Buscan reubicar a sobrevivientes de trágico alud en Guatemala

  • Autoridades guatemaltecas comenzaron a estudiar la reubicación de sobrevivientes del trágico alud que la semana pasada provocó al menos 131 muertes en una empobrecida localidad de Santa Catarina Pinula, prácticamente sepultada por el deslave y donde los socorristas aún buscan a 300 desaparecidos.

El secretario ejecutivo de la estatal Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred), Alejandro Maldonado, dijo que varias instituciones del Estado comenzaron a trabajar para evacuar totalmente a las personas que se resisten a abandonar el lugar del desastre.

La noche del jueves, un dantesco deslave de tierra arrasó con unas 125 viviendas en la aldea Cambray II, en el municipio de Santa Catarina Pinula, 15 km al este de la capital, con el saldo trágico de 131 muertos y 300 desaparecidos, según el más reciente recuento de víctimas.

"Se está haciendo un censo para registrar a las familias que serán beneficiadas con el traslado a un lugar seguro", afirmó Maldonado en rueda de prensa.

Cientos de socorristas retomaron este lunes la búsqueda de víctimas entre los escombros del desastre, en condiciones difíciles por las lluvias que golpearon la zona del entorno capitalino.

La aldea Cambray II, rodeada de grandes peñascos arenosos no aptos para construir, comenzó a ampliarse en los últimos años por personas de escasos recursos provenientes principalmente del altiplano occidental, donde se concentran los indígenas mayas del país centroamericano.

"En el lugar había casas formales construidas con cemento, pero también de lámina (de zinc) y madera. La mayoría provenían del interior del país, como el altiplano", dijo a la AFP Julio Sánchez, del cuerpo de Bomberos Voluntarios y vocero del puesto de comando en el lugar de la tragedia.

De acuerdo con el socorrista, el área no era apta para la agricultura y por ello sus habitantes se dedicaban al trabajo doméstico, transporte en camionetas, venta de tortillas o atendían locales en centros comerciales.

"Ellos tenían trabajos populares y eran de escasos recursos", por ello se instalaron en un lugar de alto riesgo, puntualizó.

Es el caso de Samuel Morales, quien sobrevivió a la tragedia porque cubría el turno de la noche en la farmacia donde trabaja, pero no ha podido localizar a su esposa y tres hijos.

Su hermana Julia, quien vive en la capital narró a periodistas que en varias ocasiones le pidió a Samuel dejar el lugar.

"El cerro, el cerro, salga de aquí por favor, por su familia", contó Julia que le decía a su hermano Samuel.

Maldonado recordó que la zona ya había sido declarada de alto riesgo por las autoridades de protección civil, por estar asentada entre altas laderas y cercana a un río.

En noviembre y diciembre pasados, la Conred emitió unas recomendaciones a la municipalidad en las que advertía que debía impedir "el desarrollo, incremento y ampliación de viviendas o infraestructuras" en el lugar por la socavación y erosión de la tierra, así como el paso de un río por el lugar.

"Es importante acotar la magnitud del problema que tenemos, esto que se dio aquí en Cambray es simplemente un caso trágico de muchos potenciales que podemos tener en el área metropolitana", advirtió, en alusión a que miles de personas en condiciones precarias viven en cerros y cuencas de la ciudad.

Para garantizar que personas de escasos recursos no vuelvan a asentarse en el lugar, Maldonado dijo que se emitió un acuerdo gubernamental que declara al sector de alto riesgo.

"Por ley está prohibida la inversión pública y privada en el lugar, por lo que no podríamos legalmente realizar la reconstrucción de ese sector ni rehabilitar servicios como agua potable, drenajes y energía eléctrica", insistió.

"Eso (el acuerdo) hace obligatorio el traslado de las familias que pudieran quedar en las viviendas que aún están", afirmó.

Este lunes, el gobierno guatemalteco decretó tres días de duelo nacional por la tragedia.

Aunque ya se superó el periodo de 72 horas vitales para recuperar sobrevivientes, la operación de rescate continúa salvo que lo impidan las lluvias, el aumento del cauce del río que pasa por el lugar u otras condiciones adversas en el campo.

En el lugar del siniestro, los fuertes olores por los cuerpos en descomposición obligaron a los socorristas a utilizar mascarillas para evitar también la propagación de enfermedades.

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