Mérida se suma a la fiesta de "Pluto" por el reparto justo de la riqueza

  • El humor ácido y deslenguado de "Pluto", protagonizado por Javier Gurruchaga, ha seducido esta noche al público de Mérida que, con aplausos a lo largo de la función, se ha sumado a la fiesta de la utopía del reparto justo de la riqueza 2.500 años después de que la obra fuera escrita por Aristófanes.

Cristina Sánchez

Mérida, 30 jul.- El humor ácido y deslenguado de "Pluto", protagonizado por Javier Gurruchaga, ha seducido esta noche al público de Mérida que, con aplausos a lo largo de la función, se ha sumado a la fiesta de la utopía del reparto justo de la riqueza 2.500 años después de que la obra fuera escrita por Aristófanes.

Los más de 1.800 espectadores que han llenado el Teatro Romano en el estreno de la obra "Pluto", dirigida por Magüi Mira, en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, han conectado enseguida con una trama que tiene como telón de fondo el poder del dinero y la corrupción de la clase política.

Escrita hace ahora 25 siglos, el argumento ha sonado más vigente que nunca y como si de una protesta o manifestación actual se tratara, el coro ha abierto la obra al grito de "Esta democracia es una desgracia, queremos el dinero en casa del obrero. Repartid la riqueza, erradicad la pobreza".

De entre los miembros del coro, cuyos rostros han estado tapados por máscaras, han ido apareciendo y alternándose en la escena los distintos personajes de la obra, el primero en aparecer Pluto, el dios del dinero, que sale cantando por las calles ciego.

Crémilo, un agricultor arruinado, y al que da vida el actor Marcial Álvarez, acompañado de su fiel esclavo Carión, interpretado por Jorge Roelas, acaba recurriendo a Pluto por consejo del oráculo y consigue devolverle la vista para que reparta el dinero entre los justos.

Pero en esta fiesta de la utopía irrumpe la diosa de la pobreza, papel también asumido por un genial Gurruchaga, para hacer reflexionar al público de que sin pobreza no hay riqueza y de que la primera es la causa de la prosperidad. Tanto Crémilo como su amigo Blepsidemo (Toni Misó) ignoran las advertencias de la diosa.

Lo que es un sueño para unos se convierte en una pesadilla para otros, y así los ricos no virtuosos, al verse despojados de sus bienes, claman contra lo que consideran una injusticia.

Es entonces cuando aparece en escena el Tesorero -Sergio Otegui- que intenta hacer entrar en razón a Crémilo y Carión del "sinsentido" de lo sucedido, momento en que se produce uno de los episodios más divertidos de la obra, que culmina con la diosa de la pobreza bailando abrazada al Tesorero.

La "cruz" de esta utopía está también representada por La Dama, encarnada por Marisol Ayuso, una mujer ardiente a la que ya no satisface sus deseos su antiguo esclavo el Joven Pluto, en la piel de Cayetano Fernández; y el Sacerdote, Juan Meseguer, que reniega de su pasado y se pliega ante Crémilo con tal de llevarse algo de comer a la boca.

También ha habido espacio en la obra para reivindicar el papel de la mujer y la igualdad de género, a cargo del personaje Praxágora (Ana Labordeta), quien defiende que si las mujeres gobernasen el mundo sería más justo y solidario.

A lo largo de la función se suceden algunas canciones que dotan de dinamismo a la obra, de la mano de una banda de músicos formada por Marco Rasa al teclado, Mario Carrión a la batería, Josele Mejía contrabajista y Segundo Mijares saxofonista.

Distintos actores han protagonizado estas canciones de ritmos y estribillos pegadizos y cuyo "himno" se reserva para el final: "Lentejas y Libertad".

Y es que, como dice la directora de la obra, está escrita en una época donde "el nivel de corrupción era alto, alto el nivel de pobreza y muy baja la posibilidad de conseguir al menos un plato de lentejas", de modo que muchos ciudadanos se hacían esclavos para trabajar y poder comer.

Por eso, la función concluye con esta canción que, tras una larga ovación final, ha sido cantada también por el público. "Pluto" podrá verse hasta el 3 de agosto en el Teatro Romano de Mérida.

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