'Un café para mí y otros dos pendientes para los sin techo'

    • La costumbre napolitana de invitar a un café a un indigente en un bar llega a España
    • Los creadores de la propuesta proponen introducir un distintivo en los locales que se sumen a la iniciativa

Un indigente disfrutando de una café pendiente en una cafetería (Imagen cedida por 'Cafés Pendientes')
Un indigente disfrutando de una café pendiente en una cafetería (Imagen cedida por 'Cafés Pendientes')

"Dos cafés y otros dos pendientes", reclama José a Mario, el camarero. Toñi le escucha sorprendida: "¿Para quiénes son los otros dos?". "Espera y verás", responde José. Ambos disfrutan de la bebida, cuando de repente Toñi recibe una patada bajo la mesa: "Mira", le espeta su acompañante. Acaba de entrar un indigente en la cafetería, se acerca a Mario y en voz baja pregunta: "¿Tienes algún café pendiente?". En unos minutos el hombre está disfrutando de una taza caliente.

Escenas como ésta son las que la recién nacida red de "Cafés Pendientes" pretende que comiencen a instaurarse en nuestro país. "La idea básica de esta iniciativa es que la gente sin posibilidades pueda tomarse un café de buena mañana", comenta Gonzalo Sapiña, precursor de la propuesta, a lainformacion.com. "En realidad, puede ir a muchos más ámbitos: comidas pendientes, cenas pendientes… La cuestión es hacer este acto altruista y ayudar a la gente más necesitada".

El joven barcelonés, experto en marketing y redes sociales, reconoce que la idea surgió cuando descubrió un artículo que trataba esta costumbre que lleva años practicándose en la ciudad italiana de Nápoles. "Me pareció interesante traerlo a España", comenta, "decidí crear toda la plataforma ligada a esta historia, algo sencillo, fácil, humano y cercano."

De Nápoles al mundo

"Cuando un napolitano estaba contento por cualquier motivo, en vez de pagar solo un café, el que bebería él mismo, pagaba dos, uno para él y otro para el que viniese después con problemas económicos. Es como ofrecer un café al resto del mundo", explicaba al Corriere Della Serael escritor Luciano De Crescenzo, autor del un libro dedicado al "Caffè sospeso" (nombre que recibe esta costumbre en Italia).

Sin embargo, ya en 2008 varios camareros de la ciudad y el mismo De Crescenzo mostraban su preocupación por la posible desaparición de tan "noble tradición": la crisis había disparado el número de personas receptoras de la bebida mientras que había disminuido sustancialmente el de los ofertantes.

Con el objetivo de despertar de nuevo el gesto, surgió en 2010 laRete del Caffè Sospeso, una red cultural que entre otras muchas actividades decidió dedicarle el día 10 de diciembre (jornada internacional de los derechos humanos) a la costumbre.

Ese mismo año, los bares de la isla siciliana de Lampedusa recuperaron la tradición. El lugar estaba siendo objeto de grandes oleadas de inmigrantes indocumentados que llegaban en pateras. Los habitantes de la zona, así como los numerosos periodistas que acudieron a cubrir la noticia, retomaron la filosofía del "café pendiente", ofreciendo una bebida a los inmigrantes que vagaban en busca de ayuda.

A la manera española

Gonzalo comenzó con la difusión de la campaña el 26 de marzo y asegura que de momento ha contado con "una acogida enorme". "Es increíble, la gente se lo está tomando muy bien, aunque como siempre, hay quienes desconfían sobre si esto lo cumplirán los locales, si se quedarán los cafés, etc."

El joven ha creado un distintivo con el que las cafeterías que se acojan a la propuesta pueden identificarse para potenciales clientes altruistas. Aunque el logo se puede descargar sin necesidad de informar a nadie, es aconsejable escribir un mensaje a la web ya que se está preparando un mapa de todos los negocios que han sumado a la medida.

"En apenas cuatro días, nos han contactado unos 50 locales de toda España, incluso de Latino América, por lo que estamos pensando ampliar la iniciativa a todo el mundo", apunta Sapiña aunque reconoce que entre los usuarios hay cierto temor a que sus cafés nunca encuentren un destinatario.

"Mucha gente nos pregunta si los propietarios de los bares serán buenas personas y no se quedarán con su dinero como un extra a la recaudación. Aquí entra el tema de "marcar" los locales por una sencilla razón: todos los propietarios que distingan su local, estarán sensibilizados con la iniciativa y es por eso que confiamos plenamente en ellos".

Para Sapiña, con esta actividad los establecimientos no sólo conseguirán el beneficio social de estar realizando una buena acción, si no que supondrá también un punto extra de fidelización de sus clientes: "Es posible que sea más asiduo o tenga más "engagement" con un local que realiza acciones de este tipo", asegura. "A todo el mundo le gustan los actos altruistas y si es ayudando a los más desfavorecidos, aún mejor".

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