Ensayistas mexicanos revalidan paternidad de Rulfo sobre "Pedro Páramo"

  • Gustavo Borges.

Gustavo Borges.

México, 25 oct.- Casi 30 años después de su muerte, el escritor mexicano Juan Rulfo ha sido sometido al equivalente de una prueba de ADN, en la que tres importantes ensayistas del país han revalidado su paternidad sobre la mítica novela "Pedro Páramo".

Lo han hecho con el libro de ensayos "Pedro Páramo en 1954", un volumen de 100 páginas en el que los intelectuales Jorge Zepeda, Alberto Vital y Víctor Jiménez se refieren a la publicación por adelantado de siete fragmentos de la novela un año antes de su aparición.

Editado por la casa RM, el compendio de ensayos se refiere a la "leyenda negra", según la cual Rulfo recibió ayuda de sus editores y no fue el autor único de la obra, para muchos la más grande de la literatura mexicana.

Al tocar el tema de la supuesta autoría compartida, el libro inserta parte de una crítica del fallecido escritor José Emilio Pacheco, quien califica de teoría delirante el rumor de que en 1955 Rulfo entregó al Fondo de Cultura Económica (FCE) un manuscrito de unas mil cuartillas, de las cuales el poeta Alí Chumacero dio vida a "Pedro Páramo".

"Chumacero ha sido claro al decir que nunca tuvo que ver con la concepción de la obra y, como editor, si acaso cambió una coma o un acento", revela a Efe Zepeda, que cuenta con un doctorado en Literatura Hispánica del Colegio de México.

Víctor Jiménez analiza una investigación de Juan Manuel Galaviz, quien comprueba que la originalidad de Rulfo no le pertenece a nadie sino al mismo escritor.

También se refiere a una comida entre varios intelectuales en la que a la hora del café el investigador Jorge Ruffinelli cuestiona al escritor Juan José Arreola si tuvo algo que ver en la realización de la joya literaria.

Arreola fue otro de los editores del FCE, y aquella vez desmintió haber completado la obra. "No, yo no tuve nada que ver en eso. Nada absolutamente. Nada que ver", cita Jiménez, quien estuvo presente en la reunión en la Zona Rosa de la Ciudad de México.

El mito de la autoría compartida de la novela se debilitó con el tiempo, pero tomó fuerza cuando falleció Rulfo en 1986, aunque ningún estudioso es capaz de determinar quién y en qué circunstancias echó a andar la polémica murmuración.

"Pedro Páramo en 1954" también sigue el proceso de creación de la novela al incluir copias de los adelantos de Rulfo a las revistas Las Letras Patrias, Universidad de México y Dintel, y comentar cambios que hizo el escritor en la versión final.

"Este material es un soporte físico para que el lector tenga las facilidades de consulta y acceda al proceso de escritura de la novela", explica Zepeda, uno de los estudiosos más serios de la narrativa de Rulfo.

Alberto Vital dedica un artículo en el que recuerda cómo Rulfo se refiere en las revistas al pueblo de Páramo como Tuxcacuesco, localidad de la Sierra de Amula, aunque después lo cambia al definitivo Comala, que se menciona desde la primera línea de la novela: "Vine a Comala, porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo".

No fue el único cambio de última hora. En las colaboraciones, Abundio Martínez, hijo de Pedro Páramo, se llama Bonifacio Páramo, mientras el sacerdote de Comala, el padre Rentería, es bautizado como el padre Aniceto en la revista Dintel.

Los ensayos reunidos, que ya están a la venta en las principales librerías de México, insertan varias páginas del manuscrito original con tachaduras a mano realizadas por Rulfo a sus escritos realizados en la máquina Remington, adquirida por el narrador el 10 de noviembre de 1953.

Con eruditos análisis, los ensayistas entran en los recovecos de una obra que, según el prestigioso escritor argentino Jorge Luis Borges, es una de las mejores novelas de la literatura de lengua hispana y aún de la literatura universal.

Es esa particularidad la que permite ver hoy a Juan Rulfo como lo que el novelista cubano Leonardo Padura suele llamar un escritor "estéril". Como autor no dejó hijos, solo imitadores.

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