Corría el minuto 24 cuando se ha vivido en Copenhague una situación impropia de la máxima competición europea. Tras una falta no pitada el Nordsjælland paró el partido al ver a uno de sus jugadores en el suelo. Antony Gautier, árbitro del partido, decretó bote neutral y aquí empezó el lío.
El Shakhtar iba perdiendo 1-0 y Willian puso el bote neutral en el campo del Nordsjælland, con toda la defensa parada esperando que el balón le llegara muerto al portero Hansen. Luiz Adriano, que no se enteró o no quiso enterarse de donde venía la jugada, corrió a por el balón, dribló al portero y puso el 1-1. Todos los jugadores del Nordsjælland empezaron a perseguir al brasileño y a exigirle a los jugadores del equipo ucraniano que se dejasen anotar.
Cuando los daneses sacaron de centro, casi todos los jugadores del Shakhtar se quedaron parados. Casi, porque cuando ya solo quedaba por superar la defensa, metieron el pie los ucranianos para alejar el peligro.
Enrabietados por la falta de deportividad de Shakhtar, los jugadores daneses empezaron una jugada con mucho corazón que acabó en gol de Lorentzen tras una media vuelta. Los del Nordsjælland celebraron el gol con rabia.
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