El Rey Planeta no hubiera aguantado tanto tiempo esperando... a Antonio López

    • Reproducimos por su interés el artículo publicado por Fernando Rayón, director de la revista Ars Magazine, en teinteresa.es
    • Al margen del tiempo invertido, que no garantiza la calidad de una pieza, ver este lienzo es como ver la precuela de la Guerra de las Galaxias.

El Rey Juan Carlos, ante el cuadro de Antonio López: "Me veo fenómeno. Pero ahora estoy mejor, más descansado"
El Rey Juan Carlos, ante el cuadro de Antonio López: "Me veo fenómeno. Pero ahora estoy mejor, más descansado"
Fernando Rayón

Por su interés reproducimos el comentario de Fernando Rayón en Teinteresa.es analizando el cuadro de Antonio López sobre la familia real, y que ha sido presentado tras 20 años de trabajo. Ha dado la circunstancia de que el Rey ya no es Rey, aunque se vea fenómeno, mientras que su hijo ya lleva la Corona. Ni rastro de Letizia, como es obvio.

Cuentan las crónicas que Velázquez tardó tres jornadas en retratar al rey Felipe IV en Fraga en junio de 1644 donde se había trasladado la corte con motivo de la jornada de Aragón de ese año, que concluyó con la recuperación de Lérida, ocupada por el ejército francés a raíz de la sublevación de Cataluña.

Este retrato de medio cuerpo del monarca, sin duda uno de los mejores salidos de los pinceles del sevillano, abandonó España en 1748 al ser regalado por Felipe V a su hermano el duque de Parma e ingresó en 1911 en la Colección Frick de Nueva York, donde actualmente se exhibe. Cuentan también las crónicas que Velázquez tenía fama de lento trabajando y que se prolongaba en sus trabajos y encargos en demasía, lo que sacaba al rey de sus casillas. No sé lo que hubiera hecho el Rey Planeta si hubiera tenido a su servicio a Antonio López y hubiera prolongado durante ¡20 años! La terminación de un retrato colectivo de su Familia Real. Pero eso es lo que ha pasado en nuestros días. Ayer por fin, la prensa pudo admirar esta obra, La Familia Real de don Juan Carlos, con motivo de la presentación de una exposición que hoy inauguran don Juan Carlos y Sofía en el Palacio Real de Madrid.

Al margen del tiempo invertido, que nunca garantiza la calidad de una pieza, hay que reconocer que contemplar este lienzo es como ver la precuela de la Guerra de las Galaxias. Conocemos la historia, sabemos cómo termina, pero ahora contemplamos algo previo, algo ya pasado, que nos remite a tiempos no siempre mejores, pero en los que los anteriores reyes y sus hijos desconocían lo que se les venía encima con sus matrimonios y abdicaciones.

Por eso contemplarlo incluye mirar al pasado con cierta dosis de nostalgia: son rostros jóvenes, sonrientes, relajados… Los abanicos y las flores hacen de las manos de las damas algo grácil, casi volátil. Don Juan Carlos agarra por los hombros a doña Elena y apunta un gesto de cercanía con doña Sofía. El entonces Príncipe es el único que se aleja un tanto del grupo. Hay espacio entre él y su padre; y finalmente doña Cristina ha cambiado de lugar: ha pasado de la derecha inicial a la izquierda, junto a doña Elena. Cosas del tiempo… que mueve las cosas y las personas. A estas también las mueve el espacio.

Antonio López ha rodeado sus figuras de espacio y luz. No son Las Meninas, pero hay aire, brillos y reflejos por los cuatro lados. Tanta claridad hace amable un grupo tan grande, de tamaño natural. No parecen ya un equipo de baloncesto, sino más bien una familia que posa después de la Misa de Pascua en Palma de Mallorca.

Es un retrato amable, cortesano. Casi todos sonríen o posan con aire distinguido. Solo la infanta Elena apunta un gesto de tristeza. La expectación ante la presentación de la obra puede provocar una reacción contraria: quizá alguien opine que no era para tanto. Pero les adelanto que gustará. Y es que hay obras de arte que no son lo que valen, sino lo que representan y los recuerdos que nos traen. Como esta.

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