Jaime Blanch apuesta por un teatro "en crisis permanente"

Valladolid.- Jaime Blanch, que ha recogido el premio al mejor actor de la temporada concedido por la Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid, ha apostado por un teatro "en crisis permanente" como la mejor garantía para su evolución.

"Nací en el seno de una familia de actores, por lo que antes de decir caca, pis y teta, ya escuché la palabra crisis. El teatro es el espejo de la vida, que a veces nos deforma en cóncavos o convexos, y debe estar en crisis permanente porque si no, no cambia", ha dicho Blanch (Madrid, 1940), hijo de José Blanch y Concha Montijano, y que cobró pronta fama con su papel en el filme "Jeromín" (1953).

Los actores, por encima de galardones, "necesitamos el afecto y el cariño de la gente para mantenernos", ha añadido tras recoger el galardón de manos de la concejala de Educación del Ayuntamiento de Valladolid, Ángeles Porres, y del presidente de la Diputación Provincial, Ramiro Ruiz Medrano.

Blanch ha sido el intérprete más destacado de la pasada temporada en Valladolid por su participación en la obra "Aquí, un amigo", sobre texto de Francis Veber y que él mismo ha dirigido, mientras que María Fernanda D'Ocón -distinguida en 1997- recibió el suyo por su protagonismo en "Mi hijo y yo", de James M. Barrie.

Ha sido también galardonada Concha Gómez, directora del Teatro Estable de Leganés (Madrid), con el Premio Ángel Montoya, que lleva el nombre del fundador y longevo presidente de la Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid, ya fallecido, "quien sacrificó su fortuna dos veces" en ese empeño, según ha explicado el escritor y periodista Ángel María de Pablos, secretario de esa entidad.

La labor de base al frente de un escenario básicamente dedicado a los grupos aficionados ha motivado el fallo de este premio en la persona de Gómez, quien durante una escueta intervención ha destacado al cariño como la mejor fórmula para formar actores y espectadores.