EL 57% DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO SE EVITARÍAN CON SISTEMAS DE AYUDA AL CONDUCTOR

- Según un informe de la DGT. El 57% de los accidentes en las carreteras de España se evitarían o sus consecuencias se verían mitigadas significativamente si todos los vehículos tuvieran incorporados sistemas de asistencia a la conducción, lo que supone alrededor de 51.000 siniestros cada año.
Ésta es la principal conclusión de un informe de la Dirección General de Tráfico (DGT), hecho público este miércoles y sobre el que se han basado la Fundación Mapfre, Aesleme (Asociacion para el Estudio de la Lesión Medular Espinal), STOP Accidentes y TRACK Surveying Solutions para trasladar este organismo del Ministerio del Interior ocho medidas urgentes relacionadas con los avances tecnológicos en coches, motos y autobuses con el fin de que puedan ser incorporados en la reforma legislativa y normativa que el Gobierno preparará a partir del próximo mes de abril.
El informe indica que en las carreteras españolas se producen más de 90.000 accidentes de tráfico anuales, con unas consecuencias de más de 1.600 fallecidos y alrededor de 9.500 heridos graves, con el factor humano y las distracciones al volante como principal causa de los siniestros.
Algunos de los sistemas de asistencia a la conducción, que las marcas incorporan de serie en función de los modelos de los vehículos, son la detección de riesgo de atropello de peatones y ciclistas, la alerta de cambio involuntario de carril, la cámara de marcha atrás, la vigilancia del ángulo muerto y los detectores de fatiga.
La DGT señala que los accidentes de tráfico suponen un coste de cerca de 9.600 millones de euros anuales (más de un 1% del PIB nacional) y que la implantación generalizada de los sistemas de ayuda al conductor supondría un ahorro del 45%, esto es, más de 4.300 millones de euros.
El informe indica que el 57% de los accidentes de tráfico no se producirían si se incorporaran esas nuevas tecnologías, con impactos variables según los siniestros (70% en los atropellos futuros, 70% en las colisiones frontales futuras, 68% en las salidas de carril, 58% en los atropellos y 54% en los impactos frontales entre vehículos).
Tráfico señala que con estos sistemas tecnológicos “es posible revertir la evolución del número de accidentes y aumentar la seguridad de todos los conductores y pasajeros, a´si como de todos los usuarios de la vía, como peatones, ciclistas y otros vehículos”.
Para ello, los factores a tener en cuenta son la disponibilidad en el mercado o la influencia sobre la oferta de vehículos equipados de serie o de tecnologías postventa, la concienciación con la difusión y la promoción de las funciones de asistencia a la conducción y su relevancia en el impacto sobre la seguridad del vehículo, la responsabilidad de las marcas en la promoción de los sistemas de seguridad activa, y el apoyo institucional a la promoción, la concienciación, la regulación y la financiación.
OCHO MEDIDAS
Por otro lado, la Fundación Mapfre, Aesleme, STOP Accidentes y TRACK Surveying Solutions indican en un informe que entregaron al director general de Tráfico, Gregorio Serrano, que un parque móvil con los últimos avances en seguridad y asistencia a la conducción podría evitar más de 50.000 accidentes al año, 850 fallecidos y 4.500 heridos hospitalizados, y un ahorro cercano a los 4.300 millones de euros en el gasto público.
Entre las medidas propuestas a la DGT están que todos los vehículos estén equipados “lo antes posible” con los últimos avances tecnológicos en materia de seguridad activa y pasiva. En el caso de los nuevos, deberían contar con sistemas de detección de riesgo de atropello de peatones y ciclistas, con capacidad de alertar al conductor en tiempo real o de frenar automáticamente y que pueden llevar a evitar alrededor de 7.500 atropellos al año.
Otros equipamientos son los dispositivos de detección de riesgo de colisión frontal con otros vehículos u obstáculos, que evitarían más de 10.000 accidentes anuales; los sistemas de alerta de cambio involuntario de carril (que supondría ahorrar un 47% de los muertos en las carreteras y un 41% en las ciudades); las cámaras de marcha atrás; los sistemas de vigilancia del ángulo muerto e identificación de otros vehículos en paralelo; los sistemas de detección de peatones, ciclistas y motocicletas para autobuses y camiones, y los detectores de fatiga y los que evitan distracciones (presentes en un 29% de los accidentes).
La segunda medida se refiere a incentivar la seguridad activa del parque automovilístico con sistemas de asistencia avanzada al conductor, presentes sólo en uno de cada cuatro vehículos comercializados y que se pueden instalar en cualquiera de ellos con un desembolso medio de 800 euros.
Fomentar las tecnologías embarcadas de ayuda a la elección de velocidades seguras, puesto que cuatro de cada 10 conductores implicados en accidentes con víctimas superaban los límites máximos de velocidad; promover la instalación de cajas negras, limitadores de velocidad y ‘alcolocks’ (que impiden el arranque cuando el conductor va bebido); impulsar un nuevo plan PIVE para renovar el parque automovilístico; una etiqueta sobre el nivel y equipamiento de seguridad del vehículo; acciones para que los ciudadanos conozcan los nuevos sistemas de seguridad, y anticipar y prevenir posibles efectos adversos del vehículo conectado y autónomo son el resto de las medidas del informe de esas cuatro entidades expertas en seguridad vial.

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