En una fiesta teñida de nostalgia, México despide a Juan Gabriel

Al son de baladas y rancheras, bailando y cantando a todo pulmón, una multitud se preparaba para recibir en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México las cenizas del compositor Juan Gabriel, en un último adiós al "Divo de Juárez" fallecido hace ocho días.

Pese al frío, decenas de personas empezaron a llegar cuando aún no amanecía a las puertas del máximo recinto de la cultura mexicana, en cuyos muros de mármol italiano resonó tantas veces la voz del popular Juan Gabriel, autor e intérprete de cientos de canciones que fueron traducidas al francés, alemán, italiano e incluso japonés.

Al mediodía, ya eran miles las personas que se agolpaban en la explanada de Bellas Artes y la vecina Alameda, un inmenso parque del centro histórico donde se colocaron múltiples pantallas gigantes para que el público pueda seguir las actividades al interior del palacio.

Bajo un fuerte dispositivo policial, Bellas Artes abrirá por la tarde sus puertas y exhibirá las cenizas de Juan Gabriel en su vestíbulo.

La secretaría de Cultura espera que unos 700.000 asistan y desfilen frente a los restos para dar el último adiós al artista, quien el 28 de agosto, a los 66 años, fue víctima de un paro cardíaco fulminante en su casa de Santa Mónica, California.

Las cenizas del compositor llegaron el sábado a México por Ciudad Juárez (norte), una urbe fronteriza que le vio crecer e iniciar su carrera artística.

Desde ahí, salieron este lunes en un convoy fúnebre rumbo al aeropuerto local para ser trasladados a la capital mexicana.

A Paty Berumén, una payasita de oficio de 39 años y que radica desde su niñez en El Paso, Texas, no le importó dejar a sus seis hijos y a su esposo hace una semana para tomar un avión rumbo a Ciudad de México, para estar en la esperada despedida de "Juanga", como lo llaman cariñosamente sus seguidores.

"Yo, a mi 'Juanga' no lo quiero, lo amo y lo que le sigue. Por eso me vine, no avisé a mi familia porque no me iban a dejar venir. He dormido aquí, en la calle, he pasado lluvia, calor y frío, pero vale la pena", relató entusiasmada a la AFP.

Berumén y otros ocho fans que se conocieron en la explanada frente a Bellas Artes montaron ahí desde hace una semana ofrendas a Juan Gabriel con veladoras, flores e imágenes de "El Divo".

Desde entonces, decenas de personas han acudido al improvisado altar de este grupo, que con un altavoz alimentado por la música de sus móviles hacía sonar alegres melodías del compositor, como "El Noa Noa" o "Me gustas mucho", que ponían a bailar a muchos.

Pero en otros puntos de la Alameda sonaban canciones más nostálgicas, como "Amor eterno" -que Juan Gabriel le compuso a su madre cuando murió-, que sacaban lágrimas entre los asistentes.

Jesús Badillo, un jubilado de 71 años que vestía un pulcro traje con corbata y chaleco, llegó antes del amanecer para ser de los primeros en la fila.

"Me duele mucho, se me adelantó mi ídolo, uno de los hombres que más ha dado a la música de México. Mi himno es 'No tengo dinero' porque siempre he sido pobre, y la que me llega al alma es 'Amor eterno' porque me recuerda a mi mamá y ahora se la dedicaré a él", comentó con voz quebrada y ojos llorosos.

A un par de metros, Carlos Flores, un joven de 16 años vestido con una camisa de lentejuelas negras similares a las que usaba "El Divo" en el escenario, se tomaba fotos lo mismo con familias que con señoras que iban solas y le daban un beso ante su arrolladora simpatía.

"No hay que estar tristes, 'Juanga' era muy alegre, lo menos que quisiera ahora es vernos llorar. Él quiere que lo despidamos cantando", clamaba en voz alta Flores, originario de Ciudad Juárez y quien viajó el domingo a la capital para estar en Bellas Artes luego de asistir a la recepción de las cenizas del compositor.

Juan Gabriel es el tema en la calle y desde autos, restaurantes y comercios suenan muchas de sus canciones, que sumaron unas 1.800, todas registradas bajo su nombre verdadero, Alberto Aguilera Valadez.

Uno de los pocos compositores en el mundo propietario de toda su obra fue nominado a seis premios Grammy y vendió millones de discos entre sus seguidores.

Tras la noticia de su muerte, el presidente Enrique Peña Nieto e incluso otros mandatarios como el estadounidense Barack Obama y el venezolano Nicolás Maduro expresaron su pesar.

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