BOLIVIA PIERDE UN 43% DE SUS GLACIARES EN 20 AÑOS POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Los glaciares de Bolivia se han reducido en un 43% entre 1986 y 2014, y seguirán disminuyendo en el futuro si las temperaturas en la región continúan aumentando, lo cual pone en riesgo el suministro de agua para las comunidades cercanas.
Así se desprende de un estudio realizado por investigadores y publicado en ‘The Cryosphere’, la revista de la Unión Europea de Geociencias. "Por encima de todo, la recesión glaciar está dejando lagos que pueden desbordarse y arrasar pueblos o infraestructura aguas abajo", dice Simon Cook, profesor de la Universidad Metropolitana de Manchester (Reino Unido).
El retroceso de los glaciares afecta a las comunidades bolivianas próximas porque el agua del deshielo glaciar es importante para el riego, el agua potable y la energía hidroeléctrica, tanto para los pueblos montañosos como para grandes ciudades como La Paz y El Alto.
Durante el año, los 2,3 millones de habitantes de esas dos ciudades reciben cerca de un 15% del suministro de agua a través de los glaciares, porcentaje que casi se duplica en la época estival.
El retroceso de los glaciares también supone menos agua disponible para ríos y lagunas, como el lago Poopó, que se secó el pasado mes de diciembre.
Los investigadores midieron los cambios en los glaciares de Bolivia entre 1986 y 2014 usando imágenes de los satélites Landsat (un programa conjunto de la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos) y encontraron que la zona de los Andes bolivianos cubierta por glaciares se redujo de 530 kilómetros cuadrados en 1986 a apenas 300 kilómetros cuadrados en 2014, lo que supone una reducción del 43%.
A medida que los glaciares retroceden, dejan tras de sí lagos con lechos de roca o escombros naturales a modo de presa. Avalanchas, desprendimientos de roca o terremotos pueden romper esas contenciones o hacer que el agua se desborde, lo que se traduce en riadas catastróficas.
Después de estudiar los cambios entre 1986 y 2014, los científicos utilizaron sus observaciones de lagos glaciares de ese último año para identificar los lagos donde podrían ocurrir riadas y ser un peligro para la población.
“Hemos trazado cientos de lagos. Algunos son muy pequeños y presentan poco riesgo. Otros son muy grandes, pero hay poca o ninguna posibilidad de que se vacíen de manera catastrófica. Otros son lo suficientemente grandes como para crear una gran inundación, se asientan debajo de pendientes pronunciadas o glaciares empinados y podrían ser peligrosos”, explica Cook.
25 LAGOS ANDINOS PELIGROSOS
Los geólogos identificaron 25 lagos glaciares de los Andes bolivianos como potencialmente peligrosos para las comunidades y las infraestructuras, ya que podrían dar lugar a inundaciones muy perjudiciales.
Si el más pequeño de ellos se vaciara por completo, causaría una riada con un caudal máximo de 600 metros cúbicos por segundo, mientras que el más grande descargaría más de 125.000 metros cúbicos de agua por segundo, aproximadamente 50 veces el volumen de una piscina olímpica.
Tales inundaciones catastróficas ya sucedieron en el pasado. Dirk Hoffmann, investigador del Instituto de Montaña de Bolivia y coautor en el estudio, documentó recientemente una inundación de los lagos glaciares en la región de Apolobamba que ocurrió en 2009 y mató a los animales de granja, destruyó campos de cultivo y se llevó un camino que dejó un pueblo aislado durante meses.
"Como esos lugares están muy remotos y lejos de las ciudades, las autoridades nacionales y el público en general a menudo ni siquiera son conscientes de los nuevos peligros que a los habitantes de las montañas se enfrentan debido a los impactos del cambio climático y no se están siendo medidas apropiadas", dice Hoffmann.
Por otro lado, los geólogos apuntan que el área glaciar de Bolivia se reduciría drásticamente a finales de siglo y se quedaría en una décima parte respecto a los niveles de 1986, lo cual pondría a las comunidades en mayor riesgo de escasez de agua.
“La mayoría de los glaciares habrán desaparecido o disminuido mucho a finales del siglo. Entonces, ¿de dónde proviene el agua en la estación seca? Las grandes ciudades como La Paz son parcialmente dependientes de agua de deshielo de los glaciares. Pero poco se ha conocido sobre el potencial de estrés de los recursos hídricos en las zonas más remotas. Queda mucho trabajo por hacer en este tema", concluyó Cook.

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