Juan Antonio Samaranch, el hombre que modernizó los JJOO

  • La actual estructura de la organización de los Juegos Olímpicos no seentiende sin la inestimable labor de Juan Antonio Samaranch al frentedel COI en las dos últimas décadas del siglo XX, que hoy jugó su últimopartido: una dolencia cardíaca extrema que no pudo superar.
Juan Antonio Samaranch, el hombre que modernizó los JJOO
Juan Antonio Samaranch, el hombre que modernizó los JJOO
Raúl Arias
lainformacion.com

Fue Juan Antonio Samaranch, siendo presidente del Comité Olímpico Internacional, el que convenció a la institución de la necesidad de permitir la participación de profesionales en los Juegos, aquella que terminó siendo fundamental a la hora de potenciar el negocio de los juegos y ampliar la cobertura mediática de los mismos a escala mundial.

Pero también, el que logró borrar los ecos de la Guerra Fría, aquellos que hacían que durante varias celebraciones EEUU y por entonces la URSS se hicieran boicot (Moscú 80 y Los Ángeles 84), así como sus 'aliados', el cual terminó en Seúl 88 y que comenzó con la invasión de Afganistán por la URSS en 1979. Antes, en 1976, en los Juegos de Invierno de Montreal, numerosos países africanos no había participado a causa del apartheid.

Juan Antonio Samaranch nació en Barcelona, el 17 de julio de 1920, y ya de joven manifestó grandes aptitudes para el deporte (que compaginó con sus iniciativas empresariales), lo cual le llevó a practicar boxeo y fútbol, destacando sobremanera en hockey. Fue este deporte el que le llevó a ser seleccionador nacional, después, ya en la década de los 50, introducirse en el ámbito olímpico, presidiendo el Comité Olímpico Español en 1954.

Procurador en Cortes durante el régimen franquista, siguió en paralelo con su empuje en ámbitos deportivos: fue concejal de Deportes en el ayuntamiento de Barcelona (1955-1962) y luego designado delegado nacional de Deportes (1967).

No obstante, fue su carrera diplomática la que le permitió dar una vuelta del actual movimiento olímpico internacional. Siendo embajador en la Unión Soviética y Mongolia hizo los contactos necesarios que le permitieron, en 1980, ser elegido presidente del Comité Olímpico Internacional, y marcar la senda del organismo durante el siglo XX.

En 1973 se lo nombró presidente de la diputación de Barcelona y cuatro años después embajador en la Unión Soviética y Mongolia, momento en que era ya vicepresidente del Comité Olímpico Internacional. Este cargo le dio la oportunidad de establecer en Europa del Este los contactos políticos necesarios para poder alcanzar, tras haber sido presidente, la presidencia de la institución olímpica a partir de 1980.

Durante su carrera recibió numerosos premios como reconocimiento a su labor en los estamentos deportivos. Entre ellos, el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes o la Orden de Isabel la Católica, la más alta distinción del Estado español, así como numerosos reconocimientos internacionales.

Al final de su carrera olímpica, lamentablemente tuvo que lidiar con la crisis originada en el seno del COI debido a los escándalos de soborno en torno a Salt Lake City 2002, algo que de ningún modo empañó su buen hacer. En 2001 no se presentó a la reelección, siendo sucedido por Jacques Rogge, y nombrado presidente de Honor Vitalicio.

"À la ville de Barcelona"

Por encima de logros internacional, una gran parte de los españoles siempre le recordará por su lectura de la ciudad organizadora de los Juegos Olímpicos de Barcelona, los cuales transformaron la ciudad, y pusieron en el mapa mundial a España.

Fue el 17 de octubre de 1986, a la una y media de la tarde, cuando Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional, desveló el nombre de la ciudad que acogería los Juegos Olímpicos de 1992: "À la ville de Barcelona", dijo, 'premiando' a su ciudad natal. Significó, a modo de pistoletazo de salida de un acontecimiento que cambió la capital catalana para siempre.

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