Music, un pintor entre Dachau y la dorada luz de Venecia

  • Londres.- El campo de concentración nazi de Dachau y la dorada luz de Venecia fueron los dos polos que marcaron la vida y la obra del pintor Zoran Music, parte de cuya obra se expone ahora en una galería de Londres.

Music, un pintor entre Dachau y la dorada luz de Venecia
Music, un pintor entre Dachau y la dorada luz de Venecia

Londres.- El campo de concentración nazi de Dachau y la dorada luz de Venecia fueron los dos polos que marcaron la vida y la obra del pintor Zoran Music, parte de cuya obra se expone ahora en una galería de Londres.

La galería Estorick reúne, además, al pintor esloveno, fallecido en 2005, con su esposa, la artista Ida Barbarigo, que sigue viviendo en la ciudad italiana de las lagunas.

La Estorick fue fundada en los años cincuenta por Eric Estorick y su esposa Salomé y posee una importante colección de obras de la vanguardia italiana, con artistas como Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Giorgio de Chirico, Modigliani y Morandi.

El matrimonio Estorick conoció a Music y Barbarigo en 1952 gracias a otro artista, Massimo Campigli, y la amistad que trabaron entonces duró toda la vida y ha permitido entre otras cosas que cinco obras de Music (1909-2005) formen parte de la colección permanente de la galería.

Music, sin duda el más conocido internacionalmente de la pareja, nació en Gorizia, en la frontera italo-eslovena, una ciudad que pertenecía entonces al imperio austrohúngaro, y estudió en la Academia de Bellas Artes de Zagreb en los años treinta.

En 1935 viajó a España, atraído por El Greco y sobre todo Goya, cuyas pinturas negras le impresionaron profundamente, y permaneció en el país ibérico, copiando en los museos obras de ambos artistas hasta que la guerra civil le obligó a abandonar el país.

Ida Barbarigo había nacido en 1925 en el seno de una familia veneciana de artistas llamada Cadorin -Barbarigo es un seudónimo- y estudiado en la Academia de Bellas Artes de esa ciudad.

La pareja se conoció en 1944 en Trieste, la ciudad que antes de la Primera Guerra Mundial fue gran puerto del Imperio Austrohúngaro además de importante centro cultural con la presencia de escritores nativos como Italo Svevo o Umberto Saba e ilustres extranjeros como James Joyce, que enseñó allí en una escuela Berlitz, o Sigmund Freud.

Music se había trasladado a vivir a esa ciudad en 1943, pero al año siguiente, poco después de conocer a la que seis años más tarde se convertiría en su mujer, fue detenido por la Gestapo, que le mantuvo durante veintiséis días en un calabozo de Trieste completamente a oscuras por sospechar que estaba vinculado a los grupos clandestinos antifascistas.

Sus captores le colocaron ante la alternativa de colaborar como oficial de las Waffen-SS hitlerianas o ser enviado al campo de concentración de Dachau, opción esta última por él elegida.

En Dachau, tras conseguir papel y lápiz, Music comenzó a dibujar y registrar todo lo que veía en un mundo que él mismo calificó de "absurdo, horrible e irreal", en el que se apilaban cadáveres y otros aún moribundos y se enviaba a algunos presos a buscar dientes de oro entre las víctimas.

La mayoría de los trescientos dibujos que hizo entonces de presos en el patíbulo y cadáveres desnudos, y que Music guardaba muchas veces cuidadosamente bajo la camisa, se destruyeron a raíz de la liberación de Dachau por los norteamericanos.

Tras su salida de aquel campo de la muerte y un periodo de convalecencia en Eslovenia, Music volvería a Venecia, donde se sintió de nuevo deslumbrado por su luz y sus amplios horizontes y comenzó a pintar cuadros luminosos y alegres.

Sólo muchos años más tarde, en los setenta, tras un período de crisis creativa, volvieron a emerger "de modo natural, sin esfuerzo" sus experiencias de Dachau, que habían permanecido en el subconsciente.

De esos recuerdos salió la serie "No somos los últimos", a propósito de la cual comentó el propio artista: "Se ha dicho que no podría volver a ocurrir nunca nada semejante, pero muchos años más tarde, he visto que no fuimos los últimos".

Tras el período luminoso de Venecia o el tema siempre tan caro a Music de los caballos de su tierra natal vuelven a aparecer en su obra escenas de cadáveres apilados, cuya "terrible belleza" iba a obsesionarle durante el resto de su vida.

La exposición de la galería Estorick reúne obras de distintas etapas de ambos artistas, incluidas la serie de sillas de Ida Barbarigo, inspiradas por las terrazas de los cafés de la plaza veneciana de San Marcos, los retratos que se hicieron mutuamente y los dobles retratos en el estudio que pintó Music y en los que ambos parecen a veces figuras fantasmales.

Joaquín Rábago

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