Vitali Mutko, el patrón del deporte ruso en el ojo de la tormenta

Vitali Mutko, el omnipresente ministro ruso de Deportes, tiene la costumbre de quedar en el centro de los escándalos. Pero el círculo se cierra cada vez más a medida que las acusaciones de dopaje organizado en Rusia se repiten, desvelando el papel central que jugaba este aliado de larga data de Vladimir Putin.

El nombre de este responsable ruso de 57 años aparece en el último informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), llevado adelante en forma independiente por el jurista canadiense Richard McLaren y poniendo en evidencia un dopaje supervisado por las autoridades rusas durante los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi-2014 y el Mundial de atletismo de Moscú-2013.

Si bien su implicancia directa no se establece en esos dos eventos, por contra, claramente está apuntado en once casos de dopaje disimulados por las autoridades rusas entre 2012 y 2015 que tocaba a jugadores de fútbol.

Estos últimos se han beneficiado de la atención particular de Mutko, que preside también la Federación Rusa de Fútbol y el Comité de Organización del Mundial-2018 en Rusia.

"Los intercambios de correos electrónicos a los que tuvo acceso la comisión de investigación muestran que la decisión final de falsificar los resultados provenían de +VL+", explica el informe citado. "VL" designa las iniciales del nombre y del parónimo de Leontievitch, de Vitali Mutko.

Por ahora, el ministro de Deportes ruso ha salvado su cabeza. "No se ha considerado mi renuncia. No hubo ni puede haber acusación contra mí, es algo imposible e irreal", afirmó este martes.

Sin embargo, Moutko no podrá ir a los Juegos de Rio, dado que el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió rechazar cualquier acreditación oficial a las personas mencionadas en el informe McLaren.

El lunes por la noche, la primera cabeza en caer fue la del viceministro Yuri Nagornykh, presentado como "el hombre nexo" del ministerio, con la misión de indicar al laboratorio antidopaje de Moscú qué muestras conservar y cuáles descartar.

Yuri Nagornykh, de 44 años, fue nombrado por Vladimir Putin en 2012, después de haber trabajado entre 2005 y 2010 en la alcaldía de Moscú y luego ocupar un primer cargo en el seno del ministerio de Deportes.

Este martes, otros cuatro altos responsables corrieron la misma suerte, entre ellos la consejera antidopaje del ministerio.

Según Richard McLaren, quien cita a su testigo clave Grigori Rodchenkov, "es inconcebible que Vitali Mutko no haya estado al tanto" de los actos de su adjunto Yuri Nagornykh.

Pero este no es el primer escándalo que involucra a Vitali Mutko, quien tiene la capacidad de salir indemne a ciertos escándalos de calibre.

"En el mundo del deporte, siempre hay muchos conflictos de intereses o situaciones conflictivas. Él siempre las pudo resolver y poner a la gente de acuerdo", explica Andreï Malossolov, quien dirige el servicio de prensa de la federación de fútbol y trabajó con Mutko de 2005 a 2010.

Desde entonces, este ministro tuvo que enfrentar escándalos puertas para adentro, principalmente por su papel en los Juegos Olímpicos de Sochi-2014, los más caros de la historia. Él fue uno de los dirigentes rusos que debía supervisar los trabajos que alcanzaron la suma faraónica de 51.000 millones de dólares, con un telón de fondo de acusaciones de corrupción de las que salió indemne.

También fue acusado por pequeñas transgresiones, como las notas de gastos de los Juegos Olímpicos de Vancouver-2010, durante los cuales ocupó durante 20 días una suite de 1.000 euros y agrega a sus cuentas 97 desayunos.

Vitali Mutko por ahora siente que el Kremlin lo respalda, después del comunicado que publicó en el que aclara que suspenderá a los responsables mencionados en el informe McLaren que sean "ejecutores directos".

Pero además, Mutko cuenta con el apoyo de un hombre clave: Putin, con el que tiene una larga amistad. Su relación se remonta a los años 1990, cuando ambos trabajaban en la administración de San Petersburgo bajo las órdenes del alcalde de ese entonces, Anatoli Sobtchak.

De 1992 a 1996, Mutko fue adjunto del alcalde en la segunda ciudad más grandes de Rusia, encargado de los problemas sociales.

"Tenían relaciones muy amistosas y por eso Mutko terminó en el equipo de Putin. Y nunca abandona a sus hombres", explica Lioudmila Fomitcheva, quien trabajaba en aquel entonces con los dos.

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