David Byrne, una lección de modernidad y desafío al tiempo

  • Tras triunfar en los 70 con el grupo estadounidense Talking Heads, David Bryne sigue siendo el músico que no le tiene medio a la experimentación, un verdadero moderno que es capaz de desafiar al tiempo y seguir haciendo vanguardia como ha demostrado esta noche en un concierto en Madrid.

Víctor Usón

Madrid, 5 sep.- Tras triunfar en los 70 con el grupo estadounidense Talking Heads, David Bryne sigue siendo el músico que no le tiene medio a la experimentación, un verdadero moderno que es capaz de desafiar al tiempo y seguir haciendo vanguardia como ha demostrado esta noche en un concierto en Madrid.

Una música que escondía conceptos, toda una propuesta artística que ha mostrado junto a la joven cantante estadounidense cercana al estilo indie Anne Clark, más conocida como St. Vincent, con la que ha hecho sonar los temas de su último disco, "Love This Giant", que han grabado en colaboración.

Con una cuidada escenografía, el Teatro Circo Price parecía el lugar perfecto para lanzar esta propuesta musical, toda un soplo de aire fresco de creatividad ante el que el público quedaba abducido y respondía con una calurosa entrega que compensaba los numerosos asientos vacíos con los que contaba el recinto.

El director de cine Fernando Trueba, la exministra de cultura Ángeles González-Sinde o el director editorial de Random House Mondadori Claudio López Lamadrid asistían a un concierto que contaba con una imponente orquesta de vientos y que tenía algo de obra teatral por las ensayadas coreografías de Byrne y St. Vincent apoyadas en un continuo juego de luces y sombras.

Aquellos que recordaban a ese joven Byrne que hacía saltar al público con el grupo estadounidense Talking Heads, quedaban sorprendidos por la enorme evolución de un cantante que siempre quiso experimentar, jugar con nuevos sonidos y que parece haberse transformado camaleónicamente desde aquellos años 70 en los que se dio a conocer en la música.

En un Madrid que recupera tras el verano la frenética vida que le caracteriza, Byrne y St. Vincent han hecho aparición, con un retraso de 20 minutos por el que han pedido disculpas, con un "hola" en castellano, al que le ha seguido uno de los grandes temas de su último disco "Who".

No ha tardado mucho Byrne en cederle el protagonismo a St. Vincent, trataba, no con demasiado éxito, de mimetizarse con la orquesta, pudiéndose interpretar esto como un gesto de generosidad, en el que el veterano en la música dejaba paso a las nuevas generaciones.

Ella vestida de negro y él con una chaqueta del mismo color y pantalón y camisa blanca, han continuado cediéndose mutuamente el puesto de actor principal con una coreografía muy ensayada de la que ni siquiera la orquesta se quedaba sin participar.

A los bailes robóticos de Byrne y a los cuerpos tendidos sobre el escenario mientras St.Vincent interpretaba "Cheerleader", se sumaba un espectacular juego de luces y sintetizadores que daba como resultado algo más que música, una verdadera propuesta conceptual cargada de posmodernidad que escondía cierta crítica, como ha quedando patente en la canción "I should watch TV".

Haciendo un recorrido por casi todos los temas de su último disco, eran capaces de pasar de los ritmos más electrónicos a los más melódicos, consiguiendo levantar al público de sus asientos cuando versionaban la música de Talking Heads.

Para entonces Byrne ya había tratado de poner punto y final al concierto pero el público no estaba dispuesto a dejar marchar esta música cargada de contenido. Vítores y aplausos pedían más y los cantantes no pudieron sino ceder en dos ocasiones al chantajes de la audiencia, interpretando temas como "Cruel" o "The Party" y viejos temas de Talking Heads como "Burning Down the House" o Road to Nowhere".

Con los ocho vientos tocando una melodía circense, estos dos cantantes han puesto fin al concierto, tras dejar patente que lo suyo es mucho más que una colaboración, se trata de una verdadera experimentación musical que es capaz de cautivar a la audiencia.

Byrne y St. Vincent, dos cantantes tan lejanos en edad y tan cercanos en el escenario, han llegado a Madrid tras su paso por Lisboa y Oporto, y seguirán promocionando su disco en una gira que les llevará el sábado a Barcelona para visitar después varias ciudades italianas.

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