las que han clausurado la presentación a un ritmo más rápido que el resto.

Se trata quizá de la parte más cercana a las raíces, con sus faldas abultadas y sus minúsculas flores intercaladas como estallidos de color, pero con la mirada de Simons.

Isabelle Huppert, Olivia Palermo, Natalia Vodianova o Eva Herzigova han sido algunas de las personalidades que han podido disfrutar de esta colección rica en color, con muchos pasteles y tonalidades fuertes, que se han asentado sobre una base de negro.

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