La vida es un rato y "¡Chimpón!", de los Margallo, lo recuerda a carcajadas

  • Un robot, un helicóptero, una guitarra y dos sillas de ruedas le parecían a Juan Margallo lo "esencial" para resumir, con mucho humor negro, que la vida es "un rato" gobernado por la casualidad, así que "eso es lo que hay" en su última obra, "¡Chimpón! Panfleto post mortem", que estrena el viernes el CDN.

Madrid, 7 ene.- Un robot, un helicóptero, una guitarra y dos sillas de ruedas le parecían a Juan Margallo lo "esencial" para resumir, con mucho humor negro, que la vida es "un rato" gobernado por la casualidad, así que "eso es lo que hay" en su última obra, "¡Chimpón! Panfleto post mortem", que estrena el viernes el CDN.

Un niño va por la calle cantando "La Traviata" y le atropella un coche. Los compañeritos le preguntan solícitos qué es lo último que quiere decir antes de morir y él contesta "¡chimpón!". Ese es el chiste que inspira el título de la obra, escrita e interpretada por Juan Margallo y su mujer, Petra Martínez, y dirigida por la hija de ambos, Olga.

Los tres han explicado hoy en rueda de prensa las claves de esta producción del Centro Dramático Nacional (CDN) y su compañía, Uroc Teatro, que se representará desde el 9 de enero en el Teatro Valle Inclán.

La historia surgió porque empezaron a llamar a antiguos compañeros suyos de Hispanoamérica y se dieron cuenta de que "se había muerto casi toda la gente" que conocían, ha explicado Juan Margallo.

En ese momento se planteó que quería, en una línea que ya habían tocado en "Cosas nuestras de nosotros mismos", tratar la vida y la muerte "con sentido del humor", y contar sus propias experiencias, "muy buenos ejemplos de que todo es pura casualidad y que es tan posible estar y ser como no estar ni ser".

A su hija le parece que la obra, la "más difícil" que ha dirigido, no habla de la muerte ni de la desaparición sino de la vida: "son cosas de ellos muy caricaturizadas y con mucho de Tip y Coll, un despropósito con mucho sentido del humor".

Si Juan Margallo es "un temeroso" de la muerte, que hace años dormía con "los brazos sobre el pecho, preparado para la tumba", Petra Martínez asegura que a ella no le da ningún miedo, porque no la concibe.

Recalca que aunque siempre escribe a medias con Margallo en esta obra "casi todo" el mérito debe recaer en él porque ella estaba muy ocupada, entre otras cosas, con el rodaje de la serie "La que se avecina".

"Juan tenía mucho interés en sacar las sillas de ruedas, el robot, el helicóptero y la guitarra para cantar. Tenía que salir por narices y luego hemos tenido la suerte de que engranara", ha bromeado Martínez.

La guitarra tenía que aparecer porque él vivió de cantar, en un restaurante londinense, en 1965; el helicóptero sustituye al dron con el que soñaba; las sillas de ruedas son un elemento que les fascinó desde que vieron una "andando sola" en Cádiz y el robot porque es "muy juguetón", se ha explicado él.

Nunca piensan, aseguran, en si lo que hacen atraerá a mucho público, sino en divertirse, en que sea algo que les gusta porque solo así se sienten libres, y lo llevan al extremo de haber recomenzado en alguna ocasión una obra porque no encontraban "la sensación" con el público.

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