"Es evidente que Acampada Sol se está agotando como movimiento de acción"

  • "Lo lógico sería que por lo menos este fin de semana llegaran a un máximo consenso para que hubiera una transición de la Acampada a la extensión territorial", afirma Jaime Pastor, profesor de Ciencias Políticas de la UNED y politólogo.
#Acampadasol: "Estamos recreando los problemas de la sociedad en un espacio reducido"
#Acampadasol: "Estamos recreando los problemas de la sociedad en un espacio reducido"
D. Tesouro | L. Albor
Laura Albor

"Estáis haciéndolo muy bien, seguid así" le dice una mujer a una de las voluntarias que se encuentran en la biblioteca de Acampa Sol. La joven la mira sonriente, asiente y comparte una mirada cómplice con el chico que tiene a su lado. El rostro de ambos es la viva imagen del cansancio.

La mujer tiene ganas de hablar: "No se puede permitir que la señora Esperanza siga en Madrid" dice escandalizada mientras los jóvenes continúan con su sonrisa cómplice. Hace una semana el mismo comentario hubiese generado un encendido debate, hoy sólo quedan las cenizas.

"Lo lógico sería que por lo menos este fin de semana llegaran a un máximo consenso para que hubiera una transición de la Acampada a la extensión territorial", afirma Jaime Pastor, profesor de Ciencias Políticas de la UNED y politólogo. "El simbolismo de Sol es evidente que se está agotando como instrumento de acción.  Incluso en las asambleas se pierde mucho tiempo discutiendo si continuar o no".

El panorama

De hecho, desde el domingo pasado uno de los temas más recurridos en las Asambleas y grupos de trabajo es el de la permanencia o no en Sol. "Tenemos que irnos" asegura Ángel, de la comisión de Artes, a lainformacion.com,"el problema es que hay muchas personas que en las Asambleas bloquean las votaciones".

La conversación se desarrolla durante una comisión de comisiones. Un chico con aspecto bastante desgarbado y visiblemente borracho ha cogido el altavoz: "No nos podemos ir, tenemos que quedarnos en la acampada" afirma mientras se contornea.

"¡Normal que se quiera quedar!", exclama Ángel, "no hace nada, está todo el día fumando, bebiendo y come gratis", asegura. "El seguir aquí es inviable, sólo daña nuestra imagen. Si ahora hasta están pasando droga".

Como el chico que acaba de coger el altavoz -un "perroflauta" de manual- hay unos cuantos en Acampada Sol. La mayoría de ellos no tienen nada que ver con el movimiento pero han tomado la plaza porque "se lo pasan bien". Los voluntarios de las comisiones los tienen localizados y tratan de mantener una relación de respeto con ellos pero admiten que la convivencia resulta difícil.

"Tenemos problemas de broncas. A veces por queme de gente del campamento que estamos irascibles, cansados" comenta Sergio, de la comisión de Respeto. "Se han llegado a sacar navajas aunque por lo general los heridos son más por agresiones físicas que por arma blanca".

La complejidad de las Asambleas

El sistema elegido para gestionarse es el asambleario, basado en la aprobación de todas y cada una de las decisiones por consenso total de los participantes. La dificultad se encuentra en que conseguir que toda la gente esté de acuerdo en una Asamblea en la que pueden confluir miles de personas resulta, si no imposible, muy aparatoso.

"Yo hubiese levantado el campamento el viernes", afirma Sergio, "pero como todo lo tiene que aprobar la Asamblea... Una Asamblea que cuando hay mucha gente es imposible de llevar porque hay que llegar al consenso y es imposible llegar al consenso de 3000 personas."

De hecho, la comisión de Dinamización de Asambleas ha reconocido que está estudiando un cambio hacia un modelo basado en la aprobación por mayoría, como ya utilizan otras acampadas. Quieren ver si, de esta forma, pueden sacar adelante algunas iniciativas y consiguen, por fin, concentrarse en elaborar el anunciado "consenso de mínimos" oficial y representativo del movimiento.

"Hay que pasar a métodos más operativos que garanticen la búsqueda del mayor consenso", afirma Pastor, "llega un momento en el que hay que resolver y eso es lo que yo creo que van a tener que valorar también en los últimos días".

Sin embargo, no todos están de acuerdo con estas observaciones: "La gente tiene que dar su opinión, si empezamos a censurar no hacemos nada. La gente tiene que decir lo que quiera y opinar como ella quiera. Tanto si la Asamblea dura una hora, como si dura diez" nos cuenta Pablo, de Infraestructuras


El futuro

"En una noche hemos podido llegar a ser hasta 300 personas en la comisión de respeto pero ahora estamos en horas bajas y no llegamos a los 60" nos cuenta Sergio. Los voluntarios admiten que están estresados y que se están viendo obligados a "doblar turnos" para mantener el campamento en orden.

"Llamaría a la gente a que se uniera a la comisión de respeto porque sin gente dentro de esa comisión esto se va al garete. Necesitamos relevo, por favor que nos ayuden", lamenta Sergio.

"Indefinidamente aquí no podemos estar, seis meses o un año es inviable, pero seguir haciendo daño hasta que los barrios y los pueblos se formen por sí solos y les ayudemos a que sepan moverse y movilizarse, sí" explica Pablo.

De hecho, una de las claves del movimiento del 15-M, se encuentra en los barrios. Son muchos los voluntarios que aseguran ver en ellos el relevo a un movimiento "lastrado por la acampada". También los expertos, como Pastor, son optimistas y ven que el movimiento puede dar sus frutos, entre otras cosas, porque conocen a su enemigo.

"El movimiento tiene futuro como tal por el slogan que presidió la manifestación el 15M de "No queremos ser mercancías en manos de políticos y banqueros", porque tiene claro sus enemigos. El problema es que tiene que pasar de la protesta simbólica, a la protesta instrumental, a la propuesta a la realización de una tabla reivindicativa".

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