Bob Dylan: la inquieta voz de una generación

Si la expresión "voz de una generación" perteneciera a alguien, sin duda sería de Bob Dylan.

El cantante y poeta, que este jueves obtuvo el Nobel de Literatura por crear nuevas formas de expresión poética dentro de la gran tradición de la música estadounidense, ha sido sin embargo una voz inquieta.

Conocido por su música folk, Dylan -de 75 años- se convirtió en el primer estadounidense en alcanzar el máximo galardón de las letras en más de dos décadas.

Su nombre quedó por siempre ligado a la generación de 1960 gracias a su tema "The Times They Are A-Changin", convertido en todo un himno.

Presagiando una década cargada de turbulencias políticas y florecimiento cultural, Dylan escribió la canción en 1963, justo después de la marcha en Washington a favor de los derechos civiles. La primera vez que la cantó en vivo fue tras la muerte del presidente estadounidense John F. Kennedy.

El tema, que forma parte del álbum homónimo que publicó en 1964, es uno de sus trabajos más recordados gracias a su melodía, que contrasta con el trabajo más oscuro y peculiar que editó después.

A través de la letra pidió a los miembros del Congreso que oyeran la voz del pueblo, mientras que explicó a los padres que sus hijos e hijas estaban más allá de su comando.

Su compromiso con los derechos civiles ha permanecido intacto a lo largo de su carrera, con la creación de personajes que reflejan el pasado de Estados Unidos.

Dylan llevó mal desde el principio las expectativas que crecieron entorno a su figura. Sus seguidores todavía recuerdan la rueda de prensa que dio en París en 1966, poco después de sorprender a los amantes del folk por acercarse a la electrónica.

Apareció con una marioneta que "escuchaba" las preguntas y, cuando se le preguntaba si su trabajo tenía un mensaje más profundo, respondía con un "No" radical.

"Lo mío eran canciones, ¿sabe? No había sermones" detrás, aseguró el cantautor en 2004, en una entrevista concedida al canal estadounidense CBS.

"Si examina las canciones, no creo que encuentre nada que diga que soy el portavoz de alguien o de algo", agregó.

En sus últimas giras, Dylan ha demostrado ser una estrella muy particular: apenas habla con su público, poco le importa si los fans le ven bien sobre el escenario y casi no interpreta sus mayores éxitos.

A diferencia de otros músicos, como su excompañera de escenarios Joan Baez, nunca apoyó directamente un movimiento político.

Durante el concierto Live Aid de 1985 para recaudar fondos para Etiopía, el cantante dijo que parte del dinero debía ir a los granjeros estadounidenses que a duras penas podían pagar sus hipotecas.

Su comentario sorprendió, pero también inspiró los conciertos Farm Aid que organiza el músico Willie Nelson.

Jeff Taylor, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Dordt de Iowa (norte de Estados Unidos), señaló que el nuevo Nobel de Literatura debería ser descrito como un anarquista.

"Creo que le interesa mucho la política, pero depende de cómo se defina la política. Es alguien que siempre ha tenido una gran conciencia social", señaló el experto.

"El poder está en el centro de la política y como sospecha de la concentración de poder, de alguna forma siempre se ha opuesto a la estructura de poder", dijo Taylor.

Entre los ganadores de este Nobel, el profesor ve un paralelismo entre Dylan y el francés François Mauriac, que se alzó con el premio en 1952.

Como Dylan, Mauriac escribió letras con trasfondo religioso pero que principalmente denunciaban las injusticias sociales.

Dylan "nunca quiso ser un líder político o social, pero irónicamente se convirtió en uno porque habló de muchas cosas que la gente estaba sintiendo", señaló Taylor.

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